Aprovecho para añadir ésta entrevista a Philip Roth y sus opiniones acerca del futuro de la literatura. ¿es la situación tan negra como la pinta?
Entrevista a Philip Roth
“Las pantallas nos han derrotado”
JESÚS RUIZ MANTILLA
El País Semanal 23/03/2008
Le diría que todavía quedan por ahí buenos lectores. Aquí, en EE UU, no.
¿Dónde están? ¿Dónde? Mirando las pantallas de sus ordenadores, las pantallas de televisión, de los cines, de los DVD. Distraídos por formatos más divertidos. Las pantallas nos han derrotado.
Ahí está la competencia, la dura competencia. La de las pantallas. ¿Cómo deben combatir contra eso los escritores? No lo sé. No me lo planteo seriamente. Sólo le puedo decir lo que ha ocurrido: que han ganado la batalla sobre las páginas.
¿Tampoco confía en el tan alabado ?Kindle?, el libro electrónico que acaba de aparecer en Estados Unidos? No lo he visto todavía, sé que anda por ahí, pero dudo que reemplace un artefacto como el libro. La clave no es trasladar libros a pantallas electrónicas. No es eso. No. El problema es que el hábito de la lectura se ha esfumado. Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura. Hemos perdido la guerra. En veinte años, la lectura será un culto.
¿Y los lectores serán una especie de gente rara, de espectros? No, no, tampoco. Será un hobby minoritario. Unos criarán perros y peces tropicales, otros leerán. Como lo que es hoy leer poesía. Existen poetas, se les publica, pero los lectores de poesía son una minoría. Eso ocurrirá.
¿Los escritores tampoco serán esas voces que cualquier sociedad necesita? ¿Perderán pedigrí? Existirán. Pocos se ganarán la vida con ello. Pero no hablo del final de ningún género, como la novela, eso que se habla tanto hoy en día. Hablo de la muerte del lector, algo que en este país ya es un hecho. No sé si en Europa también.
sábado, 31 de enero de 2009
jueves, 29 de enero de 2009
Annie Ernaux, escrito a cuchillo
En Babelia, 24 de mayo de 2008
La escritora francesa Annie Ernaux, que publica La ocupación, ha hecho de su propia vida la materia de una obra sin concesiones
Siempre quise escribir como si no fuera a estar cuando publicaran lo escrito. Escribir como si fuera a morirme y ya no hubiera jueces. Aunque es posible que sea una ilusión creer que el advenimiento de la verdad depende de la muerte". Así comienza La ocupación, el relato en el que Annie Ernaux se sumergió después de pasar una temporada radical de celos. Cuando el hombre al que ella había abandonado le anuncia que va con otra mujer, la escritora comienza a vivir en una obsesión -"quería tenerlo otra vez"- que, pasado el tiempo, dio lugar a ese libro, recién publicado en España por Herce, un sello que acaba de estrenarse.
"Me interesa escribir para hacer visibles las cosas, no para embellecerlas. Y a cierta distancia, sin juzgar"
Ernaux insiste en que La ocupación no es ni una novela ni una catarsis: "He modificado las iniciales de los protagonistas, pero he querido ir hasta el fondo de los celos que me ocuparon durante meses. Tampoco es una catarsis sino un deseo de análisis, de elucidar un estado que es a la vez muy rico y muy doloroso". En el libro llega incluso a sostener que, en muchos aspectos, escribir es tener celos de la realidad: "Sí, porque los celos te colocan en un estado en el que todo se convierte en indicio de algo: 'Ah, si él ha dicho esto es que quiere decir que...'. Todo cobra sentido, todo es una señal. Cuando escribes te pasa lo mismo, tratas de atrapar el sentido de la realidad yendo hasta el fondo, agotando todas las posibilidades".
Sentada en un sofá del viejo despacho de Claude Gallimard, su editorial de siempre, Annie Ernaux espera una llamada. La ocupación acaba de ser adaptado al cine en Francia y ella está pendiente de que le enseñen el montaje definitivo de la película. Los directores, Pierre Trividic y Patrick Mario Bernard, han declarado que, más que una adaptación, se trata de un diálogo con el libro, y la propia autora lo confirma. De hecho, la versión cinematográfica, que se estrenará el próximo otoño, no conserva el título original: "En Francia remite inmediatamente a la ocupación alemana, está demasiado cargado de connotaciones históricas". Protagonizado por Dominique Blanc (que fue Isabelle Rimbaud en Eclipse total, la película de Agnieszka Holland en la que Leonardo DiCaprio encarnaba al poeta francés), el filme se titulará Salope (cabrona).
Pese a todo, ella no tuvo ninguna duda respecto a la hora de titular el libro: "El título se me impuso. Era realmente la palabra que correspondía al hecho de estar ocupada por la imagen de otra mujer. Tenía la cabeza ocupada por ella. Además, funciona en otro sentido: a causa de esa obsesión estaba en un estado de ocupación y de alerta permanente. Es algo más que curiosidad. Es estar constantemente preguntándote quién es, qué hace, dónde vive... Bueno, eso ya lo sabía". Efectivamente, el libro también puede leerse como una investigación en la que, con tal de dar con una pista nueva, la narradora no duda en caer tan bajo como haga falta.
Nacida hace 68 años en Lillebonne, una aldea de Normandía, y en el seno de una familia obrera, Annie Ernaux publicó el primero de sus dieciséis libros en 1974. Se titulaba Los armarios vacíos y la editorial barcelonesa Galba, ya desaparecida, lo tradujo en España dos años después. La novela cuenta el aborto de una muchacha de veinte años en su habitación de una residencia universitaria, un argumento que cayó como una bomba en el entorno de la escritora. Por supuesto, nadie que la conociera personalmente la leyó como una obra de ficción: "Mi madre siempre quiso que fuera escritora. Pensaba que mi progreso en la sociedad vendría por el lado de la cultura. Tanto ella como mi padre estaban orgullosos de que yo perteneciera al mundo que los había desdeñado. Pero al hablar de escribir, mi madre pensaba en las novelas románticas, y al leer mi primer libro se encontró con aquello".
Los armarios vacíos era, pese a todo, una novela. Con todo, años más tarde, la escritora narraría en El acontecimiento (Tusquets) la experiencia de su propio aborto. Como todos sus libros, está escrito a cuchillo, con una crudeza que va más allá de la literatura, sin grasa retórica y sin adornos. Aunque ya se ha convertido en un lugar común hablar de la escritura plana de Annie Ernaux, ella matiza: "No estoy segura de que lo sea tanto. Lo que sí es una escritura desprovista de efectismos". Lo mismo vale para sus títulos, directos, cortos, meramente enunciativos: "Me desagradan los títulos simbolistas o que de partida evocan algo y ponen al lector en un estado de ánimo determinado. No me gustan los que imponen de entrada una lectura. Sólo me reprocho dos títulos: Ce qu'ils disent ou rien y La femme gelée. Me los impuso la editorial". Son, respectivamente, su segunda y su tercera novela.
En el fondo, cabría decir que la Ernaux actual nació en 1984, con su cuarta obra publicada. Ese año apareció El lugar (Tusquets), que cuenta "el desgarro social" que le supuso pasar "de la clase dominada a la dominante". Poco después de que ella aprobara las oposiciones a profesora de instituto moría su padre, antiguo obrero convertido en dueño de un pequeño café-colmado en un pueblo normando. El resultado es un libro "escrito porque no teníamos ya nada que decirnos" en el que la escritora rastrea la vida de su padre al tiempo que se interroga sobre la manera de contar esa vida sin embellecer su dureza, sin bucolismo ni populismo.
"Me interesa la escritura para hacer visibles las cosas, no para embellecerlas", afirma. "Y me interesa también mantener cierta distancia, sin imponer una visión sentimental, sin juzgar. Como se decía en el propio libro, nada de poesía del recuerdo. Pensé: evocaré los hechos tal cual. Después de mucho esfuerzo, de escribir mucho y de tachar mucho di con esa forma llana, natural". La misma "que empleaba en otro tiempo para escribir a mis padres y contarles las noticias más importantes", se lee en El lugar, una obra que obtuvo el Premio Renaudot, que conoció multitud de traducciones y que colocó a Annie Ernaux entre los narradores franceses de mayor prestigio de su generación.
El lugar supuso el abandono de la ficción por parte de la escritora, que se volcó en una escritura en primera persona que incluye el diario, el relato de experiencias personales muy concretas vividas en momentos muy concretos y la reflexión sobre su pasado y el de los suyos. Así, después de la muerte de su madre publicó Une femme, el equivalente femenino de El lugar, todavía no traducido en España. Y años más tarde, La vergüenza (Tusquets), la historia de su familia a partir de una tarde en la que, cuando ella tenía 12 años, su padre quiso matar a su madre.
Pese a cultivar una literatura centrada claramente en sí misma, Ernaux sostiene que, más que autobiografía, lo suyo es "auto-socio-biografía". "Soy una etnóloga de mí misma. ¿Que cuento intimidades? Lo íntimo siempre es algo social. Es inconcebible un yo puro en el que los otros, las leyes, la historia, no estuvieran presentes. El relato del aborto clandestino que cuento en El acontecimiento hubiera sido distinto con una ley y una sociedad distintas. No me considero un ser único y singular sino el resultado de una suma de experiencias y determinaciones sociales, históricas y hasta sexuales".
Las mesas de novedades de las librerías de París están tapizadas con la nueva obra de Annie Ernaux, Les années, un libro que recorre la historia de Francia a partir de imágenes y fragmentos acompañados de narración y reflexión. El anterior era una suerte de diario escrito a cuatro manos con su pareja, Marc Marie, partiendo esta vez de fotografías (incluidas en el libro) tomadas en los lugares en los que habían mantenido relaciones sexuales. Al final el libro se convirtió también en la crónica de la curación del cáncer que sufría la escritora.
Profesora durante décadas, la narradora considera que ese trabajo le dio libertad total para escribir: "Fue una barrera contra el autismo del escritor". ¿Sus alumnos leían sus libros? "Sólo di clases en la enseñanza normal durante diez años. Luego pasé a la enseñanza a distancia, pero sí, tuve alumnos que habían leído mis libros, al menos los dos primeros. Les divertía tener una profesora que escribía, nada más. Poco después de haber publicado mi primera novela, recuerdo haber atravesado el patio durante el recreo y escuchar a unas chicas que decían: 'En su libro hay cosas realmente asquerosas".
Vida de todos en primera persona
El lugar (Tusquets). Una indagación, a medio camino entre lo personal y lo colectivo, sobre el lugar en la sociedad del padre de Annie Ernaux, un obrero reconvertido en pequeño hostelero. Y una reflexión sobre el hecho de escribir de parte de eso que Pierre Bourdieu, autor de referencia para Ernaux, llamaba “los herederos”. Con 44 años, Ernaux publicó el libro que, después de tres novelas, marcó su abandono de la ficción y cambió su manera de escribir.
La vergüenza (Tusquets). Vida de la familia Duchesne, nombre de soltera de la escritora, en el pueblo normando de Yvetot. La vida en un año concreto, 1952. El padre quiere matar a la madre y las preguntas se desatan. Una investigación sobre la vida rural y sobre la relación entre la vida pública y la privada (también la que se fragua en los colegios privados).
