Queridas contertulias, ya que ninguna se anima a hacer propuestas para el próximo mes, yo sigo insistiendo en las mías (con el apoyo de Ana), a ver si consigo tentaros.
Marta.
La señora Dalloway.
Virginia Woolf.
La señora Dalloway (1925) es una novela de Virginia Woolf detallando un día en la vida de la protagonista Clarissa Dalloway en Inglaterra después de la Primera Guerra Mundial, en una narrativa de estilo de flujo de consciencia. Construida a través de dos pequeñas historias que Woolf había escrito previamente ("La señora Dalloway en Bond Street" y su inconclusa "El Primer Ministro") la historia básica es que los preparativos de Clarissa para una fiesta que va a ofrecer esa noche. Usando la perspectiva interior de la novela, Woolf se mueve hacia atrás y adelante en el tiempo, y dentro y fuera de la mente de varios personajes para construir una imagen completa, no solo de la vida de Clarissa, sino de la estructura social entre guerras.
Debido a similaridades estructurales y estilísticas, comúnmente se cree que La señora Dalloway es una respuesta al Ulises de James Joyce, un texto que es admirado como una de las grandes novelas del Siglo XX. Woolf misma se burló de la obra maestra de Joyce (la Hogarth Press, administrada por ella y su esposo Leonard, rechazó la oportunidad de publicar la novela en Inglaterra). Fundamentalmente, sin embargo, La señora Dalloway explora en nuevos terrenos y busca presentar un aspecto diferente de la experiencia humana.
La novela por sí misma se preocupa de un número de temas. Prominentemente son ciertamente, el feminismo y la locura, en los personajes aparejados de Clarissa Dalloway y Septimus Warren Smith. Como un comentario en la sociedad entre guerras, el personaje de Clarissa remarca el rol de las mujeres como el proverbial "Angel en la Casa" y personifica a la represión sexual y económica. Septimus, como el héroe de guerra traumatizado, opera como un criticismo afilado del tratamiento de la locura y la depresión. Woolf azota al discurso médico a través del deterioro de Septimus y su eventual suicidio. Similaridades en la condición de Septimus y las propias peleas de Woolf con la depresión maniaca (ambos alucinan que las aves cantan en griego, y Woolf alguna vez intentó lanzarse a sí misma por una ventana como Septimus finalmente lo hace) llevan a muchos a leer un aspecto fuertemente auto-biográfico en el personaje de Septimus. Ultimadamente, la novela sirve como comentario en un amplio espectro de temas, desde el colonialismo (en Peter Walsh), el comercialismo y la medicina, hasta el feminismo, la bisexualidad (Sally Seton), y la política.
Adoptando el recurso del argumento usado por James Joyce en Ulises, la narrativa presente en La señora Dalloway está diseñada como la secuencia de un sólo día en Junio. La novela abre convencionalmente con la oración, 'La señora Dalloway dijo que ella misma compraría las flores' . Este es el evento exterior, lo que sigue, sin embargo, es una zambullida en el pasado de Clarissa Dalloway y dentro de sus memorias del aire abierto en Bourton donde pasó su adolescencia mucho antes de que se convirtiera en la señora Dalloway. Sus recuerdos de esos tiempos la llevan a pensar en Peter Walsh como era entonces: recuerda sus palabras ¿Reflexionando entre los vegetales?, o algo así, no puede ser exacta. Pero también piensa en él en el presente: 'Estaría de vuelta de la India uno de esos días, Junio o Julio, olvidó cual'. Un párrafo después, está de vuelta en la calle, esperando que pase la furgoneta de Durtnall para que pueda cruzar el camino para ir y comprar las flores. Ya es de por sí aparente en esos párrafos inaugurantes que el pasado está íntimamente involucrado con el presente. El pasado no es sólo el antecedente del presente, se convierte parte de él por virtud de la asociación de Clarissa de la frescura de la mañana de Junio con Bourton y Peter. La fluidez del movimiento entre el pasado y el presente, lo cual suaviza y empaña las líneas de su oposición tradicional, es enfatizada por la igual vaguedad del recuerdo de Clarissa de las palabras de Peter en Bourton: '¿Reflexionando entre los vegetales?'--¿Qué era eso?--Prefiero hombres a las coliflores'--¿Qué era eso?' y su indecisión sobre el mes de su regreso de la India, 'Junio o Julio, olvidó cual'.
