jueves, 26 de febrero de 2009

Y el asno vio al ángel, Nick Cave

Yo la leí y me encantó, pero me quedé con las ganas de comentarla con alguien. Ahora veo el comentario de Portnoy. ¿Os animaís alguna a leerla? Con reminiscencias faulknerianas.

Os adjunto un comentario del libro, gentileza de Pepe. Para un análisis más literario de esta obra, el estudio de Mercedes García Bolós sobre Nick Cave.

Resumen: Euchrid Eucrow es un mudo deforme pero dotado de una extraña sensibilidad que trata de sobrevivir sin volverse loco a una madre permanentemente borracha y violenta, a un padre psicópata y al acoso de los ukulitas, los hipócritas y desagradables vecinos del pueblo cercano. Euchrid está convencido de que Dios le encargará una misión, un propósito relacionado con la lluvia incesante y con la hermosa niña Beth.
Opinión: Al leerla me encontré con un buen obstáculo: el inglés amorfo. Me explico: el protagonista de la novela es Euchrid Eucrow, un mudo deforme fruto de nisesabe cuántas generaciones de endogamia, y gran parte del libro son los pensamientos que pasan por su cabeza y que es incapaz de expresar en voz alta. Lo malo es que no sólo están escritos con acento sureño (“mah” en lugar de “my” por ejemplo), sino que Euchrid inventa palabras nuevas, expresiones y refranes extrañísimos, cosas así. La pesadilla de cualquier traductor, y también de los lectores no angloparlantes... Sin embargo, me las apañé para leer el libro como pude, “filling the gaps” como dicen en las academias, y la verdad es que disfruté como un enano con la historia. La perra vida del pobre Euchrid narrada en primer persona (sus alucinaciones, pensamientos íntimos, lamentos, insultos) se mezcla con la voz en tercera persona de un narrador omnisciente que nos explica cosas sobre la disfuncional familia de Euchrid (impactante la madre-bruja-ballena Crow Jane) o sobre la vida de los ukulitas, los sectarios ultracatólicos habitantes del pueblo cercano. Acosado por la gente del pueblo, por su diabólica madre y su desquiciado padre, y por la angelical imagen de la niña “divina” Beth, Euchrid se va volviendo progresivamente más y más loco, hasta que al fin... Bueno, digamos que el libro está dividido en tres partes, y en la tercera el bueno de Euchrid está ya tan desquiciado que el narrador omnisciente empieza a escribir en cursiva, como si quisiera distanciarse lo más posible de aquello en lo que se está convirtiendo el mudo. La jugada de Nick Cave es muy inteligente: presenta un personaje patético y desgraciado con el que es imposible no simpatizar y lo va volviendo progresivamente loco y violento sin ningún tipo de piedad...
El libro está fenomenalmente bien escrito, con dos estilos muy diferenciados y claramente distinguibles: por una parte los pensamientos de Euchrid se mueven siempre en un tono entre soñador y descarnado que empieza siendo claramente inteligible y se va volviendo cada vez más inconexo y deshilvanado a medida que Euchrid pierde facultades mentales, como un globo pinchado perdería aire. Por otra parte los trozos narrados en tercera persona son casi siempre fríos y descriptivos, desapasionados y objetivos, lo que se hace evidente sobretodo en la tercera parte, en la que hacen de contrapunto realista a las fantasías desbocadas de Euchrid. El que decida arriesgarse con la versión inglesa encontrará párrafos auténticamente musicales, especialmente entre los pensamientos de Euchrid: no en vano uno de los discos de Cave consiste en trozos recitados del libro junto a música ambiental bastante paranoica.
La incapacidad de Euchrid para comunicarse, su mudez, puede verse como un reflejo de la dificultad de un artista (de cualquier artista) para materializar los impulsos y sentimientos que lleva dentro. Al menos esto decía Cave en una entrevista, en la que comentaba que el proceso de desintegración del pobre Euchrid es paralelo al de cualquiera que, teniendo impulsos creativos en su interior (creedlo o no, Euchrid tiene alma de poeta), no encuentra la manera de manifestarlos.
Y en fin, como nota anecdótica: dos semanas después de terminar de leer la novela, aún sudando por el esfuerzo traductor, encontré una versión castellana entre los libros de Juan Nicho... Hay que joderse.