El acontecimiento (Tusquets). Tal vez el libro más duro de Annie Ernaux. Con 23 años, y mientras estudia en Ruan, se queda embarazada, el padre del niño no quiere saber nada y ella decide abortar. Quizá el mejor libro para empezar a leerla. No le sobra una sola palabra.
Pura pasión (Tusquets). La historia de una espera y de una obsesión: vivir es pasar el tiempo entre dos citas. Ella es una mujer culta y él, un diplomático de un país del Este. Cuando él se marcha, ella se desespera. En la primera escena la narradora ve una película pornográfica en Canal Plus. Codificada. Y de ahí extrae toda una teoría literaria.
La ocupación (Herce). Publicada en Francia en 2002, acaba de aparecer en España. Otra obsesión. Esta vez por un hombre al que la narradora ha rechazado previamente. La nueva relación de él produce en la mujer unos celos que le impiden pensar en otra cosa que no sea averiguar quién es “la otra”. Como en el resto de sus libros, Annie Ernaux va hasta el fondo de su propia irracionalidad, sin maquillar un ápice su autorretrato.
La ocupación. Annie Ernaux. Traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Herce. Madrid, 2008. 96 páginas. 12 euros
miércoles, 28 de enero de 2009
Sugerencias desde la France
Del blog de Telle (http://telle.canalblog.com/), una selección de los libros que ha leido este año y que me han parecido interesantes. Aqui teneis lo que dicen de ellos las críticas y los que tenemos disponibles en castellano:
Tom est mort, Marie Darrieussecq:
Avant il s'appelait Tom Winter, maintenant il s'appelle Tom est mort." Une femme décide d'écrire l'histoire de Tom, son fils décédé prématurément à l'âge de quatre ans et demi. Avec ce roman au thème insoutenable, l'auteur met des mots sur la souffrance d'une mère qui a perdu son fils. Elle décrit avec une extrême précision l'intensité de sa douleur : la folie, les souvenirs, l'annonce de la mort de Tom à sa propre mère, la vie qui continue sans lui, la présence permanente dans son esprit de cet enfant mort trop tôt. Un texte convaincant par tous ses détails.
Disponible en frances en la fnac
El informe de Brodeck, Philippe Claudel (Ed. Salamandra)
Galardonada con el prestigioso premio Goncourt des Lycéens 2007 e instalada en las listas de libros más vendidos desde su publicación, esta última novela de Philippe Claudel continúa la senda iniciada en Almas grises: la investigación de los claroscuros del alma humana. Apenas ha transcurrido un año desde el final de la guerra cuando una muerte rompe la tranquilidad de un pequeño pueblo perdido en las montañas. El único extranjero del lugar, a quien llaman Der Anderer —el Otro, en alemán—, ha sido asesinado y todos los hombres de la localidad se confiesan autores del crimen. Todos menos Brodeck, quien recibe el encargo de redactar un informe sobre lo sucedido «para que quienes lo lean puedan comprender y perdonar». Considerado actualmente uno de los mejores novelistas franceses de su generación, Philippe Claudel renueva su exploración de los recodos más sombríos del ser humano y sus complejos mecanismos. Los escasos detalles sobre el lugar y el tiempo de la acción, el pausado relato del narrador y su peculiar voz, al límite de la ingenuidad, otorgan a la novela la dimensión de una parábola de enorme eficacia e intensidad, a la vez sombría y llena de esperanza
Je vais bien, ne t'en fais pas, Olivier Adam
Hay película.
Claire es una joven de 19 años. Cuando regresa a casa después de vacaciones, sus padres le dicen que Loïc, su hermano gemelo, se ha ido de casa tras una fuerte discusión con su padre. Como Loïc no se pone en contacto con ella, Lili termina por creer que algo malo ha sucedido, y decide ir en su busca...
A la intemperie, Oliver Adam (Ed. el Aleph)
Una excelente novela de una de las promesas de la literatura francesa. Marie es ama de casa, de clase media en una pequeña ciudad francesa. Tiene marido e hijos y se siente totalmente vacía, los días pasan sin ningún tipo de aliciente y poco a poco ha ido entrando en una depresión sin motivo aparente. El frágil equilibrio de su salud mental se verá alterado al conocer a un grupo de refugiados que malvive a las fueras de su ciudad y decide ayudarlos, les dedica todo su tiempo hasta el punto de dejar de lado a su familia. Los ayuda a alimentarse, les facilita ropa, dinero, tiempo y cariño. Incluso se expone a situaciones de riesgo para ella y su familia. Con esta novela, Olivier Adam nos recuerda que la violencia que afecta a los más débiles es responsabilidad de todos y dibuja un retrato inolvidable de una mujer superada por la fuerza de los sentimientos.
Pasar el invierno, Oliver Adam (Ed. Errata Naturae)
Las noches de invierno son largas y gélidas. La gente se refugia en sus casas o en bares y locales de reunión, donde tratan de apurar las horas antes de que termine el día que dará paso a otro inevitablemente igual. Olivier Adam nos presenta nueve historias invernales en las que otros tantos personajes desgarrados viven cada vez con menos esperanzas de que llegue la luz y la calidez de la primavera.
El lenguaje directo del autor nos sitúa en un momento determinado de sus vidas, en islas desiertas dentro de su existencia. Cada cuento está plagado de indicios que nos ponen en antecedentes de las situaciones que han conducido a sus personajes a un punto muerto existencial.
Así pues, bajo estos argumentos aparentemente sencillos, encontramos vidas complejas plagadas de episodios trágicos. Es imposible no evocar la prosa de Raymond Carver o los cuadros de Edward Hopper mientras leemos estos pequeños testimonios de la cotidianeidad moderna.
Con un uso inquebrantable de la primera persona, Adam nos introduce bajo la piel de sus criaturas. Personajes profundamente humanos, inseguros, imperfectos y desdichados. Todos han sucumbido ante la monotonía y la soledad, y mientras que algunos tiran la toalla, otros tratan de huir en busca de un nuevo comienzo (‘A la francesa’). Sin embargo, esta evasión no siempre es tan eficaz como para dejar atrás el invierno.
Si tuviera que quedarme con una de estas nueve historias, probablemente sería ‘Ha muerto Pialat’, en donde la muerte de este cineasta y actor canaliza la melancolía del protagonista ante una vida de la que ha perdido las riendas. Otros personajes conservan aún un oasis al que acudir cuando la carga de su existencia les pesa demasiado (‘Lacanau’).
No obstante, no lloremos por ellos todavía. Es imposible obviar el regusto amargo del regreso al hogar en ‘De vuelta’, o la crudeza de ‘Por agotamiento’, pero el final abierto de todos los cuentos siempre deja un pequeño resquicio para la esperanza. Depende de nosotros imaginar un nuevo comienzo más feliz para estas personas que ya forman parte de nosotros mismos.
Sobre el autor: Olivier Adam nació en la periferia de París en 1974. Con la entrada del nuevo siglo publicó su primera novela, Je vais bien, ne t’en fais pas, que años más tarde sería llevada al cine por Philippe Lioret. Pasar el invierno se publicó por primera vez en 2004 y le valió el prestigioso Premio Goncourt de Relato. Recientemente, también se ha traducido al castellano su novela A la intemperie.
(Del blog http://www.papelenblanco.com/
Annie Ernaux: lo pongo en entrada aparte
El quinto hijo, Doris Lessing. (Ed Punto de lectura)
Tom est mort, Marie Darrieussecq:
Avant il s'appelait Tom Winter, maintenant il s'appelle Tom est mort." Une femme décide d'écrire l'histoire de Tom, son fils décédé prématurément à l'âge de quatre ans et demi. Avec ce roman au thème insoutenable, l'auteur met des mots sur la souffrance d'une mère qui a perdu son fils. Elle décrit avec une extrême précision l'intensité de sa douleur : la folie, les souvenirs, l'annonce de la mort de Tom à sa propre mère, la vie qui continue sans lui, la présence permanente dans son esprit de cet enfant mort trop tôt. Un texte convaincant par tous ses détails.
Disponible en frances en la fnac
El informe de Brodeck, Philippe Claudel (Ed. Salamandra)
Galardonada con el prestigioso premio Goncourt des Lycéens 2007 e instalada en las listas de libros más vendidos desde su publicación, esta última novela de Philippe Claudel continúa la senda iniciada en Almas grises: la investigación de los claroscuros del alma humana. Apenas ha transcurrido un año desde el final de la guerra cuando una muerte rompe la tranquilidad de un pequeño pueblo perdido en las montañas. El único extranjero del lugar, a quien llaman Der Anderer —el Otro, en alemán—, ha sido asesinado y todos los hombres de la localidad se confiesan autores del crimen. Todos menos Brodeck, quien recibe el encargo de redactar un informe sobre lo sucedido «para que quienes lo lean puedan comprender y perdonar». Considerado actualmente uno de los mejores novelistas franceses de su generación, Philippe Claudel renueva su exploración de los recodos más sombríos del ser humano y sus complejos mecanismos. Los escasos detalles sobre el lugar y el tiempo de la acción, el pausado relato del narrador y su peculiar voz, al límite de la ingenuidad, otorgan a la novela la dimensión de una parábola de enorme eficacia e intensidad, a la vez sombría y llena de esperanza
Je vais bien, ne t'en fais pas, Olivier Adam
Hay película.
Claire es una joven de 19 años. Cuando regresa a casa después de vacaciones, sus padres le dicen que Loïc, su hermano gemelo, se ha ido de casa tras una fuerte discusión con su padre. Como Loïc no se pone en contacto con ella, Lili termina por creer que algo malo ha sucedido, y decide ir en su busca...
A la intemperie, Oliver Adam (Ed. el Aleph)
Una excelente novela de una de las promesas de la literatura francesa. Marie es ama de casa, de clase media en una pequeña ciudad francesa. Tiene marido e hijos y se siente totalmente vacía, los días pasan sin ningún tipo de aliciente y poco a poco ha ido entrando en una depresión sin motivo aparente. El frágil equilibrio de su salud mental se verá alterado al conocer a un grupo de refugiados que malvive a las fueras de su ciudad y decide ayudarlos, les dedica todo su tiempo hasta el punto de dejar de lado a su familia. Los ayuda a alimentarse, les facilita ropa, dinero, tiempo y cariño. Incluso se expone a situaciones de riesgo para ella y su familia. Con esta novela, Olivier Adam nos recuerda que la violencia que afecta a los más débiles es responsabilidad de todos y dibuja un retrato inolvidable de una mujer superada por la fuerza de los sentimientos.
Pasar el invierno, Oliver Adam (Ed. Errata Naturae)
Las noches de invierno son largas y gélidas. La gente se refugia en sus casas o en bares y locales de reunión, donde tratan de apurar las horas antes de que termine el día que dará paso a otro inevitablemente igual. Olivier Adam nos presenta nueve historias invernales en las que otros tantos personajes desgarrados viven cada vez con menos esperanzas de que llegue la luz y la calidez de la primavera.
El lenguaje directo del autor nos sitúa en un momento determinado de sus vidas, en islas desiertas dentro de su existencia. Cada cuento está plagado de indicios que nos ponen en antecedentes de las situaciones que han conducido a sus personajes a un punto muerto existencial.
