jueves, 11 de octubre de 2012

MO YAN, PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2012

El escritor chino Mo Yan, ha sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2012 por su "realismo aucinatorio", que "une el cuento, la historia y lo contemporáneo", según ha informado este jueves la Academia Sueca.Nacido en 1955, Mo Yan es conocido sobre todo por su novela "Sorgo Rojo", adaptada al cine en 1987.(europapress.com)


Sorgo Rojo de Mo Yan:

Mo Yan es el autor más famoso, prohibido y al mismo tiempo pirateado de la China contemporánea. Conocida en Occidente gracias a la adaptación cinematográfica de Zhang Yimou, Sorgo rojo es una novela sobre la familia, el mito y la memoria, en la que fábula e historia se unen para crear una ficción cruel e inolvidable. Ambientada en una zona rural de la provincia de Shangdong, Sorgo rojo arranca con la invasión japonesa de los años treinta, y cuenta, a lo largo de cuatro décadas de la historia de China, la conmovedora historia de tres generaciones de una familia. Mo Yan seduce al lector con las desventuras del comandante Yu y de la joven Jiu’er, una chica obligada a casarse con el hombre que su padre ha dispuesto: un viejo leproso muy rico, que posee una destilería. El sorgo, utilizado como ingrediente de un potente vino, era en tiempos de paz centro y símbolo de la vida campesina. En tiempos de guerra, se convierte en el centro de la lucha por la supervivencia.

sábado, 6 de octubre de 2012

La propuesta de Concha para el próximo mes: Correr, de Jean Echenoz

Emil Zátopek, "La locomotora humana"