Fragmento: “Y todos los días sopló algún viento apestoso y cada una de las noches salió alguna estrella malvada y no pasó ni un solo día sin que me tocase comerme una mierda u otra. Lo de haber nacido mudo, junto a un hermano muerto, dentro de un charco de aguardiente de peladuras, en los asientos traseros de un trozo de chatarra quemada, sobre la cumbre de una colina de basura... todo eso no fue más que la primera baza, una mera insinuación de lo que me tenía reservado el destino. Lo que yo tal vez no supiese, pero sí mi hermano, es que éramos dos enanos sin suerte”.

¿Habéis leído a Enrique Vila-Matas?

He entrado en su blog y me ha resultado curioso. ¿Qué sabeís de él?

¿Qué tal por Santiago de Compostela?

miércoles, 25 de febrero de 2009

Las vacaciones de Holden

He incluido en los blogs a consultar Las vacaciones de Holden. Se nota que sabe del tema, y los libros que elige para comentar tienen muy buena pinta. Echadle un vistazo. Tiene una entrada sobre una conferencia a la que asistió Margaret Atwood. ¡Qué pena que no comente más!

lunes, 23 de febrero de 2009

I'm not british

Opiniones sobre la literatura inglesa actual en otro interesante blog. Merece la pena.



http://ellamentodeportnoy.blogspot.com/search/label/McEwan

domingo, 22 de febrero de 2009

The British dream team (por JacoboDeza)

Comparto la opinión de JacoboDeza sobre este grupo de escritores ingleses (entre los que esta nuestro Ian). Su blog está fenomenal, echadle un vistazo.

Propuestas para el próximo mes

Queridas contertulias, ya que ninguna se anima a hacer propuestas para el próximo mes, yo sigo insistiendo en las mías (con el apoyo de Ana), a ver si consigo tentaros.
Marta.


La señora Dalloway.
Virginia Woolf.


La señora Dalloway (1925) es una
novela de Virginia Woolf detallando un día en la vida de la protagonista Clarissa Dalloway en Inglaterra después de la Primera Guerra Mundial, en una narrativa de estilo de flujo de consciencia. Construida a través de dos pequeñas historias que Woolf había escrito previamente ("La señora Dalloway en Bond Street" y su inconclusa "El Primer Ministro") la historia básica es que los preparativos de Clarissa para una fiesta que va a ofrecer esa noche. Usando la perspectiva interior de la novela, Woolf se mueve hacia atrás y adelante en el tiempo, y dentro y fuera de la mente de varios personajes para construir una imagen completa, no solo de la vida de Clarissa, sino de la estructura social entre guerras.
Debido a similaridades estructurales y estilísticas, comúnmente se cree que La señora Dalloway es una respuesta al
Ulises de James Joyce, un texto que es admirado como una de las grandes novelas del Siglo XX. Woolf misma se burló de la obra maestra de Joyce (la Hogarth Press, administrada por ella y su esposo Leonard, rechazó la oportunidad de publicar la novela en Inglaterra). Fundamentalmente, sin embargo, La señora Dalloway explora en nuevos terrenos y busca presentar un aspecto diferente de la experiencia humana.
La novela por sí misma se preocupa de un número de temas. Prominentemente son ciertamente, el
feminismo y la locura, en los personajes aparejados de Clarissa Dalloway y Septimus Warren Smith. Como un comentario en la sociedad entre guerras, el personaje de Clarissa remarca el rol de las mujeres como el proverbial "Angel en la Casa" y personifica a la represión sexual y económica. Septimus, como el héroe de guerra traumatizado, opera como un criticismo afilado del tratamiento de la locura y la depresión. Woolf azota al discurso médico a través del deterioro de Septimus y su eventual suicidio. Similaridades en la condición de Septimus y las propias peleas de Woolf con la depresión maniaca (ambos alucinan que las aves cantan en griego, y Woolf alguna vez intentó lanzarse a sí misma por una ventana como Septimus finalmente lo hace) llevan a muchos a leer un aspecto fuertemente auto-biográfico en el personaje de Septimus. Ultimadamente, la novela sirve como comentario en un amplio espectro de temas, desde el colonialismo (en Peter Walsh), el comercialismo y la medicina, hasta el feminismo, la bisexualidad (Sally Seton), y la política.
Adoptando el recurso del argumento usado por James Joyce en Ulises, la narrativa presente en La señora Dalloway está diseñada como la secuencia de un sólo día en Junio. La novela abre convencionalmente con la oración, 'La señora Dalloway dijo que ella misma compraría las flores' . Este es el evento exterior, lo que sigue, sin embargo, es una zambullida en el pasado de Clarissa Dalloway y dentro de sus memorias del aire abierto en Bourton donde pasó su adolescencia mucho antes de que se convirtiera en la señora Dalloway. Sus recuerdos de esos tiempos la llevan a pensar en Peter Walsh como era entonces: recuerda sus palabras ¿Reflexionando entre los vegetales?, o algo así, no puede ser exacta. Pero también piensa en él en el presente: 'Estaría de vuelta de la India uno de esos días, Junio o Julio, olvidó cual'. Un párrafo después, está de vuelta en la calle, esperando que pase la furgoneta de Durtnall para que pueda cruzar el camino para ir y comprar las flores. Ya es de por sí aparente en esos párrafos inaugurantes que el pasado está íntimamente involucrado con el presente. El pasado no es sólo el antecedente del presente, se convierte parte de él por virtud de la asociación de Clarissa de la frescura de la mañana de Junio con Bourton y Peter. La fluidez del movimiento entre el pasado y el presente, lo cual suaviza y empaña las líneas de su oposición tradicional, es enfatizada por la igual vaguedad del recuerdo de Clarissa de las palabras de Peter en Bourton: '¿Reflexionando entre los vegetales?'--¿Qué era eso?--Prefiero hombres a las coliflores'--¿Qué era eso?' y su indecisión sobre el mes de su regreso de la India, 'Junio o Julio, olvidó cual'.