Así pues, bajo estos argumentos aparentemente sencillos, encontramos vidas complejas plagadas de episodios trágicos. Es imposible no evocar la prosa de Raymond Carver o los cuadros de Edward Hopper mientras leemos estos pequeños testimonios de la cotidianeidad moderna.
Con un uso inquebrantable de la primera persona, Adam nos introduce bajo la piel de sus criaturas. Personajes profundamente humanos, inseguros, imperfectos y desdichados. Todos han sucumbido ante la monotonía y la soledad, y mientras que algunos tiran la toalla, otros tratan de huir en busca de un nuevo comienzo (‘A la francesa’). Sin embargo, esta evasión no siempre es tan eficaz como para dejar atrás el invierno.
Si tuviera que quedarme con una de estas nueve historias, probablemente sería ‘Ha muerto Pialat’, en donde la muerte de este cineasta y actor canaliza la melancolía del protagonista ante una vida de la que ha perdido las riendas. Otros personajes conservan aún un oasis al que acudir cuando la carga de su existencia les pesa demasiado (‘Lacanau’).
No obstante, no lloremos por ellos todavía. Es imposible obviar el regusto amargo del regreso al hogar en ‘De vuelta’, o la crudeza de ‘Por agotamiento’, pero el final abierto de todos los cuentos siempre deja un pequeño resquicio para la esperanza. Depende de nosotros imaginar un nuevo comienzo más feliz para estas personas que ya forman parte de nosotros mismos.
Sobre el autor: Olivier Adam nació en la periferia de París en 1974. Con la entrada del nuevo siglo publicó su primera novela, Je vais bien, ne t’en fais pas, que años más tarde sería llevada al cine por Philippe Lioret. Pasar el invierno se publicó por primera vez en 2004 y le valió el prestigioso Premio Goncourt de Relato. Recientemente, también se ha traducido al castellano su novela A la intemperie.
(Del blog http://www.papelenblanco.com/
Annie Ernaux: lo pongo en entrada aparte
El quinto hijo, Doris Lessing. (Ed Punto de lectura)
Harriet y David están enamorados, deciden casarse y formar un hogar en donde poder criar felices a sus hijos. Después de los cuatro primeros niños, la llegada del quinto parece prometer aún más dicha a la pareja. Sin embargo, el bebé se empieza a mover en las entrañas de Harriet demasiado pronto y con demasiada violencia. Harriet da a luz en un difícil parto y eso no es más que el comienzo: el niño se desarrolla de forma inusual y se convierte en un extraño para sus hermanos... Un inquietante retrato de familia que habla crudamente de la naturaleza humana.
Nancy Huston: Telle se ha leido tropecientos libros de esta autora, por lo que tambien lo voy a poner en entrada aparte
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John Updike
Noticia en EL PAIS:
Adiós a un coloso de las letras estadounidenses.
El reverso del sueño americano
El novelista John Updike (Shillington, Pennsylvania, 1932) murió ayer en su casa de Beverly Farms (Massachusetts), víctima del cáncer de pulmón que padecía desde hace años. Formaba, con Norman Mailer (fallecido en 2008) y Philip Roth el gran triunvirato de las letras americanas, desde que en 1960 publicase Corre, Conejo, primera parte de una tetralogía compuesta además por El regreso de Conejo(1971), Conejo es rico (1981, premio Pulitzer 1982) y Conejo descansa (1990, Pulitzer en 1991) en la que retrató inmisericorde la sociedad burguesa y bienpensante de los Estados Unidos de Norteamerica, sin obviar jamás su obsesión por el sexo. Quedará como responsable, entre otras cosas, de elevar el adulterio suburbial a la categoría de alta literatura.
Popularísimo en todo el mundo, era un prolífico autor de novelas, relatos, libros de poemas, ensayos literarios, con más de cincuenta libros a lo largo de una prolífica carerra que comenzó en los años 50 y que le hizo conquistar prácticamente todos los premios literarios del mundo, incluidos dos Pulitzer y dos premios National Book Awards. Candidato eterno al premio Nobel, dio voz a una generación confusa tras la segunda guerra mundial, que tuvo que aprender a vivir en un mundo que cambiaba a velocidad de vértigo, desbordada a menudo ante los movimientos sociales de emancipación de las mujeres y de igualdad de derechos de las minorías. Controvertida reputación. De hecho, a menudo fue tachado de machista, misógino, racista y apologista de lo peor del sistema, por retratar la América de su tiempo. Su extraordinaria popularidad en su país le convirtió además en la víctima predilecta de Norman Mailer, que llegó a decir que era el escritor preferido de los que no sabían nada de literatura. Sin embargo, más a menudo la crítica celebró su estilo poético y su sensibilidad para retratar la realidad. Incapaz de permanecer al margen, el 11-S también le conmocionó profundamente, al punto de ser el motivo de su última novela, Terrorista (Tusquets).
Nacido en Shilligton, Pennsylvania (EEUU), el 18 de marzo de 1932, estudió en la Escuela Superior de Shillington y en el Harvard College, y desde 1955 a 1957 fue reportero de la revista New Yorker. Allí desarrolló un estilo punzante y sarcástico con el que describía los vicios y virtudes de la vida cotidiana americana. Desde 1957 vivió en Ipswich, Massachusetts, y se dedicó a escribir. En 1960 publica la primera novela Corre Conejo, que más tarde se convertiría en la primera de una serie de enorme éxito. En ella aborda la problemática del hombre medio, Harold Angstrom, apodado Conejo, un ex jugador de baloncesto que pretende adaptarse a la vida diaria, más doméstica. Los otros títulos son: El regreso de Conejo, Conejo es rico y Conejo en paz. A través de éste personaje analiza, a lo largo de cuatro décadas, lo peor del llamado sueño americano. El lenguaje utilizado en éstos libros y su descripción de las mujeres propiciaron que fuera acusado de misoginia. En El Centauro (1963), explica a través de un adolescente las sensaciones y sentimientos provocados por una enfermedad como la psoriasis. En 1967 fue galardonado con el premio O'Herry Story, y en 1982 con el del Círculo Nacional de Críticos Literarios, pero uno de los más importantes fue el Premio Pulitzer, que consiguió ese mismo año, con Conejo es rico. Y por segunda vez, en 1991, con Rabbit at rest. En febrero de 1991 recibió el premio 1990 del Círculo de la Crítica Literaria de EEUU, en la categoría de ficción, por Rabbit at Rest (Conejo en paz), la última novela de la serie Rabbit (Conejo) donde la enfermedad y muerte del personaje central, Harry Angstrom, ilustra el declive de EEUU. En 1996, se reeditó en España Parejas que en los años 60 permaneció bastante tiempo entre las listas de los libros más vendidos. En esta novela analiza el comportamiento de algunas parejas de los 60, pioneras en la frontera del sexo y la promiscuidad. En 1997 terminó la novela Toward the end of time (Hacia el final de los tiempos). Poco después, escribió las primeras líneas de un libro en Internet, bajo el título Murder makes the magazine, que continuaron escritores anónimos durante 43 días. En 1998, edita La belleza de los lirios, donde una vez mas muestra a la clase media norteamericana, a lo largo de cuatro generaciones de una misma familia y con el mundo del cine como telón de fondo. A lo largo de varios años ha figurado su nombre entre los candidatos al Premio Nobel.
Entre sus obras destacan: La feria del asilo (1959), Corre conejo (1960), El Centauro (1963), En torno a la granja (1965), Parejas (1968), El regreso del conejo (1971), Cásate conmigo (1976), Golpe de Estado (1980), Conejo es rico (1981), Las brujas de Eastwick (1984) (que fue llevada al cine), S (1988), La versión de Roger (1989), El libro de Bech, Rabbit at Rest (1990), Brasil (1994), Hacia el final de los tiempos (1997), La belleza de los lirios (1998); Hacia el final del tiempo (1999), Gertrudis y Claudio (2000), Conejo en el recuerdo y otras historias (2003), Busca mi rostro (2004) y Terrorista (2007).
Ana, seguro que ya conoces a éste escritor, a mí, como mucho, me suena el nombre, pero desconozco por completo su obra. ¿Lo ponemos en la lista de espera?
¿Que sabéis del resto de las "contertulias"? No dan señales de vida.
Adiós a un coloso de las letras estadounidenses.
El reverso del sueño americano
El novelista John Updike (Shillington, Pennsylvania, 1932) murió ayer en su casa de Beverly Farms (Massachusetts), víctima del cáncer de pulmón que padecía desde hace años. Formaba, con Norman Mailer (fallecido en 2008) y Philip Roth el gran triunvirato de las letras americanas, desde que en 1960 publicase Corre, Conejo, primera parte de una tetralogía compuesta además por El regreso de Conejo(1971), Conejo es rico (1981, premio Pulitzer 1982) y Conejo descansa (1990, Pulitzer en 1991) en la que retrató inmisericorde la sociedad burguesa y bienpensante de los Estados Unidos de Norteamerica, sin obviar jamás su obsesión por el sexo. Quedará como responsable, entre otras cosas, de elevar el adulterio suburbial a la categoría de alta literatura.
Popularísimo en todo el mundo, era un prolífico autor de novelas, relatos, libros de poemas, ensayos literarios, con más de cincuenta libros a lo largo de una prolífica carerra que comenzó en los años 50 y que le hizo conquistar prácticamente todos los premios literarios del mundo, incluidos dos Pulitzer y dos premios National Book Awards. Candidato eterno al premio Nobel, dio voz a una generación confusa tras la segunda guerra mundial, que tuvo que aprender a vivir en un mundo que cambiaba a velocidad de vértigo, desbordada a menudo ante los movimientos sociales de emancipación de las mujeres y de igualdad de derechos de las minorías. Controvertida reputación. De hecho, a menudo fue tachado de machista, misógino, racista y apologista de lo peor del sistema, por retratar la América de su tiempo. Su extraordinaria popularidad en su país le convirtió además en la víctima predilecta de Norman Mailer, que llegó a decir que era el escritor preferido de los que no sabían nada de literatura. Sin embargo, más a menudo la crítica celebró su estilo poético y su sensibilidad para retratar la realidad. Incapaz de permanecer al margen, el 11-S también le conmocionó profundamente, al punto de ser el motivo de su última novela, Terrorista (Tusquets).