En los Juegos Interaliados de Berlín, en 1946, al ver de­trás del cartel de Checoslovaquia a un solo atleta desma­ñado, todo el mundo se ríe. Pero después, cuando en los cinco mil metros acelera sin parar y cruza la meta en so­litario, los espectadores estallan en un clamor. El nom­bre de ese chico que siempre sonríe: Emil Zátopek. En pocos años y dos Olimpiadas, Emil se convierte en inven­cible. Nadie puede pararlo: ni siquiera el régimen che­coslovaco, que le espía, limita sus traslados y distorsiona sus declaraciones. Emil corre contra su decadencia, y sonríe. Incluso en las minas de uranio adonde lo destie­rran porque ha apoyado a Dubcek. Ni siquiera Moscú puede pararlo. La nueva novela de Echenoz atraviesa cuarenta años de un destino excepcional y sin embargo misteriosamente parecido al nuestro. Y nos regala una escritura encrespada de esa impagable ironía que para Echenoz es sólo un pudoroso afecto.
«Un swing en la escritura digno de los más grandes li­bros de Echenoz» (Baptiste Liger, Lire);
«Nada es inven­tado. Pero no nos hallamos ante una biografía. Se trata, pura y simplemente, de una novela, vibrante, elíptica, irónica» (Nathalie Crom, Télérama).
«Una novela hipnótica… Echenoz nos describe la vida de Zátopek como la de un héroe trágico del siglo XX. La de un ciudadano sin ideología que fue victima de los grandes totalitarismos… El relato emociona por su capacidad de meterse en la piel del héroe. Sus dudas, sus tribulaciones, son las nuestra» (Miquel Molina, La Vanguardia).
«Es la novela de Echenoz que debería definitivamente convertirlo en un narrador de enorme difusión, pues el prestigio ya lo tiene desde antes de ganar el Goncourt en 1999 con Me voy» (Javier Aparicio Maydeu, El País).
«Su prosa ha sido siempre de una velocidad endiablada y aventurera… En Correr nos reencontramos con la ya clásica voz narrativa de Echenoz, irónica, divertidísima, y tan cercana que a ratos parece oral… Está escribiendo mejor que nunca» (Nadal Suau,El Mundo).
«Es la historia de Emil Zátopek, pero en el libro aparece también lo que ocurrió en Checoslovaquia durante buena parte del siglo XX... Magnífico libro» (J.A. Rojo, El rincón del distraído).
«Como ya hiciera en Ravel, Echenoz practica un género que parece inventado por él. ¿Biografías? Tajantemente, no. Y sin embargo nunca como en ese mágico libro el músico nos pareció tan transparente y tan misterioso a la vez. Ahora el escritor galo retorna a la fórmula que tan excelentes resultados le dio… Me viene a la memoria una novela de Alan Sillitoe, La soledad del corredor de fondo. Me parece que Echenoz escribe un libro de parecido espíritu» (J.Ernesto Ayala-Dip, El Correo Español).
«Se lee de un tirón porque es una novela magistral de ritmo e interés, medida en sus elipsis, que retrata a un personaje y a un deporte fascinantes, y que abarca una época donde vivir era enfrentarse a las sucesivas formas del horror y del espionaje» (Antón Castro, Heraldo de Aragón).
«Con una prosa sobria y precisa y un ritmo admirable, el autor firma una pequeña obra de arte» (Ignacio F. Garmendia, Diario de Sevilla).
«La vida personal y los esfuerzos de superación de Zátopek en su carrera de campeón, podrá gratificar a los lectores aficionados al deporte pero, posiblemente también, a los que hasta aborrecen los fastos nefastos del deporte pero gustan de la lectura de la aventura humana, tan soberbiamente protagonizada por Zátopek, el increíble corredor checo, y tan bien escrita por Echenoz» (Santiago Aizarna,El Diario Vasco).
«Una veloz y lograda nouvelle biográfica sobre el corredor checoslovaco, en la misma línea de su celebrada Ravel, sobre el enigmático compositor del Bolero» (Matías Néspolo, El Mundo).
«Como hizo en Ravel, Echenoz elige un personaje atractivo y relata en tercera persona y en presente sus vicisitudes. Emil Zátopek es un hombre doblemente interesante. Como deportista fue un innovador con ideas propias, no tuvo entrenador e inventó el sprint final y un sistema de preparación física que potenciaba la resistencia… Su fama fue apoteósica y muy prolongada: cuenta Jean Echenoz que cuando lo condenaron al ostracismo y lo emplearon como basurero, seguía arrancando de quienes le reconocían las ovaciones más entusiastas. Su vida, desde luego, merece, por lo menos, un libro» (Fátima Uribarri, La Gaceta de los Negocios).
«Hace más de veinte años se dijo de Jean Echenoz que era la gran esperanza de las letras francesas. Más de dos décadas después y tras un buen puñado de libros publicados, aquella esperanza recién premiada es uno de los novelistas más prestigiosos de la literatura europea. Y lo es, en gran medida, por proyectos como el que acaba de traducir al español la editorial Anagrama… Una historia dramática y épica a la vez narrada por un auténtico maestro del género» (El Ideal Gallego).
«Con ligereza hipnótica y fascinante va desgranando las terribles circunstancias políticas sobre las que tuvo que correr el corredor de fondo más rápido del mundo… Correr es su obra más lograda, tan simpática como dolorosa, tan ligera como fascinante» (Javier Puebla, Cambio 16).
«Un libro que se lee raudo y veloz, como su protagonista» (Iñaki Urdanibia, Gara).
«De repente no nos damos cuenta y las páginas vuelan, y con ellas las efemérides de unos ídolos convertidos en carne cercana porque pese a la mitificación de sus rasgos los percibimos desde la normalidad, sin esa pátina que otrora se reservaba para describir las gestas de los hombres ilustres. Estas cualidades relucieron enRavel y se refuerzan en Correr… La ventaja de esta obra excepcional es que pese a su exactitud no debe rendir cuentas con la documentación empleada al usarla con fines literarios que interpretan las fuentes y a partir de las mismas dibujan temas de relevancia» (Jordi Corominas i Julián, Revista de Letras).
«Apasionante aproximación a la vida del velocista olímpico Emil Zátopek, cuya carrera deportiva corrió pareja con la manipulación de un régimen comunista que lo convirtió en héroe nacional… Echenoz no escribe biografías sino recreaciones noveladas de una vida dando lugar a un híbrido muy atractivo… El éxito del libro radica en este tono escueto, épico hasta cierto punto pero también tierno; la novela de una vida que supone una vuelta de tuerca al género biográfico. El resultado es una novela fresca, de esas que te deleitan a cada párrafo; te transporta a una terrible realidad en la que el esfuerzo y la honradez resultan en buena parte premiados, aunque lo básico en una dictadura opresiva sea sobrevivir» (Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga).
«La narración, cercana y descriptiva, adquiere un carácter misceláneo, a caballo entre la novela tradicional, la crónica deportiva y el documental» (José Manuel Estévez Saá, El Correo Gallego).
«Entre la verdad y la ficción, el autor de Me voy monta un metraje verosímil y apasionante» (Peio H. Riaño, Público).
«Una forma de narrar imparable, tán calida como cercana y sencilla, sinuosa como un río calmo. Jean Echenoz en estado puro, uno de los mejores escritores del panorama internacional en la actualidad» (Cambio 16)..