Las horas.
Michael Cunningham

Michael Cunningham es autor de tan solo tres novelas y es el flamante premio Pulitzer de 1999. En Las horas nos encontramos con tres mujeres que viven en tiempos y lugares diferentes. Cada una tiene su propio espacio en la novela con los capítulos correspondientes, pero éstos se intercalan de manera que se recrea la ilusión de que sus propias vidas participan y son parte de una experiencia común. La primera que conocemos es a Virginia Woolf, sí, la Virginia Woolf de Mrs. Dalloway, cuando un día de junio de 1923 comienza a escribir su novela y recibe la visita de su hermana Vanessa. La segunda protagonista es la Sra. Brown, Laura Brown, en Los ángeles de 1949, mientras prepara la fiesta de cumpleaños de su esposo y que va a leer la novela Mrs. Dalloway. Por último Clarissa Vaughan, del Nueva York de los 90, que prepara una fiesta para su amigo Richard Brown, afectado por el SIDA, al haber recibido un premio de poesía. En otros tiempos esta pareja mantuvo una relación; era cuando Richard llamaba a Clarissa “Mrs. Dalloway”. El lector conocerá los acontecimientos de un día en la vida de cada uno de los personajes, tiempo suficiente para desvelarnos las ilusiones y miedos de estas tres heroínas.Este brevísimo recorrido argumental bien puede inducir a pensar que nos encontramos ante una novela con una añadida dificultad de lectura; en absoluto. Aunque intercaladas, las tres historias se desarrollan de forma lineal sin intervenir la una en la otra. Tan sólo sutiles e imaginativas pinceladas, como cuando dejamos a Virginia escribiendo la primera línea de su novela y a continuación encontramos a Laura leyendo esa misma línea. El primer título que Virginia Woolf tenía pensado para su novela era precisamente Las horas y recordarán los lectores que el argumento de Mrs. Dalloway tiene que ver con los preparativos de una fiesta. No son éstos los únicos préstamos que toma Cunningham. Clarissa compra flores para la fiesta, es bisexual, vive con su amiga Sally; Laura, que tiene un hijo y está embarazada, tendrá que escaparse durante unas horas a un motel para poder leer... Pero además de todos estos aspectos puramente formales, que sin duda alguna sirven para soldar Las horas y Mrs. Dalloway, la novela de Cunningham también recoge todo el oscurantismo, la ansiedad contenida en la de Woolf y todo ello en un ambiente de absoluta normalidad. Pese a lo expuesto, no debe pensarse que la segunda es una simple secuela de la primera pues las conexiones entre las dos obras van mucho más allá de meros aspectos formales. Lo que de verdad interesa es que para entender Las horas no es necesario haber leído previamente Mrs. Dalloway, aunque si ya la han leído gozarán de un placer añadido; y que en este último premio Pulitzer encontrarán un excelente estudio de las penalidades de la creación artística, de los límites de la sexualidad, del poder de los recuerdos y la gran maravilla que es la literatura.
José Antonio GURPEGUI

miércoles, 18 de febrero de 2009

Chesil Beach: guia de lectura (castellano)

Ya esta traducida la guia de lectura.
He visto que varias editoriales inglesas publican las guias junto con los libros, por lo que entiendo que cuentan con el visto bueno del escritor, y por tanto son una buena manera de aproximarnos a la obra

Id sugiriendo posibles lecturas para el proximo mes, para ir buscando documentación.