Nacido en Shilligton, Pennsylvania (EEUU), el 18 de marzo de 1932, estudió en la Escuela Superior de Shillington y en el Harvard College, y desde 1955 a 1957 fue reportero de la revista New Yorker. Allí desarrolló un estilo punzante y sarcástico con el que describía los vicios y virtudes de la vida cotidiana americana. Desde 1957 vivió en Ipswich, Massachusetts, y se dedicó a escribir. En 1960 publica la primera novela Corre Conejo, que más tarde se convertiría en la primera de una serie de enorme éxito. En ella aborda la problemática del hombre medio, Harold Angstrom, apodado Conejo, un ex jugador de baloncesto que pretende adaptarse a la vida diaria, más doméstica. Los otros títulos son: El regreso de Conejo, Conejo es rico y Conejo en paz. A través de éste personaje analiza, a lo largo de cuatro décadas, lo peor del llamado sueño americano. El lenguaje utilizado en éstos libros y su descripción de las mujeres propiciaron que fuera acusado de misoginia. En El Centauro (1963), explica a través de un adolescente las sensaciones y sentimientos provocados por una enfermedad como la psoriasis. En 1967 fue galardonado con el premio O'Herry Story, y en 1982 con el del Círculo Nacional de Críticos Literarios, pero uno de los más importantes fue el Premio Pulitzer, que consiguió ese mismo año, con Conejo es rico. Y por segunda vez, en 1991, con Rabbit at rest. En febrero de 1991 recibió el premio 1990 del Círculo de la Crítica Literaria de EEUU, en la categoría de ficción, por Rabbit at Rest (Conejo en paz), la última novela de la serie Rabbit (Conejo) donde la enfermedad y muerte del personaje central, Harry Angstrom, ilustra el declive de EEUU. En 1996, se reeditó en España Parejas que en los años 60 permaneció bastante tiempo entre las listas de los libros más vendidos. En esta novela analiza el comportamiento de algunas parejas de los 60, pioneras en la frontera del sexo y la promiscuidad. En 1997 terminó la novela Toward the end of time (Hacia el final de los tiempos). Poco después, escribió las primeras líneas de un libro en Internet, bajo el título Murder makes the magazine, que continuaron escritores anónimos durante 43 días. En 1998, edita La belleza de los lirios, donde una vez mas muestra a la clase media norteamericana, a lo largo de cuatro generaciones de una misma familia y con el mundo del cine como telón de fondo. A lo largo de varios años ha figurado su nombre entre los candidatos al Premio Nobel.
Entre sus obras destacan: La feria del asilo (1959), Corre conejo (1960), El Centauro (1963), En torno a la granja (1965), Parejas (1968), El regreso del conejo (1971), Cásate conmigo (1976), Golpe de Estado (1980), Conejo es rico (1981), Las brujas de Eastwick (1984) (que fue llevada al cine), S (1988), La versión de Roger (1989), El libro de Bech, Rabbit at Rest (1990), Brasil (1994), Hacia el final de los tiempos (1997), La belleza de los lirios (1998); Hacia el final del tiempo (1999), Gertrudis y Claudio (2000), Conejo en el recuerdo y otras historias (2003), Busca mi rostro (2004) y Terrorista (2007).
Ana, seguro que ya conoces a éste escritor, a mí, como mucho, me suena el nombre, pero desconozco por completo su obra. ¿Lo ponemos en la lista de espera?
¿Que sabéis del resto de las "contertulias"? No dan señales de vida.
Represalia, de Gert Ledig
La súbita irrupción del infierno en un día de verano. Represalia es la cruda descripción del horror desencadenado por el ataque aéreo a una ciudad alemana en julio de 1944, el relato preciso de lo que ocurre durante sesenta y nueve minutos en el interior de los aviones atacantes y en los refugios antiaéreos o en los sótanos enterrados bajo los escombros, la crónica de lo que pasa en las calles bajo una lluvia de bombas. Represalia se publicó por primera vez en 1956, y se dio de bruces con la incomprensión de la crítica y de los lectores: el libro avivaba recuerdos en una época en que los alemanes preferían concentrarse en el presente y el futuro del país. Pero la obra se reeditó en 1999 y desde entonces está considerada una de las mejores novelas sobre esa locura que es la guerra.
Otra propuesta para el próximo mes. Podeis leer en primer capítulo del libro, para haceros una idea, en la siguiente dirección:
http://www.primeraspaginas.com/libro.asp?lib=126
Y del blog de José Angel Barrueco:
El jefe del grupo del búnker alto corría como una máquina en medio del vapor borboteante y espeso.
Otra propuesta para el próximo mes. Podeis leer en primer capítulo del libro, para haceros una idea, en la siguiente dirección:
http://www.primeraspaginas.com/libro.asp?lib=126
Y del blog de José Angel Barrueco:
¿Cómo es posible que un autor que en la década de los cincuenta del siglo pasado fue alabado y celebrado como la gran esperanza de la literatura alemana llegase a desaparecer hasta tal punto de la conciencia de la opinión pública? ¿Qué había sido de él?, se pregunta Volker Hage en el posfacio de este libro, traducido por primera vez al castellano por Rosa Pilar Blanco.
La respuesta estuvo en las descripciones brutales, crudas, que aparecían en la segunda novela de Ledig, Represalia. No fue fácil para los alemanes leer cómo murieron soldados y civiles en las ciudades bombardeadas por los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Ledig es frío, despiadado, en sus descripciones. Hombres que hierven al caer al asfalto quemado, niños cuya piel es arrancada por las bombas, un soldado norteamericano que pierde el juicio tras sobrevivir a tiroteos y a una caída desde el avión y a explosiones, fuego y amenazas, un soldado que pierde su nariz y la ve allá, en el suelo, mujeres que buscan a sus hijos en medio del humo y las llamas.
Represalia retrata los bombardeos a una ciudad alemana durante una hora y diez minutos. La acción alterna los padecimientos de varios personajes: soldados alemanes y norteamericanos, civiles, médicos y enfermeras, ancianos, sacerdotes... Ledig la convierte en una novela coral (en forma de mosaico, apunta Hage), estructurada en breves fragmentos de prosa ágil, de frases cortas y concisas, que golpean al lector, lo sacuden y lo dejan tieso. El autor posee cierto registro que lo emparenta con los escritores de novela negra. Represalia funciona como un tren que va a muchísima velocidad, y en cuanto uno se sube a él no puede abandonar la lectura. La descripción de una hora llena de horror, llamas y muerte exigía esa rapidez. Copio un fragmento de muestra:
La respuesta estuvo en las descripciones brutales, crudas, que aparecían en la segunda novela de Ledig, Represalia. No fue fácil para los alemanes leer cómo murieron soldados y civiles en las ciudades bombardeadas por los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Ledig es frío, despiadado, en sus descripciones. Hombres que hierven al caer al asfalto quemado, niños cuya piel es arrancada por las bombas, un soldado norteamericano que pierde el juicio tras sobrevivir a tiroteos y a una caída desde el avión y a explosiones, fuego y amenazas, un soldado que pierde su nariz y la ve allá, en el suelo, mujeres que buscan a sus hijos en medio del humo y las llamas.
Represalia retrata los bombardeos a una ciudad alemana durante una hora y diez minutos. La acción alterna los padecimientos de varios personajes: soldados alemanes y norteamericanos, civiles, médicos y enfermeras, ancianos, sacerdotes... Ledig la convierte en una novela coral (en forma de mosaico, apunta Hage), estructurada en breves fragmentos de prosa ágil, de frases cortas y concisas, que golpean al lector, lo sacuden y lo dejan tieso. El autor posee cierto registro que lo emparenta con los escritores de novela negra. Represalia funciona como un tren que va a muchísima velocidad, y en cuanto uno se sube a él no puede abandonar la lectura. La descripción de una hora llena de horror, llamas y muerte exigía esa rapidez. Copio un fragmento de muestra:
El jefe del grupo del búnker alto corría como una máquina en medio del vapor borboteante y espeso.
Respiraba con los labios apretados y los ojos cerrados.
Tras chocar de cabeza contra una señal de tráfico, se tambaleó y cayó de la acera con los brazos abiertos. A la calzada. Al asfalto líquido.
Sonó un chirrido. El alquitrán produjo ampollas.
Retorciéndose de dolor, se revolcó convertido en una pella negra dentro de la masa pegajosa del asfalto.
No gritó, ni luchó. Era el calor el que dirigía sus movimientos.
El calor arqueó su cabeza hacia arriba y extendió sus miembros como si se abrazase a la tierra. Ya no parecía una persona, sino un cangrejo.
Murió de un género de muerte desconocida hasta entonces. Asado a la parrilla.
Marta, ¿no te recuerda un poco a Carver, pero con un toque de Littell?
lunes, 26 de enero de 2009
Von Rezzori: otra propuesta para el proximo mes
REZZORI, GREGOR VON
Gregor von Rezzori (1914-1998), hijo de una familia cosmopolita y aristocrática, nació en Czernovitz, capital de la Bucovina cuando era una provincia oriental del imperio austrohúngaro. Estudió en la Universidad de Viena y vivió también en Bucarest, en Berlín, en París y en Italia. Personalidad polifacética, al margen de su actividad novelística fue periodista e ilustrador y realizó incursiones en la radio, la televisión y el cine (como guionista y como actor).
CUANDO LA HISTORIA NOS REVELA EL ODIO
DESMOND CHRISTY
Gregor von Rezzori, quien ha fallecido a la edad de 83 años, escribió varias novelas en las que recrea un mundo destruido por el odio, sentimiento contra el cual él acabó rebelándose. El autor recuerda la ocasión en la que su padre entró en su cuarto, cuando Hitler ya había ascendido al poder, con una revista en cuya portada aparecía la foto de éste. «Hemos perdido nuestra Austria», dijo su padre. «Alemania es la nueva estrella. Pero mira esta cara. ¡No pienso ser su lacayo!».
A pesar de que su padre despreciaba la cara de Hitler, compartía su antisemitismo, que contribuiría a la destrucción del mundo en el que el joven Rezzori creció, una región (Bukovina) del imperio austrohúngaro donde vivían rusos, judíos, alemanes, rumanos y comunidades de gitanos. «Tengo la Babel de esta fabulosa tierra en mis oídos: rumano, ucraniano, alemán, yídish, polaco, magiar, armenio...», diría más tarde.
Gregor von Rezzori nació en Cernovitz, ahora llamada Chernovtsky, en Ucrania, donde el antisemitismo era un sentimiento muy antiguo. Sin embargo, el odio que su padre sentía contra los judíos respondía quizá a su esnobismo y sus aires de aristócrata, tema recurrente de su obra literaria.
Tal como cuenta Von Rezzori en su novela más conocida, titulada irónicamente Memorias de un antisemita, los orígenes aristocráticos de los Rezzori, al contrario de lo que pretendían, no son muy claros.
Después de pasar su infancia yendo de cacerías con su padre en Bukovina, Rezzori hizo estudios en Leoben y en Viena. Se trasladó a Bucarest, donde trabajó de ilustrador -más tarde él mismo ilustraría su libro Cuentos de Magrebinia (1953)-, pasó una temporada de vuelta en Viena, entre 1934 y 1936, y a continuación se marchó a Berlín. Durante tres años evitó ser llamado a filas gracias a su pasaporte rumano; luego logró retrasar su marcha al frente hasta el fin de las hostilidades.
¿Por qué no quería combatir? Al principio Von Rezzori pensaba que el nazismo era maravilloso y creía en la gran Alemania y en la superioridad de la raza blanca. Sin embargo, tenía numerosos amigos judíos y se había enamorado de varias mujeres judías. El Anschluss (Anexión) de 1938 lo había conmocionado profundamente. Entonces se percató de que la mayoría de sus amigos eran judíos: «La idea de la gran Alemania, de la superioridad de la raza blanca, todo aquello que en un principio me parecía claro, de repente pasó a ser aberrante, terrible y espantoso».
Tras la guerra, Von Rezzori trabajó en Hamburgo durante una temporada, redactando propaganda antifascista en una estación de radio local, y escribiendo guiones de cine para productores alemanes e italianos. En los años 60 se estableció en la Toscana, tras haber contraído matrimonio con Beatrice Monti della Corte, compañera perfecta para un hombre que amaba los placeres de la vida, que tenía algo de dandi.