viernes, 5 de octubre de 2012

NÉMESIS, Philip Roth








NÉMESIS

En la mitología griega, Némesis es la diosa de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza y la fortuna. Castigaba a los que no obedecçian a quienes tenían derecho a mandales y a los hijos desobedientes a sus padres. Némesis sancionaba la desmesura y no permitía que las personas fueran demasiado afortunadas y en su intención de preservar el equilibrio universal, podía provocar la ruina de quienes habían sido favorecidos por la fortuna.



PHILIP MILTON ROTH 
(Newark, Nueva Jersey, 19 de marzo de 1933)


Philip Roth creció en el barrio Weequaihc de Newark, como segundo hijo de una familia judía recién emigrada de Galitzia, región entre Ucrania y Polonia. Estudió literatura inglesa y fue profesor de escritura creativa y literatura en la universidad.
Antes de escribir su primera novela, estuvo en el Ejército de los EEUU. 
Empezó escribiendo cuentos y críticas para revistas. Su primer libro, Goodbye Columbus, ganó el National Book Award en 1960, pero fue con su tercera novela, El mal de Portnoy, en 1969 cuando conoció el éxito tanto en ventas como en crítica.
A partir de los años 80, experimenta con la sátira social y comienza a tratar la historia judía en los EEUU, consiguiendo gran éxito con su Trilogía Americana (Pastoral americana, Me casé con un comunista y La mancha humana).
Y es que gran parte de sus novelas reflejan los problemas de asimilación de identidad de los judíos estadounidenses, vinculando su obra con otros autores como Saul Bellow o Bernard Malamund.
Además, explora la naturaleza del deseo sexual y la autocomprensión de tal manera que resulta ser un maestro a la hora de expresar las ansiedades, los miedos, los esplendores y las miserias de la sociedad.
Podemos afirmar que Roth cuenta con una de las carreras más brillantes de la literatura americana contemporánea y es uno de los autores más premiados de su generación que a decenas de premios como el PEN, Pulitzer, WH Smith y el  Medici, suma en 2012 el Príncipe de Asturias de las Letras y es uno de los pocos capaces de aunar la opinión destacada de los críticos con el favor del público.

Desde este grupo no somos pocas las admiradoras de Pilip Roth, entre las que por supuesto me encuentro. Ya en otra ocasión leímos Indignación y no he podido evitar proponer leer Némesis, coincidiendo con el anuncio de su reciente Príncipe de Asturias.
Personalmente, he vuelto a disfrutar (y sufrir) con Philip Roth.