Me han pasado (no digo quien) un artículo sobre "Etica, conocimiento y necesidad de belleza: Zadie Smith en "Sobre la belleza" y Ian McEwan en "Sábado". ¿Habeís leido alguna ese libro de Zadie? ¿Qué os pareció?

Propuestas para el próximo mes

Siguiendo con la literatura británica del siglo XX (eduardiana, modernista, posguerra y contemporanea), podriamos elegir uno de los siguientes autores: Henry James, George Gissing, H. G. Wells, E.M. Forster, Evelyn Waugh, W. Somerset Maugham, D. H. Lawrence, Virginia Woolf, Radclyffe Hall, Rebecca West, Muriel Spark, George Orwell, Graham Greene, Samuel Selvon, John Braine, Kingsley Amis, Alan Sillitoe, Doris Lessing, David Lodge, Hanif Kureishi, Zadie Smith, Kazuo Ishiguro, Ian McEwan, John LeCarre, Alan Hollinghurst.

¿Os apecete alguno?

Melancolia postcolonial en Sábado

La profesora norteamericana Elizabetz Kowaleski Wallace, del Boston College, sostiene en este artículo que Sábado refleja la melancolía que producen en los británicos la pérdida de su imperio colonial y los cambios producidos en el último siglo.
Me parece interesante, sobre todo si consideramos el debate que hubo en Reino Unido a raiz de unos comentarios de Ian McEwan sobre el islamismo.
Otro tema para comentar

lunes, 16 de febrero de 2009

Ian McEwan: el espectro en mi familia. Por Brian Appleyard para LA NACION

Además de la narración sobre el descubrimiento, hace muy pocos años, de la existencia de un hermano de padre y madre (un tema más para la reunión de marzo), lo que puedo resumir del interesantísimo artículo es lo siguiente:

"Como el gran novelista francés Flaubert, McEwan cree que cualquier cosa se vuelve interesante si uno la mira con suficiente atención. El realismo es todo lo que necesita el novelista, no fantasía ni huida del mundo real. (…) Escribe sobre nosotros y sobre nuestra sociedad. El es nuestro espejo, que refleja y revela nuestras vidas, nuestros amores y pesares.
Específicamente, es nuestra historia social lo que da forma a On Chesil Beach . Está situado en 1962 y representa el momento en que la austeridad y los usos sociales de posguerra están a punto de desmoronarse y ser reemplazados por el libertario carnaval de la segunda mitad de la década de 1960. La pareja cuya noche de boda contemplamos está atrapada por las antiguas costumbres e inhibiciones y se trasunta una poderosa sensación de que, si se hubieran conocido y casado unos pocos años más tarde, todo habría sido distinto, tal vez mejor... aunque, por supuesto, no puede haber ninguna certeza al respecto.
(…) la profundidad de la novela se basa más en lo que no ocurre que en lo que ocurre.
(…)A pesar de que él lo niegue, me descubre pensando que su experiencia de descubrir a un hermano perdido debe de de tener algo que ver con todo esto (…) La ficción y la vida están estrecha pero indirectamente unidas. Esa es la naturaleza del realismo."
Interesante artículo sobre Ian McEwan en la Nación, remitido por Concha.
En esta entrevista, el escritor británico habla de la repercusión que tuvo en su vida la reciente revelación de que tenía un hermano secreto. Además se refiere a su última novela, On Chesil Beach, en la que algunos vieron cierto paralelismo con este episodio íntimo.

Concha, lo estoy leyendo, y es impresionante despues de leer Niños en el tiempo. ¡No me extraña que le preocupe tanto el tema de las casualidades!

domingo, 15 de febrero de 2009

Ian McEwan en el cine

Ian Mc Ewan he hecho varias incursiones en el cine, como guionista o bien otros han adaptado sus novelas para la gran pantalla.

Soursweet (1988)
Director: Mike Newell.
Guión: Ian McEwan (Novel: Timothy Mo)
Reparto: Sylvia Chang, Danny Dun, Jodi Long, Speedy Choo, Han Tan, Soon-Teck Oh, William Chow

El placer de los exraños (1990)
Director: Paul Schrader
Guión: Harold Pinter (Novela: Ian McEwan)
Reparto: Christopher Walken, Rupert Everett, Natasha Richardson, Helen Mirren
Drama
Sinopsis: Una pareja inglesa que pasa por un momento de tedio en su matrimonio decide ir de viaje a Venecia.