Von Rezzori hablaba de los grandes escritores, en particular de los escritores del pasado, como si fuesen sus amigos íntimos: «Mi buen amigo Goethe; mi colega, Schlegel». Y en cierto sentido lo eran.
Von Rezzori, como Moravia, entendía el género de la novela como la perfección de la autobiografía. En sus libros se escucha la voz tamizada, humana e irónica de la memoria. Sus libros conservarán los recuerdos de todas las personas que amó, de aquel mundo de la infancia perdido para siempre, y nos mantendrán alerta contra los odios que la historia guarda para destruirnos.
Gregor von Rezzori nació en Chernovtsky (Ucrania) el 13 de mayo de 1914 y murió en Toscana el 23 de abril de 1998.
WIKIPEDIA
Nació en Czernowitz, en Bucowina, el 13 de mayo de 1914. Hijo de una noble familia cosmopolita de ascendente predominantemente austríaco e italiano, vino al mundo un mes antes del estallido de Sarajevo, en un rincón perdido del imperio de Francisco José. Creció en Rumania y en Austria, sin terminar ninguno de los estudios que emprendió. Vivió largo tiempo entre Berlín, Munich y Hamburgo para
establecerse más tarde en la Italia central.
Gregor von Rezzori ha impregnado de un cosmopolitismo iridiscente (y a menudo burlesco) sus numerosas actividades; ha sido periodista y escritor, pero también dibujante e ilustrador y ha hecho también incursiones en los ámbitos de la radio, la televisión y el cine (como guionista y como actor). Como no podía explicar en pocas palabras sus complicados orígenes, se inventó una patria, «el muy grande y glorioso país de Magrebinia», un calidoscopio balcánico con un marcado acento oriental y algo de la herencia de los Habsburgo, sobre el que ha narrado aventuras, fábulas, anécdotas y ha descrito sus héroes y sus canallas en un libro, Maghrebinische Geschichten (1953), que fue muy bien acogido tanto por la crítica como por el público.
Tras la novela Ödipus siegt bei Stalingrad (1954), ambientada en un Berlín al borde del abismo, Rezzori regresó al escenario de la infancia, pero explorándolo y dilatándolo hasta darle una dimensión de patria universal, con Un armiño en Chernopol [Ein Hermelin in Tschernopol, 1958], su libro más estimulante y más denso, una novela que alcanza el umbral de la lírica y la épica, pero que se inclina voluntariamente hacia lo grotesco. La narración (más que la trama), llena de páginas sublimes, sostenida por una prosa elegante y muy sabia, se mueve alrededor de tres polos: la sensibilidad infantil («Ninguna infancia es bella, ninguna infancia es feliz y ni siquiera la nuestra podía serlo»), el escepticismo del prefecto, el señor Tarangolian («En Chernopol reina soberana la indiferencia que nos hace incrédulas respecto de todo y de todos, salvo hacia uno mismo») y el idealismo anacrónico de un oficial de los húsares, el mayor Tildy, el «armiño» destinado a la derrota y a la destrucción. En otro libro muy ambicioso, Der Tod meines Bruders Abel (1976), Rezzori derrochó hasta el virtuosismo su talento para mezclar tonos, tempos, ritmos y estilos para reunir, en un espacio de conmemoración del yo. Los restos y los pedazos dispersados a lo largo del
itinerario de su vida, en un recorrido efímero. Y no obstante marcado por figuras femeninas soberbiamente retratadas, y por episodios histórico-fantásticos contados con una rara eficacia. Cabe citar también la obra Memorias de un anstisemita. Además de otros libros que retoman el filón de la saga «magrebínica» Rezzori ha publicado volúmenes de artículos y ensayos y un reportaje, Die Toten auf inhre Plätze!, (1966), sobre sus experiencias de actor en México, al lado de Brigitte Bardot y Jeanne Moreau, en el rodaje de la película ¡Viva María! De Louis Malle.
LITERARY WORKS
Rezzori began his career as a writer of light novels, but he first encountered success in 1953 with the Maghrebinian Tales, a suite of droll stories and anecdotes from an imaginary land called "Maghrebinia", which reunited in a grotesque and parodic key traits of his multicultural Bukovinian birthplace, of extinct Austria-Hungary and of Bucharest of his youth. Over the years, Rezzori published further Maghrebinian Tales, which increased his reputation of language virtuosity and free spirit, writing with wit, insight and elegance.[1]
Other novels, such as The Death of My Brother Abel, Oedipus at Stalingrad, or The Snows of Yesteryear, recording the fading world at the time of the World Wars, have been celebrated for their powerful descriptive prose, nuance and style.[2]
Von Rezzori first came to the attention of English-speaking readers with the 1969 publication of the story "Memoirs of an Anti-Semite," in The New Yorker. On this occasion, Elie Wiesel, who was born in Bukovina's neighboring Maramureş, wrote:
"Rezzori addresses the major problems of our time, and his voice echoes with the disturbing and wonderful magic of a true storyteller."[3]
In his Guide for Idiots through the German Society, von Rezzori also used his noted taste for satire. Although he was not unanimously perceived as a major author in the German-speaking area, his posthumous reception has arguably confirmed him among the most important modern German-language authors.[2]
LA GRAN TRILOGÍA (904 pag.) - Anagrama
Si las Memorias de un antisemita son una reconstrucción irónica y evocadora de la vida de un aristócrata nacido durante la primera guerra europea, y una reflexión, desconfiada e inquieta, respecto de la «diferencia», y si Flores en la nieve es la recreación de un mundo que, aunque desaparecido con la Segunda Guerra Mundial, todavía hoy sigue siendo motivo de nostalgia, Un armiño en Chernopol –novela galardonada con el prestigioso Premio Fontane– es un grandioso fresco social de la Europa de entreguerras ambientado en una ciudad «imaginaria» inspirada en la Chernovitz natal del autor, donde se dan cita un sinnúmero de etnias y lenguas, y los personajes más variopintos. Considerado por algunos el Proust de la lengua alemana, Gregor von Rezzori recupera un fragmento de aquella Europa mítica, y lo hace con un lenguaje desbordante. Claudio Magris, en su introducción, apunta que fue «un extraordinario poeta de ese hiato que, para el hombre moderno, se abre entre el yo y la vida». En la Europa de nuestros días, resulta asombrosa la actualidad de este paisaje y la vigencia de sus reflexiones. En resumen, un gran libro, una trilogía imprescindible reunida en un libro, de acuerdo con su viuda Beatrice Monti della Corte von Rezzori, por primera vez.
FLORES EN LA NIEVE (344 pag.) – Anagrama
Un personal y brillantísimo ejercicio autobiográfico del último heredero de la dinastía centroeuropea de Roth, Schnitzler, Hofmannstahi y Musil. El autor perfila su autorretrato a través de una serie de personajes interpuestos, seres que lo amaron y lo marcaron para siempre. El libro recrea, con sutileza, ironía y sensualidad, un mundo ya desaparecido, un mundo cosmopolita que la Segunda Guerra Mundial borró de los mapas.
UN ARMIÑO EN CHERNOPOL (382 pag.) - Anagrama
MEMORIAS DE UN ANTISEMITA (304 pag.) - Anagrama
Gregor von Rezzori (1914-1998), hijo de una familia cosmopolita y aristocrática, nació en Czernovitz, capital de la Bucovina cuando era una provincia oriental del imperio austrohúngaro. Estudió en la Universidad de Viena y vivió también en Bucarest, en Berlín, en París y en Italia. Personalidad polifacética, al margen de su actividad novelística fue periodista e ilustrador y realizó incursiones en la radio, la televisión y el cine (como guionista y como actor).
CUANDO LA HISTORIA NOS REVELA EL ODIO
DESMOND CHRISTY
Gregor von Rezzori, quien ha fallecido a la edad de 83 años, escribió varias novelas en las que recrea un mundo destruido por el odio, sentimiento contra el cual él acabó rebelándose. El autor recuerda la ocasión en la que su padre entró en su cuarto, cuando Hitler ya había ascendido al poder, con una revista en cuya portada aparecía la foto de éste. «Hemos perdido nuestra Austria», dijo su padre. «Alemania es la nueva estrella. Pero mira esta cara. ¡No pienso ser su lacayo!».
A pesar de que su padre despreciaba la cara de Hitler, compartía su antisemitismo, que contribuiría a la destrucción del mundo en el que el joven Rezzori creció, una región (Bukovina) del imperio austrohúngaro donde vivían rusos, judíos, alemanes, rumanos y comunidades de gitanos. «Tengo la Babel de esta fabulosa tierra en mis oídos: rumano, ucraniano, alemán, yídish, polaco, magiar, armenio...», diría más tarde.
Gregor von Rezzori nació en Cernovitz, ahora llamada Chernovtsky, en Ucrania, donde el antisemitismo era un sentimiento muy antiguo. Sin embargo, el odio que su padre sentía contra los judíos respondía quizá a su esnobismo y sus aires de aristócrata, tema recurrente de su obra literaria.
Tal como cuenta Von Rezzori en su novela más conocida, titulada irónicamente Memorias de un antisemita, los orígenes aristocráticos de los Rezzori, al contrario de lo que pretendían, no son muy claros.
Después de pasar su infancia yendo de cacerías con su padre en Bukovina, Rezzori hizo estudios en Leoben y en Viena. Se trasladó a Bucarest, donde trabajó de ilustrador -más tarde él mismo ilustraría su libro Cuentos de Magrebinia (1953)-, pasó una temporada de vuelta en Viena, entre 1934 y 1936, y a continuación se marchó a Berlín. Durante tres años evitó ser llamado a filas gracias a su pasaporte rumano; luego logró retrasar su marcha al frente hasta el fin de las hostilidades.
¿Por qué no quería combatir? Al principio Von Rezzori pensaba que el nazismo era maravilloso y creía en la gran Alemania y en la superioridad de la raza blanca. Sin embargo, tenía numerosos amigos judíos y se había enamorado de varias mujeres judías. El Anschluss (Anexión) de 1938 lo había conmocionado profundamente. Entonces se percató de que la mayoría de sus amigos eran judíos: «La idea de la gran Alemania, de la superioridad de la raza blanca, todo aquello que en un principio me parecía claro, de repente pasó a ser aberrante, terrible y espantoso».
Tras la guerra, Von Rezzori trabajó en Hamburgo durante una temporada, redactando propaganda antifascista en una estación de radio local, y escribiendo guiones de cine para productores alemanes e italianos. En los años 60 se estableció en la Toscana, tras haber contraído matrimonio con Beatrice Monti della Corte, compañera perfecta para un hombre que amaba los placeres de la vida, que tenía algo de dandi.
Von Rezzori hablaba de los grandes escritores, en particular de los escritores del pasado, como si fuesen sus amigos íntimos: «Mi buen amigo Goethe; mi colega, Schlegel». Y en cierto sentido lo eran.
Von Rezzori, como Moravia, entendía el género de la novela como la perfección de la autobiografía. En sus libros se escucha la voz tamizada, humana e irónica de la memoria. Sus libros conservarán los recuerdos de todas las personas que amó, de aquel mundo de la infancia perdido para siempre, y nos mantendrán alerta contra los odios que la historia guarda para destruirnos.