NÉMESIS, DE PHILIP ROTH

Némesis está ambientada en la comunidad judía de Newark, New Jersey, durante el caluroso verano de 1944, en el que se desata una epidemia de polio. El protagonista, Bucky Cantor, de 23 años, dirige la escuela de verano mientras se enfrenta con la enfermedad y la muerte de sus alumnos, con una mezcla de estupor y rabia.
La novela se divide en tres actos, un procedimiento habitual en Roth. Comienza como un relato idílico ensombrecido por los primeros casos de polio. El dolor por la muerte por la enfermedad precisa encontrar responsables: los italianos, las granjas de animales, la heladería, el tonto del barrio... o los partidos organizados por el profesor en la escuela de verano.
La polio no solo enferma los cuerpos de los niños, los más inocentes y débiles de la sociedad, sino que mina la moral de todos, sembrando desconfianza, ira y rencor, además de la falta de confianza en Dios, la justicia o la misericordia.
El protagonista se enfrenta a un problema moral cuando, en ese ambiente de muerte y dolor, le ofrecen un puesto en un campamento de verano en un lugar idílico, donde además puede estar con su novia. Pero éso le obliga a abandonar a sus alumnos, a huir, a dejar el frente en el que le han permitido luchar, ya que un problema de visión le impide luchar en el frente como sus amigos.
Némesis es una novela que plantea interrogantes, dudas y que no encuentra respuestas. Fatalista, drámatica y pesimista lleva a cuestionarse los valores religiosos, de responsabilidad y de moralidad tan marcados en el protagonista.

OPINIONES SOBRE NÉMESIS DE PHILIP ROTH

(Rafael Narbona. El Cultural. El Mundo)
Nuestras exigencias morales son fantasías retóricas que se desmoronan cuando aparece el miedo. El pánico nos devuelve a un estado premoral. Roth no retrocede ante el reto de abordar una vez más la presumible bondad de Dios. Si Dios es bueno y omnipotente, ¿por qué permite la muerte de los inocentes? Cantor opina que Dios actúa como un viejo estúpido y cruel. Sólo podría ser exculpado si no existiera. Ignoro si ha leído al filósofo judío Hans Jonas, que limita el poder de Dios, llegando a asegurar que no evitó el espanto de Auschwitz “porque no pudo”. Roth no contempla la posibilidad de un Dios impotente porque tal vez ambos términos le resulten incompatibles. 
Némesis es una novela extraordinaria, donde Philip Roth demuestra su talento como narrador y su compromiso con los grandes temas de la literatura: el ser humano, la muerte, Dios, el mal, lo irracional, la tensión entre el individuo y la comunidad, la crueldad de la sociedad norteamericana, donde el mal parece una presencia permanente. Sería absurdo buscar la esperanza en estas páginas. El desenlace sugiere la intervención de la diosa Némesis, pero Roth no ha pretendido dibujar una fábula moral. No se restituye la justicia. Simplemente, se pone de manifiesto la tremenda vulnerabilidad del ser humano. Al final, todos naufragamos en el mismo infortunio.
________________________________________________

(Silvia Bardelás; El lector perdido.com)
Como lectora crítica, creo que sería más efectivo el libro si sólo trabajara con los elementos que utiliza a la perfección, como la atmósfera de muerte en el barrio neoyorkino y la atmósfera de vida en las montañas de Poconos. La pobreza, la falta de horizonte, la soledad del huérfano contra la familia educada en unos valores sólidos gracias a la figura del padre. La confusión y la potencia del primer amor, la búsqueda del nuevo mundo, de encontrar lo que no se tiene, la posibilidad de una vida limpia a través del amor. Y por encima de todo ello, la sombra de la muerte recayendo en los más fuertes, los más jóvenes, los más vitales.

