lunes, 5 de octubre de 2009

REENCUENTRO, de Fred Uhlman

En Valencia, en la calle Mar 47, bajo, podeis encontrar la librería VALDESKA, que me ha parecido una joyita. Trabaja con pocas editoriales, pero todo lo que tiene es apetecible. Sin un best-seller en las estanterías y sólo con libros de ensayo, arte y literatura selectísima, Valdeska sigue sin prisa, sin pausa y con toda la serenidad del mundo en la brecha de la cultura de calidad. Su director, Sergio, es lector antes que librero, y me pareció alguien totalmente de fiar, y por eso le pedí que me recomendase tres novelas así, a lo bravo.

Una de ellas es Reencuentro, de Fred Uhlman. Os adjunto la reseña que aparece en Escuela de escritores.

Reencuentro, de Fred Uhlman es un librito pequeño y birrioso que se lee en una tarde, y resulta un tratado de cómo en un centenar de páginas se puede escribir una obra maestra.
Y como ocurre con otras pequeñas obras maestras, de Saint-Exupéry a Salinger, es imposible leerlo sin que a partir de su lectura empiece a haber un antes y un después a todo lo que uno escriba o intente escribir.
El libro trata al mismo tiempo de la adolescencia y del sentido de la amistad, pero también de la escuela alemana en épocas prehitlerianas, de los cachorros de la burguesía, del maravilloso paisaje zuavo y bávaro, del descubrimiento de la cultura y el conocimiento, y quizás sobre todo ello, de la autenticidad y del sentido de la vida y la existencia.
Dos quinceañeros de familias burguesas asentadas desde hace siglos en Stüttgart asisten a comienzos de los años treinta al mismo colegio. Schwarz es hijo de un médico de origen judío; Konradin, hijo de una noble familia aristocrática local. A lo largo de un curso escolar, se desarrolla entre ellos una intensa amistad mutua, llena de inocencia y de amor por el terruño y de preguntas trascendentales propias de la edad de crecimiento físico e intelectual, mientras a su alrededor el aire puro de la Selva Negra se va viciando lentamente empujado por los vientos de Berlín, hasta desatar una lógica ruptura entre los dos que motiva el que jamás vuelvan a verse en los siguientes treinta años; ruptura que uno cree definitiva hasta el último capítulo, hasta la última línea.
Y no me da vergüenza confesar que al terminar esta última línea y cerrar el libro, se le encoge a uno la glotis y tiene que mantener a raya una molesta lágrima asomada en el ojo que no acaba de irse de ahí en toda la tarde. En toda la vida, quizás.
Sergio acertó de pleno. Una novela muy cortita, sencilla de leer, pero con mar de fondo. Tengo ganas de releerla, pero antes tengo pendientes sus otras dos recomendaciones: 84, Charing Cross Road, de Helene Hanff, y Oblomov, de Ivan A. Goncharov.
Por cierto, pasaros por el blog de Valdeska. Hay una reseña sobre Anuncio una casa donde ya no quiero vivir, de Bohumil Hrabal. Me gusta el título. ¿Os apetece?

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