Gregor von Rezzori nació en Chernovtsky (Ucrania) el 13 de mayo de 1914 y murió en Toscana el 23 de abril de 1998.
WIKIPEDIA
Nació en Czernowitz, en Bucowina, el 13 de mayo de 1914. Hijo de una noble familia cosmopolita de ascendente predominantemente austríaco e italiano, vino al mundo un mes antes del estallido de Sarajevo, en un rincón perdido del imperio de Francisco José. Creció en Rumania y en Austria, sin terminar ninguno de los estudios que emprendió. Vivió largo tiempo entre Berlín, Munich y Hamburgo para
establecerse más tarde en la Italia central.
Gregor von Rezzori ha impregnado de un cosmopolitismo iridiscente (y a menudo burlesco) sus numerosas actividades; ha sido periodista y escritor, pero también dibujante e ilustrador y ha hecho también incursiones en los ámbitos de la radio, la televisión y el cine (como guionista y como actor). Como no podía explicar en pocas palabras sus complicados orígenes, se inventó una patria, «el muy grande y glorioso país de Magrebinia», un calidoscopio balcánico con un marcado acento oriental y algo de la herencia de los Habsburgo, sobre el que ha narrado aventuras, fábulas, anécdotas y ha descrito sus héroes y sus canallas en un libro, Maghrebinische Geschichten (1953), que fue muy bien acogido tanto por la crítica como por el público.
Tras la novela Ödipus siegt bei Stalingrad (1954), ambientada en un Berlín al borde del abismo, Rezzori regresó al escenario de la infancia, pero explorándolo y dilatándolo hasta darle una dimensión de patria universal, con Un armiño en Chernopol [Ein Hermelin in Tschernopol, 1958], su libro más estimulante y más denso, una novela que alcanza el umbral de la lírica y la épica, pero que se inclina voluntariamente hacia lo grotesco. La narración (más que la trama), llena de páginas sublimes, sostenida por una prosa elegante y muy sabia, se mueve alrededor de tres polos: la sensibilidad infantil («Ninguna infancia es bella, ninguna infancia es feliz y ni siquiera la nuestra podía serlo»), el escepticismo del prefecto, el señor Tarangolian («En Chernopol reina soberana la indiferencia que nos hace incrédulas respecto de todo y de todos, salvo hacia uno mismo») y el idealismo anacrónico de un oficial de los húsares, el mayor Tildy, el «armiño» destinado a la derrota y a la destrucción. En otro libro muy ambicioso, Der Tod meines Bruders Abel (1976), Rezzori derrochó hasta el virtuosismo su talento para mezclar tonos, tempos, ritmos y estilos para reunir, en un espacio de conmemoración del yo. Los restos y los pedazos dispersados a lo largo del
itinerario de su vida, en un recorrido efímero. Y no obstante marcado por figuras femeninas soberbiamente retratadas, y por episodios histórico-fantásticos contados con una rara eficacia. Cabe citar también la obra Memorias de un anstisemita. Además de otros libros que retoman el filón de la saga «magrebínica» Rezzori ha publicado volúmenes de artículos y ensayos y un reportaje, Die Toten auf inhre Plätze!, (1966), sobre sus experiencias de actor en México, al lado de Brigitte Bardot y Jeanne Moreau, en el rodaje de la película ¡Viva María! De Louis Malle.
LITERARY WORKS
Rezzori began his career as a writer of light novels, but he first encountered success in 1953 with the Maghrebinian Tales, a suite of droll stories and anecdotes from an imaginary land called "Maghrebinia", which reunited in a grotesque and parodic key traits of his multicultural Bukovinian birthplace, of extinct Austria-Hungary and of Bucharest of his youth. Over the years, Rezzori published further Maghrebinian Tales, which increased his reputation of language virtuosity and free spirit, writing with wit, insight and elegance.[1]
Other novels, such as The Death of My Brother Abel, Oedipus at Stalingrad, or The Snows of Yesteryear, recording the fading world at the time of the World Wars, have been celebrated for their powerful descriptive prose, nuance and style.[2]
Von Rezzori first came to the attention of English-speaking readers with the 1969 publication of the story "Memoirs of an Anti-Semite," in The New Yorker. On this occasion, Elie Wiesel, who was born in Bukovina's neighboring Maramureş, wrote:
"Rezzori addresses the major problems of our time, and his voice echoes with the disturbing and wonderful magic of a true storyteller."[3]
In his Guide for Idiots through the German Society, von Rezzori also used his noted taste for satire. Although he was not unanimously perceived as a major author in the German-speaking area, his posthumous reception has arguably confirmed him among the most important modern German-language authors.[2]
LA GRAN TRILOGÍA (904 pag.) - Anagrama
Si las Memorias de un antisemita son una reconstrucción irónica y evocadora de la vida de un aristócrata nacido durante la primera guerra europea, y una reflexión, desconfiada e inquieta, respecto de la «diferencia», y si Flores en la nieve es la recreación de un mundo que, aunque desaparecido con la Segunda Guerra Mundial, todavía hoy sigue siendo motivo de nostalgia, Un armiño en Chernopol –novela galardonada con el prestigioso Premio Fontane– es un grandioso fresco social de la Europa de entreguerras ambientado en una ciudad «imaginaria» inspirada en la Chernovitz natal del autor, donde se dan cita un sinnúmero de etnias y lenguas, y los personajes más variopintos. Considerado por algunos el Proust de la lengua alemana, Gregor von Rezzori recupera un fragmento de aquella Europa mítica, y lo hace con un lenguaje desbordante. Claudio Magris, en su introducción, apunta que fue «un extraordinario poeta de ese hiato que, para el hombre moderno, se abre entre el yo y la vida». En la Europa de nuestros días, resulta asombrosa la actualidad de este paisaje y la vigencia de sus reflexiones. En resumen, un gran libro, una trilogía imprescindible reunida en un libro, de acuerdo con su viuda Beatrice Monti della Corte von Rezzori, por primera vez.
FLORES EN LA NIEVE (344 pag.) – Anagrama
Un personal y brillantísimo ejercicio autobiográfico del último heredero de la dinastía centroeuropea de Roth, Schnitzler, Hofmannstahi y Musil. El autor perfila su autorretrato a través de una serie de personajes interpuestos, seres que lo amaron y lo marcaron para siempre. El libro recrea, con sutileza, ironía y sensualidad, un mundo ya desaparecido, un mundo cosmopolita que la Segunda Guerra Mundial borró de los mapas.
UN ARMIÑO EN CHERNOPOL (382 pag.) - Anagrama
MEMORIAS DE UN ANTISEMITA (304 pag.) - Anagrama
miércoles, 21 de enero de 2009
Stieg Larsson: La reina en el palacio de las corrientes de aire
O mejor "La reine dans le palais des courants d´air", porque como van a tardar en publicarlo, he decidido leero en francés.
Lo primero que pone en la contraportada del libro es "Los que aún no hayan leido los dos primeros tomos de la trilogia Millenium no lean las lineas que siguen si prefieren descubrir por ellos mismos este tercer volumen de una serie que se ha convertido rapidamente en de culto".
Intentaré comentarlo sin destriparos el libro. A mí me ha encantado, y he vuelto a quedarme hasta las tantas sin dormir para acabarlo. Larsson domina la técnica de escribir novela negra.
Si en el segundo la primera parte se podía hacer un poco repetitiva para los que habíamos leido el primer libro, en esta tercera entrega la acción avanza rápidamente desde el momento cero. Pero en este caso, se trata de un libro "policiaco", en el que el objetivo es resolver un enigma. El libro se centra en Lisbeth Salander, en los abusos que ha sufrido por parte del sistema, y en el proceso judicial que lo va a demostrar.
He leido algunas críticas en el sentido de que hay cosas no demasiado creibles. ¿Y qué? Si no, no tendría tanta gracia. Pero hay que decir que está bien construido y que al final todo cuadra.
En resumen, un libro excelente que consigue su objetivo: entretener.
Animaros a decir que os parece
Lo primero que pone en la contraportada del libro es "Los que aún no hayan leido los dos primeros tomos de la trilogia Millenium no lean las lineas que siguen si prefieren descubrir por ellos mismos este tercer volumen de una serie que se ha convertido rapidamente en de culto".
Intentaré comentarlo sin destriparos el libro. A mí me ha encantado, y he vuelto a quedarme hasta las tantas sin dormir para acabarlo. Larsson domina la técnica de escribir novela negra.
Si en el segundo la primera parte se podía hacer un poco repetitiva para los que habíamos leido el primer libro, en esta tercera entrega la acción avanza rápidamente desde el momento cero. Pero en este caso, se trata de un libro "policiaco", en el que el objetivo es resolver un enigma. El libro se centra en Lisbeth Salander, en los abusos que ha sufrido por parte del sistema, y en el proceso judicial que lo va a demostrar.
He leido algunas críticas en el sentido de que hay cosas no demasiado creibles. ¿Y qué? Si no, no tendría tanta gracia. Pero hay que decir que está bien construido y que al final todo cuadra.
En resumen, un libro excelente que consigue su objetivo: entretener.
Animaros a decir que os parece
martes, 20 de enero de 2009
Etiquetas
Por favor, de ahora en adelante, al incluir nuevas entradas, rellenad el apartado de Opciones de entrada, etiquetas (el cuadradito blanco de abajo) con el nombre del autor del que se trate, o otra (funcionamiento...)
Así, tendremos clasificadas las entradas en el gadget que aparece a mano izquierda y podemos acceder a toda la información sobre un mismo autor o tema.
Un saludo
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Un saludo
Stieg Larsson: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina
La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Stieg Larsson
Argumento:
Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarse del foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir una férrea disciplina y no contestar a las llamadas ni a los mensajes de Mikael, que no entiende por qué ha desaparecido de su vida sin dar ningún tipo de explicación. Lisbeth se cura las heridas de amor en soledad, aunque intente distraer el desencanto con el estudio de las matemáticas y ciertos placeres en una playa del Caribe.
¿Y Mikael? El gran héroe, Súper Blomkvist, vive buenos momentos en Millennium, con las finanzas de la revista saneadas y reconocimiento profesional por parte de colegas y otros medios. Ahora tiene entre manos un reportaje apasionante sobre el tráfico y la prostitución de mujeres procedentes del Este que le han propuesto una pareja, Dag y Mia.
Las vidas de nuestros dos protagonistas parecen haberse separado por completo, pero entretanto... una muchacha, atada a una cama, soporta un día tras otro las horribles visitas de un ser despreciable y, sin decir palabra, sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, con la forma de provocar el fuego que acabe con todo.
(Ana ya lo ha leído, incluso tiene en casa el tercer libro en francés...)