Las horas.
Michael Cunningham
Michael Cunningham es autor de tan solo tres novelas y es el flamante premio Pulitzer de 1999. En Las horas nos encontramos con tres mujeres que viven en tiempos y lugares diferentes. Cada una tiene su propio espacio en la novela con los capítulos correspondientes, pero éstos se intercalan de manera que se recrea la ilusión de que sus propias vidas participan y son parte de una experiencia común. La primera que conocemos es a Virginia Woolf, sí, la Virginia Woolf de Mrs. Dalloway, cuando un día de junio de 1923 comienza a escribir su novela y recibe la visita de su hermana Vanessa. La segunda protagonista es la Sra. Brown, Laura Brown, en Los ángeles de 1949, mientras prepara la fiesta de cumpleaños de su esposo y que va a leer la novela Mrs. Dalloway. Por último Clarissa Vaughan, del Nueva York de los 90, que prepara una fiesta para su amigo Richard Brown, afectado por el SIDA, al haber recibido un premio de poesía. En otros tiempos esta pareja mantuvo una relación; era cuando Richard llamaba a Clarissa “Mrs. Dalloway”. El lector conocerá los acontecimientos de un día en la vida de cada uno de los personajes, tiempo suficiente para desvelarnos las ilusiones y miedos de estas tres heroínas.Este brevísimo recorrido argumental bien puede inducir a pensar que nos encontramos ante una novela con una añadida dificultad de lectura; en absoluto. Aunque intercaladas, las tres historias se desarrollan de forma lineal sin intervenir la una en la otra. Tan sólo sutiles e imaginativas pinceladas, como cuando dejamos a Virginia escribiendo la primera línea de su novela y a continuación encontramos a Laura leyendo esa misma línea. El primer título que Virginia Woolf tenía pensado para su novela era precisamente Las horas y recordarán los lectores que el argumento de Mrs. Dalloway tiene que ver con los preparativos de una fiesta. No son éstos los únicos préstamos que toma Cunningham. Clarissa compra flores para la fiesta, es bisexual, vive con su amiga Sally; Laura, que tiene un hijo y está embarazada, tendrá que escaparse durante unas horas a un motel para poder leer... Pero además de todos estos aspectos puramente formales, que sin duda alguna sirven para soldar Las horas y Mrs. Dalloway, la novela de Cunningham también recoge todo el oscurantismo, la ansiedad contenida en la de Woolf y todo ello en un ambiente de absoluta normalidad. Pese a lo expuesto, no debe pensarse que la segunda es una simple secuela de la primera pues las conexiones entre las dos obras van mucho más allá de meros aspectos formales. Lo que de verdad interesa es que para entender Las horas no es necesario haber leído previamente Mrs. Dalloway, aunque si ya la han leído gozarán de un placer añadido; y que en este último premio Pulitzer encontrarán un excelente estudio de las penalidades de la creación artística, de los límites de la sexualidad, del poder de los recuerdos y la gran maravilla que es la literatura.
José Antonio GURPEGUI
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6 comentarios:
Podríamos lanzarnos con Virginia Wolf, leer La señora Dalloway y ver "Las Horas" de Stephen Daldry, basado en la novela de Michael Cunningham (Mejor película 2002Asociación de Críticos Americanos) o leer también el libro.
Aunque yo no voto. Voy a leer primero a Virginia Wolf, despues leere "las Horas" y luego vere la pelicula, que ya me la he bajado.
Vale, Teresa, yo haré lo mismo...
Tranquilas chicas, que solo eran sugerencias. Hasta que no lo sometamos a votación rigurosa en la próxima cena, no se pueden tomar decisiones.
Tengo la peli, si la quereis.
Yo también tengo "Las Horas" y, aunque la ví en su día, se merece un repaso. Gracias myssja.
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