… aquí hay un personaje frente al mundo, que tiene conciencia de sí mismo y de su vida, que tiene un problema fundamental, ser el causante de la muerte de su madre en el parto, un hecho fuera de su control, pero que le marca para siempre. ¿Cómo es la vida de un culpable de nacimiento? Todos estamos marcados por papeles que asumimos en la infancia después de una experiencia que nos afecta emocionalmente. Nos volvemos inseguros y tomamos decisiones desde esa inseguridad. Sólo un narrador puede mostrarnos esa debilidad y el proceso interno del personaje, que no es consciente. Por eso no está escrita esta novela en primera persona, aunque el narrador elegido no me parece el adecuado porque es un instrumento de suspense y cierre que sobra completamente en la historia.
Lo interesante de la novela es también la relación del protagonista con el mundo. No está solo, él está condicionado por lo que les ha pasado a sus padres, por cómo le han educado sus abuelos, es consciente del efecto que crea en sus alumnos, tiene que decidir qué es lo mejor para ellos y en general, la figura de la enfermedad contagiosa como una cadena invisible e incontrolable es perfecta para contar la cadena humana, que existe aún negándola. La novela vive de esa cadena, la narrativa juega a que no existe, a que son fuerzas desconocidas las que mueven el mundo y describe al hombre en ese caos. El protagonista de Némesis no admite la casualidad, necesita un culpable.
Y no puedo dejar de resaltar el contraste tan increíble que hace entre el lugar donde está ocurriendo la muerte y el lugar donde se juega y se disfruta de la naturaleza como si nada pasara. El protagonista no puede olvidar que en otros lugares hay gente sufriendo. Todo ese mundo perfecto pierde peso, aparece como absurdo, vano. Este tema sigue siendo actual, ¿puedo ser feliz en mi situación perfecta mientras otros sufren? ¿Qué puedo hacer?
____________________________________________________

(Un libro cada día)
Némesis es una novela con tintes bíblicos, además de trágicos: la plaga invisible que azota la ciudad matando principalmente niños; el personaje principal atormentado por la desgracia y por la culpa; la imposibilidad de encontrar refugio contra el mal... De hecho, a partir de cierto punto (hacia la mitad), la novela se convierte en una reflexión sobre la bondad de Dios, un Dios capaz de crear la polio y de dejar desatendidas las plegarias de los padres que han perdido a sus hijos.
Hay otra lectura posible que está solo apuntada, o subyacente, en la novela: el paralelismo entre la guerra (con los soldados estadounidenses combatiendo en el frente europeo y en el asiático) y la enfermedad. Bucky Cantor fracasa en ambos enfrentamientos (por incomparecencia en un caso, a causa de un defecto en la vista; por incapacidad en el segundo) y como consecuencia se transforma en un ser asexuado, impotente, pasivo, solitario. Creo que habría mucho que decir en esa línea, planteando cuestiones sobre la responsabilidad y la cobardía, la auto-identidad masculina o el poder autodestructivo de la culpa. Son todos ellos temas que Roth esboza, pero que no desarrolla.



ENTREVISTA A PHILIP ROTH (ANDREA AGUILAR, EL PAÍS)

PREGUNTA. En Némesis habla del miedo, un asunto central en Estados Unidos después del 11-S.

RESPUESTA. La polio atacó América en la primera mitad del siglo XX y las advertencias paternas sobre la enfermedad fueron el coro de fondo de mi infancia. Cuando se descubrió la vacuna en 1955, ya me había licenciado en la universidad. No necesitaba el 11-S para escribir este libro.

P. ¿Es la literatura una buena brújula para entender el presente desde el que se escribe?

R. ¿Pienso que la ficción refleja el momento en que ha sido escrito sin importar en qué época esté situada la acción del libro? No. Yo quería describir 1944 en Newark. Leí mucho y me entrevisté con un par de tipos de mi edad que tuvieron la polio. Cuando trabajo pongo mucho cuidado en recrear con fidelidad una época. Si el presente en el que escribo también queda reflejado no es un algo deliberado.

P. ¿Opina lo mismo como lector?

R. Si es sutil, a lo mejor, con el paso del tiempo puedes ver que algunas cuestiones históricas determinaron que los escritores estuvieran interesados en ciertos temas.

P. ¿Cómo ha afectado el 11-S a la literatura norteamericana?

R. Algunos escritores lo han usado en sus libros. Pero, en general, la literatura no funciona así. Yo tardé 65 años en hablar de la polio y ese es más o menos el margen. El paso del tiempo deja espacio para la cavilación y llega una generación de escritores que pueden capturar el hecho, que no suele ser la misma que estaba en su madurez cuando ocurrió. ¿Cree algo de lo que digo?