El jardín del cemento (1993)
Director: Andrew Birkin
Guión: Andrew Birkin (Novela: Ian McEwan)
Reparto: Andrew Robertson, Charlotte Gainsbourg, Sinead Cusack, Alice Coulthard, Ned Birkin
1993: Berlín: Oso de Plata: Mejor Director
Drama
Sinopsis: Tras la muerte de sus padres, cuatro jóvenes hermanos (dos chicos y dos chicas) ocultan su condición de huérfanos para evitar ser separados, sepultando a su madre en un bloque de cemento oculto en el sótano de su humilde vivienda en los suburbios de LondresOscuro y duro drama premiado en Berlín que trata temas delicados como el incesto.

El inocente (1993)
Director: John Schlesinger
Guión: Ian McEwan (Novela: Ian McEwan)
Intriga. Romance
Sinopsis: Un joven ingeniero es enviado al Berlín posterior de la Segunda Guerra Mundial para espiar a los rusos. Allí se enamora de una misteriosa mujer...

El buen hijo
Director: Joseph Ruben
Guión: Ian McEwan
Reparto: Quinn Culkin, Guy Strauss, Mark Stefanich, Susan Hopper, Ashley Crow, Jacqueline Brookes, Macaulay Culkin, Andria Hall, Elijah Wood, Bobby Huber
Intriga psicótica con el enfrentamiento entre infantes.
Henry Evans es un niño modélico que permanentemente ofrece a sus padres razones para sentirse orgullosos de él. Sin embargo, bajo su apariencia cariñosa y apacible se esconde una mente retorcida, de ideas malignas. Sólo otro niño podía darse cuenta de ello, lo que sucede cuando su primo Mark, a la muerte de su madre, se traslada a vivir con los Evans.

Primer amor, últimos ritos (1997 )
Director: Jessie Peretz
Guion: David Ryan (Novela: Ian McEwan)
Reparto: Natasha Gregson Wagner, Giovanni Ribisi, Robert John Burke, Jeanetta Arnette, Donald Logue, Eli Marienthal
Drama romántico
Sinopsis: Joey y Sissel son dos jóvenes que se sienten desplazados de la sociedad. Ambos pasan la mayor parte del tiempo juntos, hablando o teniendo sexo. Pero poco a poco su relación se torna aburrida por la rutina.Basada en la novela "Primer amor, últimos ritos" (1989), de Ian McEwan, aunque en la película la acción transcurre en Louisiana, en lugar de en una ciudad de Inglaterra.

El Intruso (Enduring Love) (2004)
Director: Roger Michell
Guión: Joe Penhall (Novela: Ian McEwan Amor Perdurable)
Reparto: Helen McCrory, Susan Lynch, Bill Nighy, Samantha Morton
Drama Intriga
Sinopsis: Joe Rose ha preparado una tarde de picnic muy especial para su novia Claire. Ha comprado vino, un anillo... está a punto de declararse. Pero de repente un globo aerostático aparece por el cielo con un niño atrapado en la cesta. Joe y otros tres hombres instintivamente acuden a ayudarle pero en su intento por salvar al chaval y bajar el globo al suelo uno de los hombres muere de una forma totalmente imprevisible. Joe vuelve a su vida pero no puede dejar de pensar en el accidente. Un día recibe una llamada de Jed Parry una de las personas que estaban allí aquel día expresándole la necesidad de verle. Jed insiste en que han compartido un importante momento juntos y que por tanto "algo ha ocurrido entre ellos". Joe queda perplejo al oír esto y simplemente cree que son las divagaciones propias de un hombre que intenta hacer frente al stress emocional de todo lo ocurrido.
Pero Jed no se rendirá sino que se irá metiendo cada vez más en la vida de Joe, apareciendo en los momentos más extraños y persiguiéndole
de una forma desesperada y persistente de la que Joe no puede escapar ni logrará comprender.
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"Una meditación sobre el amor, la fe y la ciencia, disfrazada bajo el formato de thriller. La película es un poco esquemática, pero absolutamente apasionante." (David Ansen: Newsweek)
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"Comienza con temas éticos y gradualmente se convierte en un thriller (...) La mayor parte de las películas se centran en lo que sucede. Pocas películas se cuestionan lo que sucede, y menos aún tratan el hecho de que podemos decidir, la mayor parte de las veces, sobre lo que sucede y qué hacer al repecto. Puntuación: *** (sobre 4)." (Roger Ebert: Chicago Sun-Times)
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"Aunque el guión comienza con mucha garra, finalmente resulta decepcionante." (Desson Thomson: Washington Post)
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"Atractiva y con un muy original punto de partida (...) Mitchell esquiva el lugar común y da un sorprendente giro a su trama" (Javier Ocaña: Diario El País)