Ian Mc Ewan
Novelista y guionista británico. Nació en Aldershot, hijo de un sargento mayor y procurador militar escocés. La infancia de McEwan fue la propia de un hijo de militar de la época. La familia se trasladó sucesivamente a Singapur, Trípoli y otros lugares. Tras abandonar sus estudios, McEwan viajó a Grecia, donde se ganó la vida como barrendero. Posteriormente asistió a las universidades de Sussex y East Anglia. En esta última fue el primer estudiante inscrito en el curso de Escritura creativa impartido por Malcolm Bradbury. Sus dos primeras colecciones de relatos, Primer amor, últimos ritos (1975) y Entre las sábanas (1978), resultaron muy controvertidas. El autor emplea en ellas un estilo muy elaborado para ofrecer extraños relatos cotidianos de obsesiones sexuales, perversidad y muerte. Su primera novela, Jardín de cemento (1978), en la que unos niños entierran el cadáver de su madre en el sótano, se ocupa de estos mismos temas. En 1979 su serie de televisión Geometría sólida saltó a los titulares de la prensa nacional al ser censurada por la British Broadcasting Corporation (BBC) por una escena en la que aparecía un pene flotando en el interior de un recipiente. A continuación escribió otras novelas igualmente macabras, El placer del viajero (1981) y Niños en el tiempo (1987). Su guión para la película El almuerzo del labrador (1990) es un ataque frontal del tatcherismo. Cabe mencionar además las novelas El inocente (1990), un thriller ambientado en Alemania durante la década de los años 50, Perros negros (1992), una respuesta a las secuelas del nazismo en Europa, y Amor perdurable (1998). En 1994 publicó una colección de cuentos infantiles.
Además, comentario sobre "Sábado" de Ian Mc Ewan en
domingo, 18 de enero de 2009
Babelia
Artículo sobre Chesil Beach en Babelia, "Los libros de 2008".
http://www.elpais.com/articulo/semana/placer/paraisos/perdidos/elpepuculbab/20081227elpbabese_3/Tes
http://www.elpais.com/articulo/semana/placer/paraisos/perdidos/elpepuculbab/20081227elpbabese_3/Tes
Babelia. Los libros de 2008.
En el último número de Babelia de 2008 viene una selección de los 10 mejores libros de 2008. Es el resultado de una encuesta a los críticos y colaboradores habituales del suplemento. lo llevaré a la cena del día 6 pero ahí va un adelanto.
1. Chesil Beach. Ian McEwan
3. Sale el espectro. Philip Roth
5. La isla. Giani Stuparich
6. En el café de la juventud perdida. Patrick Mondiano.
8. Millenium I y II. Stieg Larsson
He seleccionado solo las novelas, el resto son ensayo y poesía.
La que más me ha tentado ha sido la primera, Chesil Beach de Ian McEwan. La novela más conocida de éste autor creo que es Expiación, no la he leído pero la califican como "gran novela épica", y ha sido llevada al cine recientemente. Chesil Beach es radicalmente distinta, una historia que bordea lo nimio, que retrata lo cotidiano y prosaico, pero con maestría. Podríamos tener en cuenta a éste autor para las próximas reuniones, no sé que os parece o si ya le conocéis.
Leer ésta crítica a ver que os parece.
Hasta pronto
http://www.elpais.com/articulo/semana/Ian/McEwan/Chesil/Beach/elpepuculbab/20080301elpbabese_5/Tes
1. Chesil Beach. Ian McEwan
3. Sale el espectro. Philip Roth
5. La isla. Giani Stuparich
6. En el café de la juventud perdida. Patrick Mondiano.
8. Millenium I y II. Stieg Larsson
He seleccionado solo las novelas, el resto son ensayo y poesía.
La que más me ha tentado ha sido la primera, Chesil Beach de Ian McEwan. La novela más conocida de éste autor creo que es Expiación, no la he leído pero la califican como "gran novela épica", y ha sido llevada al cine recientemente. Chesil Beach es radicalmente distinta, una historia que bordea lo nimio, que retrata lo cotidiano y prosaico, pero con maestría. Podríamos tener en cuenta a éste autor para las próximas reuniones, no sé que os parece o si ya le conocéis.
Leer ésta crítica a ver que os parece.
Hasta pronto
http://www.elpais.com/articulo/semana/Ian/McEwan/Chesil/Beach/elpepuculbab/20080301elpbabese_5/Tes
lunes, 12 de enero de 2009
Haciendo un poco de historia...
Haciendo un poco de historia, recordar que la idea de nuestro grupo de lectura nació en Castro en el verano de 2007 y se hizo realidad al volver de las vacaciones. De lo que estoy segura, es de que yo me incorporé un par de libros más tarde que la mayoría de vosotras, porque volvía en septiembre de nuestra aventura de dos meses en Brasil, aunque acepté la propuesta de Ana (vía e-mail) desde Curitiba inmediatamente.
He hecho una lista con los títulos que mes a mes hemos ido leyendo y comentando y me gustaría que me ayudarais a completarla.
Yo, empecé con Bolaño, que recuerdo que durante las dos primeras sesiones de lectura se me hizo pesado pero después, poco a poco consiguió engancharme hasta tal punto que los dos días antes de la reunión hice un intensivo de lectura sin precedentes.
Si os parece, además de (sobre todo) hacer referencia a los nuevos títulos que caerán en nuestras manos a lo largo del año que acabamos de empezar, también podemos recordar los ya leídos y comentados.
LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES; MICHEL HOUELLEBECQ
KITCHEN; BANANA YOSHIMOTO
LOS DETECTIVES SALVAJES; ROBERTO BOLAÑO
MIL GRULLAS ; KAWABATA YASUNARI
EL ARREBATO DE LOL V. STERN ; MARGUERITE DURAS
VIDA Y DESTINO; VASILI GROSSMAN
LA CARRETERA; CORMACK MC CARTHY
ZAPATOS ITALIANOS; HENNING MANKELL
ROJO Y NEGRO; STENDHAL ( julio 2008)
EL CORAZON HELADO ; ALMUDENA GRANDES
NUNCA ME ABANDONES; KAZUO ISHIGURO
MIENTRAS AGONIZO; WILLIAM FAULKNER (oct 2008)
LA HIJA DEL SEPULTURERO; JOYCE CAROL OATES (diciembre 2008)
He hecho una lista con los títulos que mes a mes hemos ido leyendo y comentando y me gustaría que me ayudarais a completarla.
Yo, empecé con Bolaño, que recuerdo que durante las dos primeras sesiones de lectura se me hizo pesado pero después, poco a poco consiguió engancharme hasta tal punto que los dos días antes de la reunión hice un intensivo de lectura sin precedentes.
Si os parece, además de (sobre todo) hacer referencia a los nuevos títulos que caerán en nuestras manos a lo largo del año que acabamos de empezar, también podemos recordar los ya leídos y comentados.
LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES; MICHEL HOUELLEBECQ
KITCHEN; BANANA YOSHIMOTO
LOS DETECTIVES SALVAJES; ROBERTO BOLAÑO
MIL GRULLAS ; KAWABATA YASUNARI
EL ARREBATO DE LOL V. STERN ; MARGUERITE DURAS
VIDA Y DESTINO; VASILI GROSSMAN
LA CARRETERA; CORMACK MC CARTHY
ZAPATOS ITALIANOS; HENNING MANKELL
ROJO Y NEGRO; STENDHAL ( julio 2008)
EL CORAZON HELADO ; ALMUDENA GRANDES
NUNCA ME ABANDONES; KAZUO ISHIGURO
MIENTRAS AGONIZO; WILLIAM FAULKNER (oct 2008)
LA HIJA DEL SEPULTURERO; JOYCE CAROL OATES (diciembre 2008)
DESIERTO; JEAN-MARIE GUSTAVE LE CLÉZIO (febrero 2009)
CHESIL BEACH; IAN MCEWAN (marzo 2009)
LA SEÑORA DALLOWAY; VIRGINIA WOLF (abril 2009)
EL GRUPO; MARY McCARTHY (mayo 2009)
INDIGNACIÓN; PHILIP ROTH (mayo 2009)
LA SOCIEDAD LITERARIA Y EL PASTEL DE PIEL DE PATATA DE GERNSEY; MARY ANN SCHAFFER (junio 2009)
FRÍAS FLORES DE MARZO (o cualquier otro título del autor); ISMAIL KADARÉ (julio 2009)
EL LEGADO DE HUMBOLDT; SAUL BELLOW (octubre 2009)
EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO; CARSON MCCULLERS (noviembre 2009)
LAS VIDAS PRIVADAS DE PIPPA LEE; REBECCA MILLER (noviembre 2009)
EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA; HIROMI KAWAKAMI (noviembre 2009)
AL PIE DE LA ESCALERA; LORRIE MOORE (diciembre 2009)
OJOS AZULES; TONI MORRISON
EL CUENTO DE LA CRIADA; MARGARET ATWOOD
Etiquetas:
Reunión del Club de Lectura
viernes, 9 de enero de 2009
Como funciona el blog
PARA PODER METER ENTRADAS NUEVAS
Os he enviado a cada una de vosotras una invitación para poder hacer entradas en el blog. Teneis que pinchar en el enlace que os he enviado a cada una y seguir las instrucciones.
COMENTARIOS
Los puede hacer cualquiera. Teneis que pinchar en comentario. Despues de escribir en el recuadro lo que querais, marcais en identidad nombre y meteis vuestro nombre
E-MAILS QUE FALTAN
No tengo los e-mails de todas. Mandadme un mensaje con los que sepais que faltan para que les mande una invitacion para poder hacer entradas nuevas
Un saludo
Os he enviado a cada una de vosotras una invitación para poder hacer entradas en el blog. Teneis que pinchar en el enlace que os he enviado a cada una y seguir las instrucciones.
COMENTARIOS
Los puede hacer cualquiera. Teneis que pinchar en comentario. Despues de escribir en el recuadro lo que querais, marcais en identidad nombre y meteis vuestro nombre
E-MAILS QUE FALTAN
No tengo los e-mails de todas. Mandadme un mensaje con los que sepais que faltan para que les mande una invitacion para poder hacer entradas nuevas
Un saludo
Cambio de fecha de la cena de Le Clezio
Como hemos comentado por teléfono, queda pospuesta al 6 de febrero de 2009.