P. En algunos de sus libros parece que hubiera una advertencia: cuidado con la bondad.

R. Sí, una buena frase. El teatro de Sabbath es el reverso: abraza la maldad.

P. Harold Bloom considera que ese es su mejor libro.

R. Es bueno. Estoy a punto de releerlo y yo nunca releo mis novelas.

P. ¿Por qué no?

R. A menudo es doloroso, ves lo que no conseguiste hacer y el lenguaje que usaste puede resultar un poco embarazoso. Uno no siempre está en buenos términos con sus libros del pasado.

P. ¿Por qué lo está releyendo?

R. Alguien me lo sugirió, mientras yo estaba criticando algo de mi obra. El impulso detrás de Sabbath fue fuerte y nuevo. El nivel de invención es muy alto. Cuando lo publiqué lo odiaron.

P. En un ensayo sobre Bellow habla de su transformación revolucionaria con Auggie March. ¿Piensa en su propia obra en estos términos?

R. Bueno, El lamento de Portnoy fue algo totalmente distinto de mi obra anterior. Vine a Nueva York en 1963 y daba clases en Princeton. Conocí a un grupo de tipos, todos judíos y un poco mayores que yo. Nos reuníamos y teníamos unas juergas hilarantes, enlazando un tema detrás de otro con historias extravagantes. Después de dos o tres años pensé que por qué no escribía eso, y decidí llevar a la página el comedor del restaurante. Aquello fue el comienzo de una explosión que duró unos doce años. Intenté empujar el elemento cómico tan lejos como pudiera.

P. ¿Para defenderse?

R. No, era una ofensiva en todos los sentidos. La idea era "si no te gusta el tipo que escribió Portnoy, vas a odiar al que escribió esto". Me liberé de mi decorosa educación literaria. El siguiente gran cambio llegó con La contravida, a mediados de los ochenta, un nuevo acto de apertura. Me sentía expansivo cuando escribía y las palabras llegaron.

P. ¿Qué se propuso hacer en esta serie de Némesis?

R. En los noventa Bellow estaba escribiendo novelas cortas. Recuerdo que le pregunté cómo lo hacía y él, como siempre, se rió. En aquel momento en mis libros yo buscaba ampliar y seguir incluyendo cosas que nada impedía que metiera. Pensé, ¿puedo recortar todo y escribir a pequeña escala? ¿Cómo destilo y comprimo?

P. Y llegaron estas cuatro novelas.

R. No sabía que serían cuatro. Empecé con Elegía. Quería contar la vida de un hombre a partir de sus enfermedades. Me divirtió especialmente imaginar ese discurso acusatorio y furioso de la mujer contra el adúltero. Fue divertido asumir ese papel, porque no he tenido muchas oportunidades.

P. Después vino Indignación.

R. Quise escribir sobre lo que era ir a una universidad en el tiempo en que yo fui, a principios de los cincuenta. Esos campus convencionales eran sofocantes y detrás de esa asfixia estaba la maldita guerra y la represión sexual. Todo era tan reprimido que ni siquiera sabíamos lo reprimidos que estábamos.

P. Le ha dedicado bastante atención a la explosión de aquello.

R. Si el bang de 1963, 1964, 1965... Yo estaba en la treintena y ver aquello fue vertiginoso, daba mareo. Fue increíble.

P. ¿Ha habido una regresión desde entonces?

R. No. Lo que pasó en los años sesenta fue tímido y templado si lo comparamos con cómo viven ahora los jóvenes. Aquello fue la primera salida de la cárcel sexual y fue emocionante.

P. El nuevo libro transcurre durante un verano muy caluroso en Newark, como Adiós Colombus su primera historia publicada.