Expiación (2007)
Director: Joe Wright
Guión: Christopher Hampton (Novela: Ian McEwan)
Reparto: Keira Knightley, James McAvoy, Romola Garai, Saoirse Ronan, Brenda Blethyn, Vanessa Redgrave, Juno Temple, Gina McKee, Michelle Duncan2007: Oscar: mejor banda sonora. 7 nominaciones: Mejor película, guión adaptado, actriz de reparto (Saoirse Ronan), fotografía, banda sonora, dirección artística, vestuario. 2007: 2 Globos de Oro (Mejor película drama, mejor banda sonora)
Drama romántico. Bélico (II Guerra Mundial)
Sinopsis: En el verano de 1935, Briony Tallis (Saoirse Ronan), una precoz escritora de 13 años, cambia irremediablemente el curso de varias vidas cuando acusa al amante (James McAvoy) de su hermana mayor (Keira Knightley) de haber cometido un crimen en el que no tuvo nada que ver. Los productores y el realizador de "Orgullo y prejuicio" vuelven a unirse en este aclamado drama basado en el premiado superventas de 2002 del mismo título.
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"Raramente un libro ha sido adaptado con tanta vida y, al mismo tiempo, ha funcionado de forma tan apasionante a nivel puramente cinematográfico." (Derek Elley: Variety)
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"La aclamada novela de Ian McEwan es llevada a la pantalla con majestuosa grandeza (...) Una película verdaderamente conmovedora. (...) Puntuación: **** (sobre 5)." (Stella Papamichael: BBC)
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"Wright (...) muestra maestría en los matices y en la épica. (...) Una de las mejores películas del año, una segura nominación a la mejor película." (...) Puntuación: **** (sobre 4)." (Roger Ebert: Chicago Sun-Times)
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"Escrita, dirigida e interpretada a la perfección, 'Atonement' te arrastra con sus olas de humor, congoja y su romance cautivador. (...) Puntuación: **** (sobre 4)." (Peter Travers: Rolling Stone)
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"Una notable primera parte (...) Una original y desasosegante película" (Carlos Boyero: Diario El Mundo)
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"Tiene una primera hora realmente brillante y abismal (...) pero luego, cambia el escenario, cambia la mirada, la historia, la precisión y el pulso. (...) Puntuación: *** (sobre 5)." (E. Rodríguez Marchante: Diario ABC)
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"Espléndida traslación de la novela homónima de Ian McEwan, la mejor película hasta la fecha basada en una de sus obras (...) progresión narrativa y visual admirable

Ian McEwan en la literatura: Resumen de los argumentos de su obra


"En las nubes" Editorial Anagrama
En estos siete episodios exquisitos, Peter Fortune, un hombre adulto, nos revela el secreto de las metamorfosis y las aventuras de su infancia: Ian McEwan nos brinda una encantadora obra de ficción que se dirige por igual a niños, jóvenes y adultos. Peter es un niño de diez años a quien los adultos consideran problemático sólo porque vive inmerso en sus fantasías. Entre la ficción y la realidad, Peter experimenta fantásticas transformaciones y nos traslada a fascinantes universos: intercambia el cuerpo del gato de la familia por el de un niño malhumorado, lucha contra una muñeca diabólica que busca venganza, y descubre en un cajón una especie de crema facial que hace desaparecer a la gente. Y en la última historia se despierta como un niño encerrado en el cuerpo de un adulto, y se embarca en la aventura de enamorarse. Conmovedora, irreal y extraordinaria, esta novela es una celebración de la imaginación y la fantasía.