LE CLEZIO
Le Clézio, devenir otro
Decir su nombre, y su escritura, es decir movimiento, aventura, viaje, búsqueda de las raíces y mestizaje. Porque todo en el escritor de Niza con antecedentes africanos es cambio, desplazamiento entre dos... devenir otro, hasta arena y mar
Desde la infancia estuvo marcado por el gusto a viajar. «Soy un hombre sin tierra; no pertenezco a ninguna cultura. Mi padre era así. ¡Siempre estaba proyectando escaparse a Canadá, a las Baleares, a Malta!... Él me transmitió su sueño de huida»
Iñaki URDANIBIA Crítico literario
Como siempre en los días precedentes a la decisión de la Academia sueca, las quinielas se han disparado acerca de quién iba a ser galardonado con el Nobel de Literatura: el poeta árabe Adonis, el ensayista y novelista italiano Claudio Magris, la canadiense Margaret Atwood, o el misterioso norteamericano Thomas Pynchon. No se sabe muy bien si en una jugada de despiste –amagar para un lado para lanzar el golpe para el otro–, el secretario de la institución nórdica afirma que el centro de gravedad de la literatura se encuentra en estos momentos en Europa, ya que Norteamérica se ha convertido en una isla que sólo se mira a sí misma y produce para dentro de sus límites, sin preocuparse del resto. Así las cosas, todo hacía pensar que, por de pronto, de la lista de favoritos se caían dos, los dos últimos de los nombrados, según cómo se interprete; por cierto, ambos poco paradigmáticos en lo que hace a la escritura típica (?) de tales latitudes: la canadiense, escritora europea donde las haya si por tal tomamos en cuenta los aspectos temáticos y sus preocupaciones ensayísticas; del otro, qué decir: escritor a su bola, caótico, lejos del mundanal ruido de las candilejas literarias, de los gustos imperantes y más lejos todavía de cualquier tipo de flashes. Así se presentaba la cosa, hace como una semanita
Pues nada, a ninguno de los nombrados, ni a ningún otro de los que sonaba: el premio ha ido a parar a JMG Le Clézio, el hijo de “El Africano”. Decir su nombre, y su escritura, es decir movimiento, aventura, viaje, búsqueda de las raíces y mestizaje..., pues, al fin y al cabo, todo en el escritor de Niza (1940) de antecedentes africanos (su familia de Bretaña emigró a Isla Mauricio en el siglo XVIII, de allí procedía su padre, que luego ejercería como médico en Nigeria), todo en él es cambio, desplazamiento, entre dos… devenir otro, hasta arena y mar. Su propia vida siempre ha sido un viaje continuo: infancia en el Mediodía francés (Roquebilière), estudios de Letras en Niza, profesor en Inglaterra y, a continuación, Bangkok, Europa toda, África del Norte, islas Canarias, Tailandia, Nuevo México, Panamá. Posteriormente, la vida del autor de “Desierto”, hombre “mezclado y desplazado”, transcurre entre México, Isla Mauricio, Niza y París.
Muchas de estas geografías, y las leyendas que escucha a los mayores, empaparon la mente del pequeño Jean-Marie Gustave, marcándole en especial islas Rodríguez, lo que va a hacer que su escritura tenga como escenario tales pagos del Índico: “El buscador de oro” (Versal), “Révolutions”, “La Cuarentena” (Tusquets). Del mismo modo, la huella de México, además de en otras obras (“Le Rêve mexicain”), se puede observar en aquella sintiente biografía à deux del elefante y la paloma, “Frida y Diego” (Temas de Hoy); o su recuerdo de África –con su madre y su hermano– en busca de su padre, el Africano (estos días acaba de ver la luz en el Estado francés su último libro, “Ritournelle de la faim”, en el que hurga en la juventud de su madre, Ethel, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial). Desde la infancia fue marcado pues por el gusto a viajar y por los árboles genealógicos interculturales. «Soy un hombre sin tierra; no pertenezco a ninguna cultura. Mi padre era así. ¡Siempre estaba proyectando escaparse a Canadá, a las Baleares, a Malta!… él me ha transmitido su sueño de huida».
Esto se va a traducir en una serie de obras cuya escritura es de un destacable brillo y cuyos posicionamientos van a estar del lado de los parias, de los abandonados, de los excluidos, marginados y despojados de sus tierras y de sus culturas, de los sans, aspecto que en algún caso va a llevarle –todo hay que decirlo– a rozar la ingenuidad (me refiero a quizá su peor novela: “El pez dorado”, Tusquets). Por otra parte, el autor de “Le Procès-Verbal” (1963) –su primera novela, candidata al Goncourt, galardonada con el Premio Renaudo y traducida en Cátedra bajo el título “El atestado”, 1994– no elude el mirar y denunciar sin tapujos la huella de Occidente en lares alejados a su territorio a la hora de imponer sus valores (¡mucho oro!). Él, impertérrito, avanza en busca de mundos perdidos, de sus enigmas, de sus aplastados códigos que tratan de hallar la armonía con el entorno y no su destrucción “domesticadora” y productivista; y se mezcla con ellos leyendo los signos que los cielos les entregan, en una postura que puede recordar al bon sauvage de Jean-Jacquess Rousseau, y hasta con ciertos resabios franciscanos (me refiero al de Asís). «Liberado de estos inútiles bagajes que son las posesiones, el viajero, al serlo, puede ir, entrar en todos los reinos de la vida. Para estar vivo, basta con ver, consentir, con oír… No hay más que una pasión, es la de la vida en vida sobre la tierra».
Y Le Clézio amparado por Jason, en busca permanente por las islas en las que habitó el personaje de Defoe, Robinson Crusoe, y con un empeño digno de Sísifo por alcanzar la libertad, allá donde ella se encuentre, quizá en la “Ourania” que dibujaba en una de sus últimas novelas, entre viajera y utópica. Y a pesar de las palabras de este impenitente nómada («las ideas, las frases bellas, los monumentos, he ahí simples quimeras. Ni uno de ellos engendrará la vida…»), su viaje, en un exiliarse permanente, no ha cesado de expresarse, pues como él añade, «tengo necesidad de un desequilibrio, de una casa con dos puertas o con dos escaleras, de donde procede igualmente la obsesión por el equilibrio, la búsqueda de la armonía. Continúo escribiendo… es preciso que esto continúe para que no caiga». Y que sea por muchos años.
Decir su nombre, y su escritura, es decir movimiento, aventura, viaje, búsqueda de las raíces y mestizaje. Porque todo en el escritor de Niza con antecedentes africanos es cambio, desplazamiento entre dos... devenir otro, hasta arena y mar
Desde la infancia estuvo marcado por el gusto a viajar. «Soy un hombre sin tierra; no pertenezco a ninguna cultura. Mi padre era así. ¡Siempre estaba proyectando escaparse a Canadá, a las Baleares, a Malta!... Él me transmitió su sueño de huida»
Iñaki URDANIBIA Crítico literario
Como siempre en los días precedentes a la decisión de la Academia sueca, las quinielas se han disparado acerca de quién iba a ser galardonado con el Nobel de Literatura: el poeta árabe Adonis, el ensayista y novelista italiano Claudio Magris, la canadiense Margaret Atwood, o el misterioso norteamericano Thomas Pynchon. No se sabe muy bien si en una jugada de despiste –amagar para un lado para lanzar el golpe para el otro–, el secretario de la institución nórdica afirma que el centro de gravedad de la literatura se encuentra en estos momentos en Europa, ya que Norteamérica se ha convertido en una isla que sólo se mira a sí misma y produce para dentro de sus límites, sin preocuparse del resto. Así las cosas, todo hacía pensar que, por de pronto, de la lista de favoritos se caían dos, los dos últimos de los nombrados, según cómo se interprete; por cierto, ambos poco paradigmáticos en lo que hace a la escritura típica (?) de tales latitudes: la canadiense, escritora europea donde las haya si por tal tomamos en cuenta los aspectos temáticos y sus preocupaciones ensayísticas; del otro, qué decir: escritor a su bola, caótico, lejos del mundanal ruido de las candilejas literarias, de los gustos imperantes y más lejos todavía de cualquier tipo de flashes. Así se presentaba la cosa, hace como una semanita
Pues nada, a ninguno de los nombrados, ni a ningún otro de los que sonaba: el premio ha ido a parar a JMG Le Clézio, el hijo de “El Africano”. Decir su nombre, y su escritura, es decir movimiento, aventura, viaje, búsqueda de las raíces y mestizaje..., pues, al fin y al cabo, todo en el escritor de Niza (1940) de antecedentes africanos (su familia de Bretaña emigró a Isla Mauricio en el siglo XVIII, de allí procedía su padre, que luego ejercería como médico en Nigeria), todo en él es cambio, desplazamiento, entre dos… devenir otro, hasta arena y mar. Su propia vida siempre ha sido un viaje continuo: infancia en el Mediodía francés (Roquebilière), estudios de Letras en Niza, profesor en Inglaterra y, a continuación, Bangkok, Europa toda, África del Norte, islas Canarias, Tailandia, Nuevo México, Panamá. Posteriormente, la vida del autor de “Desierto”, hombre “mezclado y desplazado”, transcurre entre México, Isla Mauricio, Niza y París.
Muchas de estas geografías, y las leyendas que escucha a los mayores, empaparon la mente del pequeño Jean-Marie Gustave, marcándole en especial islas Rodríguez, lo que va a hacer que su escritura tenga como escenario tales pagos del Índico: “El buscador de oro” (Versal), “Révolutions”, “La Cuarentena” (Tusquets). Del mismo modo, la huella de México, además de en otras obras (“Le Rêve mexicain”), se puede observar en aquella sintiente biografía à deux del elefante y la paloma, “Frida y Diego” (Temas de Hoy); o su recuerdo de África –con su madre y su hermano– en busca de su padre, el Africano (estos días acaba de ver la luz en el Estado francés su último libro, “Ritournelle de la faim”, en el que hurga en la juventud de su madre, Ethel, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial). Desde la infancia fue marcado pues por el gusto a viajar y por los árboles genealógicos interculturales. «Soy un hombre sin tierra; no pertenezco a ninguna cultura. Mi padre era así. ¡Siempre estaba proyectando escaparse a Canadá, a las Baleares, a Malta!… él me ha transmitido su sueño de huida».
Esto se va a traducir en una serie de obras cuya escritura es de un destacable brillo y cuyos posicionamientos van a estar del lado de los parias, de los abandonados, de los excluidos, marginados y despojados de sus tierras y de sus culturas, de los sans, aspecto que en algún caso va a llevarle –todo hay que decirlo– a rozar la ingenuidad (me refiero a quizá su peor novela: “El pez dorado”, Tusquets). Por otra parte, el autor de “Le Procès-Verbal” (1963) –su primera novela, candidata al Goncourt, galardonada con el Premio Renaudo y traducida en Cátedra bajo el título “El atestado”, 1994– no elude el mirar y denunciar sin tapujos la huella de Occidente en lares alejados a su territorio a la hora de imponer sus valores (¡mucho oro!). Él, impertérrito, avanza en busca de mundos perdidos, de sus enigmas, de sus aplastados códigos que tratan de hallar la armonía con el entorno y no su destrucción “domesticadora” y productivista; y se mezcla con ellos leyendo los signos que los cielos les entregan, en una postura que puede recordar al bon sauvage de Jean-Jacquess Rousseau, y hasta con ciertos resabios franciscanos (me refiero al de Asís). «Liberado de estos inútiles bagajes que son las posesiones, el viajero, al serlo, puede ir, entrar en todos los reinos de la vida. Para estar vivo, basta con ver, consentir, con oír… No hay más que una pasión, es la de la vida en vida sobre la tierra».
Y Le Clézio amparado por Jason, en busca permanente por las islas en las que habitó el personaje de Defoe, Robinson Crusoe, y con un empeño digno de Sísifo por alcanzar la libertad, allá donde ella se encuentre, quizá en la “Ourania” que dibujaba en una de sus últimas novelas, entre viajera y utópica. Y a pesar de las palabras de este impenitente nómada («las ideas, las frases bellas, los monumentos, he ahí simples quimeras. Ni uno de ellos engendrará la vida…»), su viaje, en un exiliarse permanente, no ha cesado de expresarse, pues como él añade, «tengo necesidad de un desequilibrio, de una casa con dos puertas o con dos escaleras, de donde procede igualmente la obsesión por el equilibrio, la búsqueda de la armonía. Continúo escribiendo… es preciso que esto continúe para que no caiga». Y que sea por muchos años.
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