R. Aquello lo escribió un chico que no había oído hablar de la muerte. El escritor de Némesis sí ha oído de ella.

P. El doctor, uno de los personajes, advierte al protagonista de lo que debilita un sentido erróneo de responsabilidad.

R. Bucky se siente responsable de cosas que no le corresponden. Y este sentimiento de responsabilidad es insaciable.

P. ¿Asumir la responsabilidad es una forma de eludir el caos y el azar, de crear la ilusión de control del destino?

R. Exactamente, y la polio es un ejemplo perfecto: es caos y azar, aunque él se sienta responsable. La culpa da sentido a muchas cosas.

P. ¿Da por terminada esta serie?

R. Sí. Quería tratar en breve una cierta preocupación fatalista. Chéjov en uno de sus cuentos dice que detrás de la puerta en la casa de cada hombre rico debería haber alguien con un martillo que espera para darles en la cabeza y recordarles que la gente sufre. En cada uno de estos cuatro libros la Némesis espera, un cataclismo.

P. ¿Trata siempre los mismos asuntos desde distintos ángulos?

R. ¿Eso piensas tú? Creo que cada uno tiene un cubo lleno de temas, que son tuyos porque excitan tu energía verbal. Vas sacándolos y usándolos. Llegas al final del cubo y no quedan muchos. Esto es lo que les pasa a los escritores mayores. Tienes un número limitado de temas, diez, seis o veinte, y ese es tu número. Yo no sé cuántos tengo, pero supongo que uno vuelve a trabajar sobre algunas ideas. Mi autorreflexión sobre mi trabajo también tiene un límite.

P. Mientras escribe, ¿lee sobre el tema del libro en el que trabaja?
P. Sí, y cuando no tengo más leo otras cosas, mucha historia y biografías. Leí hasta hace unos años ficción, pero todo cambia. Hace diez años empecé a releer y fue maravilloso. Pasé entre seis meses y un año con cada escritor, por ejemplo, Dostoevski y Conrad.

P. ¿Y la literatura actual?

R. Pareces mi doctor. No leo novela actual desde hace unos veinte años, solo cosas de amigos. No estoy al día de lo que ocurre.

P. Hace poco aseguraba que leer novelas se acabará convirtiendo en una actividad casi de culto. ¿No hay una interminable necesidad de historias?

R. Sí, y el cine la satisface. Las películas no requieren el mismo nivel de concentración y sutileza de mente que una novela seria.

P. En todos los campos, incluso en la política, se habla de la fuerza de la narrativa de un determinado partido o candidato, hasta de un jugador de fútbol.

domingo, 22 de julio de 2012

LEÍDO Y COMENTADO: recordatorio de lecturas compartidas


NÉMESIS; PHILIP ROTH
LA MUJER ZURDA; PETER HANKE
BILBAO-NEW YORK-BILBAO; KIRMEN URIBE
EL MAPA Y EL TERRITORIO; HOUELLEBECQ
CUALQUIER OTRO DÍA; DENNIS LEHANE
LIBERTAD; JONATHAN FRANZEN
LA CENA; HERMAN COCH
CUENTOS; CHEJOV  (octubre 2011)
 (…)
EL ESPOSO IMPACIENTE; GRAZIA LEVI
HOMER Y LANGLEY; EDGAR LAWRENCE DOCTOROW
LA MUJER TEMBLOROSA O LA HISTORIA DE MIS NERVIOS; SIRI HUSTVEDT  (noviembre 2010)
 (…)
DERIVA CONTINENTAL; RUSSELL BANKS
OJOS AZULES; TONI MORRISON
EL CUENTO DE LA CRIADA; MARGARET ATWOOD
AL PIE DE LA ESCALERA; LORRIE MOORE
EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA; HIROMI KAWAKAMI
LAS VIDAS PRIVADAS DE PIPPA LEE; REBECCA MILLER
EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO; CARSON MCCULLERS
EL LEGADO DE HUMBOLDT; SAUL BELLOW (octubre 2009)
FRÍAS FLORES DE MARZO (o cualquier otro título del autor); ISMAIL KADARÉ
LA SOCIEDAD LITERARIA Y EL PASTEL DE PIEL DE PATATA DE GERNSEY; MARY ANN SCHAFFER
INDIGNACIÓN; PHILIP ROTH
EL GRUPO; MARY McCARTHY
LA SEÑORA DALLOWAY; VIRGINIA WOLF
CHESIL BEACH; IAN MCEWAN
EXPIACION; IAN MCEWAN
DESIERTO; JEAN-MARIE GUSTAVE LE CLÉZIO
LA HIJA DEL SEPULTURERO; JOYCE CAROL OATES
A MEDIA LUZ; JOYCE CAROL OATES
BLONDE; JOYCE CAROL OATES
MIENTRAS AGONIZO; WILLIAM FAULKNER (octubre 2008)
NUNCA ME ABANDONES; KAZUO ISHIGURO
EL CORAZON HELADO ; ALMUDENA GRANDES
ROJO Y NEGRO; STENDHAL
ZAPATOS ITALIANOS; HENNING MANKELL
LA CARRETERA; CORMACK MC CARTHY
VIDA Y DESTINO; VASILI GROSSMAN
EL ARREBATO DE LOL V. STERN ; MARGUERITE DURAS
MIL GRULLAS ; KAWABATA YASUNARI
LOS DETECTIVES SALVAJES; ROBERTO BOLAÑO
KITCHEN; BANANA YOSHIMOTO
LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES; MICHEL HOUELLEBECQ (octubre 2007)