“Primer amor, últimos ritos” (1975) 2008 Editorial Anagrama
Con la publicación de este libro, que fue galardonado con el premio Somerset Maugham, Ian McEwan se convirtió en la revelación literaria inglesa de finales de los años setenta. En los ocho relatos de Primer amor, últimos ritos, McEwan muestra cómo la depravación puede enmascararse de inocencia, y las mariposas, resultar siniestras. Cómo la vida de un niño puede ser arrasada por lo macabro o destilar las primeras sensaciones del amor, rastreando sus rituales iniciáticos, infundiéndoles una lujuriante imaginería sensual. Asociando lo insólito y la provocación, la ternura y un humor glacial, Ian McEwan nos revela la cara oculta de nuestros fantasmas y nos ofrece una visión diferente de la vida cotidiana.
«Un tour de force de concisión y de humor negro» (Gabriele Annan, Times Literary Supplement)
«El primero de los relatos, acerca de un adolescente que comete incesto con su hermanita de diez años, es uno de los textos más divertidos que he leído desde los primeros capítulos de El lamento de Portnoy» (Derek Stanford, The Scotsman)
«Una depravación terriblemente macabra» (Anthony Thwaite).



“Entre las sábanas” (1978) Editorial Anangrama
Como un mapa atrozmente exacto de las zonas oscuras de la mente, los relatos de este libro atrapan la atención del lector, y quizá multipliquen sus pesadillas. Un pornógrafo nada inocente se convierte, sin desearlo, en objeto de las fantasías de sus víctimas. Un millonario aburrido se compra una amante perfecta que le hará descender a los infiernos de los celos y la desesperación. Stephen, un padre divorciado, descubre durante un fin de semana con su hija Miranda y una amiga de ésta la magnitud de su propia inocencia. Y Terence, el guapísimo Terence, que se enamora de Sylvie y haría cualquier cosa que ella le pidiera como prueba de su devoción, deberá satisfacer la más inesperada de las peticiones. Porque para McEwan, la inocencia infantil puede esconder simas de depravación, y de la necesidad de amor surge a veces la perversidad. Y todos sus relatos hablan del amor, de su exceso o de su ausencia, del deseo y de sus frustraciones, de fantasías sádicas o masoquistas.



El jardín de cemento (1978) Editorial Tusquets
Formaban una familia como cualquier otra, y vivían en los suburbios de una ciudad, en una casa con jardín situada entre grises bloques de pisos. Pero de pronto muere el padre. Luego la madre contrae una grave enfermedad que le impide levantarse de la cama. Ahora los cuatro hijos -Julie, Jack, Sue y Tom- están prácticamente solos. Sin nadie que los controle, pueden hacer lo que quieran. Pueden ser lo que quieran. Sin embargo, también deben resolver las insólitas situaciones que se les presentan, y poco a poco van organizándose a su peculiar manera, ajenos a las normas que rigen la sociedad que les rodea. ¿Cómo afrontarán el despertar del sexo, los problemas escolares, la convivencia, la muerte y, ante todo, la justicia o la injusticia de cuanto les sucede? Narrada por Jack, el hijo de quince años, ésta es la turbadora e inolvidable historia no sólo de una pequeña comunidad adolescente, sino también de una casa que esconde un secreto que ninguno de sus jóvenes moradores puede revelar.


El placer del viajero (1981) Editorial Anagrama
Colin y Mary, amantes desde hace varios años, pasan sus vacaciones en Venecia. Allí conocen a un misterioso italiano casado con una canadiense y se ven progresivamente envueltos en una relación con esta pareja. Los encuentros son agradables, pero hay en el aire algo amenazador, inexplicable. Aislados y vulnerables, Colin y Mary son arrastrados hacia algo desconocido, conducidos a acciones y sentimientos más allá de su control.


Niños en el tiempo (1987) Editorial Anagrama
Stephen Lewis, un joven y renombrado autor de libros infantiles, vive en Londres con su mujer Julie y su hija Kate, de tres años, y participa con un escepticismo a la vez resignado y divertido en las reuniones de una comisión gubernamental sobre la educación de los niños. Los Lewis parecen componer la típica familia feliz, pero un día Stephen va al supermercado con la niña, la cual desaparece de improviso: éste es el dramático punto de partida de esta extraordinaria novela. Stephen, un nombre de resonancias joycianas, se convierte en el protagonista de una pequeña Odisea contemporánea, basada ésta en una ausencia y una tentativa de retorno. El vacío doloroso que deja la desaparición de Kate no abre solamente la crisis entre Stephen y Julie, que reaccionan de modo distinto a este trauma, sino que pone también en marcha una reflexión que, partiendo del significado de ser padres y de ser hijos, obliga al adulto a repensar sus certezas nunca verificadas, sus hábitos mentales, sus comportamientos. En estas páginas, ambientadas en un futuro próximo, con la guerra nuclear al fondo, se lleva también a cabo una acerada sátira política de la sociedad inglesa, encorsetada por un thatcherismo asfixiante. La mirada de McEwan, experta en atrapar cualquier mínimo detalle significativo y el peso que tienen los objetos de la vida cotidiana, inspira una escritura nerviosa y exacta, que cumple las ambiciones de la novela y alcanza, como en las páginas finales, la intensidad de la poesía, logrando una de las más indiscutibles obras maestras de la narrativa británica de las últimas décadas.