LISTA DE LIBROS LEÍDOS DURANTE EL CURSO 2011-2012

Tenemos el blog abandonado... No obstante, el grupo sigue activo, y esta entrada no es más que un breve recordatorio de lo leídos durante este año, que cerramos con mi propuesta, la última novela del recientemente galardonado con el Príncipe de Asturias, Philip Roth.
Buen verano y buena lectura.

Cuentos; Chejov (MCarmen)

La cena; Herman Coch (Ana)

Libertad; Jonathan Franzen (Marta)

Cualquier otro día; Dennis Lehane (Carmen)

El mapa y el territorio; Houellebecq (Luzma)

Bilbao-New York-Bilbao; Kirmen Uribe (Itziar)

La mujer zurda; Peter Hanke (Alazne)

Némesis; Philip Roth (Cristina)

viernes, 17 de diciembre de 2010

CAMBIO DE TERCIO

SIN PRECEDENTES. Así puede calificarse el rotundo fracaso de la última obra propuesta para este mes de diciembre. Dos han sido las lectoras que han empezado con el libro (no diré nombres) y, tras ponerse en contacto, han empezado una cadena telefónica que ha acabado, si no con la quema en la hoguera de la obra, sí con un cambio de libro por decreto ley. Abandonamos pues a la mujer temblorosa, aunque no dudo que ocupará buena parte de nuestra próxima reunión y la cambiamos por una novela de E.L. Doctorow, Homer y Langley. A ver si el cambio agrada a la mayoría... La polémica está servida.






Homer y Langley de Edgar Lawrence Doctorow (sinopsis de Lecturalia)


La historia de los hermanos Collyer tiene tintes de leyenda para casi todos los neoyorquinos. A finales de la década de 1940, la policía encontró los cadáveres de los dos hermanos en su mansión de la Quinta Avenida, sepultados bajo montones de cosas que habían ido recopilando durante todas sus vidas. Hijos de buena familia, la ceguera de uno de ellos había propiciado que el otro dedicara el resto de su vida a cuidarle y, poco a poco, los dos habían hecho de su casa su fortaleza, de la que nunca salían. E.L Doctorow retoma una historia que él recordaba de cuando era adolescente. Confiere a los dos protagonistas vida, arrastra al lector hacia la ternura y la sonrisa, incluso a la comprensión. Y mientras, repasa todo aquello que sucede alrededor de los Collyers, todo lo que ellos se resisten a vivir, pero que entra en su casa con una fuerza arrolladora: inmigrantes, prostitutas, músicos de jazz, mujeres de la alta sociedad, agentes gubernamentales, gangsters, hippies… Homer y Langley serán testigos de excepción, aunque reticentes, de los cambios en Estados Unidos.