"El inocente" (1989) Editorial Anagrama
Berlín, 1955, en plena guerra fría. Leonard, un joven técnico en comunicaciones -inglés, virgen y escasamente mundano-, es enviado a trabajar en un proyecto conjunto de los servicios de inteligencia británicos y americanos, la "Operación Oro". Tras una breve exploración de los kafkianos vericuetos de la vida berlinesa, Leonard descubre la naturaleza del proyecto: la instalación de una central telefónica destinada a intervenir las comunicaciones entre el ejército soviético de ocupación y Moscú, en un túnel que penetra en el Berlín ruso y que están cavando en secreto y a marchas forzadas. Pero Berlín será mucho más que un laberinto de espías para el inocente británico: Leonard conocerá a María, una alemana divorciada y algo mayor que él, y los trabajos del túnel se alternarán con los del amor. María y Berlín serán la iniciación del joven a casi todas las "cosas de la vida". Una extraordinaria incursión literaria en una de las épocas más candentes de nuestra historia, cuyo final se abre ambiguamente al porvenir, tal como ambiguamente se abriera la historia tras la caída del muro de Berlín.



"Los perros negros" (1992) Editorial Anagrama


"Amor perdurable" (1997) Editorial Anagrama- Panorama de Narrativas
Joe y Clarissa son una pareja feliz, que va a pasar un día en el campo. Allí, el azar se introduce en sus vidas cuando Joe conoce a Jed Parry, un fanático religioso que se enamorará obsesivamente de él y lo acosará sin tregua. Un thriller de peculiar comicidad, una ambigua fábula moral sobre la naturaleza del amor, entre la racionalidad y la locura. Una de las mejores novelas de la literatura inglesa en la década pasada.Una novela que ya desde las primeras páginas se intuye solemne, seria y ominosa, con ese aura de trascendencia que tienen las obras con pretensiones. El protagonista, un científico metido a articulista de temas de Ciencia, ateo, hace continuas reflexiones sobre lo que le ha pasado sirviendose como apoyo de teorías darwinistas, sociobiológicas y de todo tipo. Resulta un poco pesado el pobre, y obsesionado con la ciencia. Se supone que está definido así para hacer contraste con el otro personaje, el de Parry, que tiene dos pasiones, Dios y Joe, el periodista científico. Parry está obsesionado con Joe. Le envía cartas larguísimas en las que le manifiesta no solo su amor sino también su convencimiento de que Joe solo se está haciendo de rogar, y le pide que sea valiente y no le haga sufrir. Es un poco cursi el chico. Hay al menos dos cartas en la novela del chiflado. Y lo peor es que luego hay otra de la novia del periodista, Clarissa, que tiene el mismo tono que la de Parry. Creo que McEwan no ha sabido definir dos voces narrativas distintas para su novela, que es por lo demás, sosa y plana. La pasión de Parry y el acoso a que somete a Joe están contados de un modo que no emociona ni sorprende. El autor además, comete la imprudencia de tratar de engañar al lector con ciertas alusiones que podrían hacer pensar que Joe se está inventando todo (Clarissa no le cree, ve que la letra de las cartas del otro es similar a la suya, no oye los mensajes del contestador...). Si así fuera podría resultar incluso interesante, pero todo es bastante obvio. Además, introduce el asunto de su sentimiento de culpa por haber soltado las cuerdas del globo (lo cual propició la muerte de un tal Logan). Incluso va a visitar a la viuda, que está obsesionada con que su marido tenía una aventura con otra mujer, que vio todo y que no da la cara. Luego se descubre que no es así, aunque la subtrama no tiene interés y no se sabe muy bien a cuento de que viene. El argumento resulta un poco rocambolesco. Tanto que el autor, sabedor de lo poco creíble de la historia, incluye unos anexos al final donde explica el historial clínico del paciente afecto del síndrome de Clèrambault (erotomanía), además de una bibliografía con libros sobre el trastorno psiquiátrico. No es que la enfermedad no sea creíble, que de todo hay, es que está contado de un modo muy poco convincente, que llega al colmo cuando tratan de atentar contra la vida de Joe unos asesinos a sueldo contratados por Parry, y se equivocan y matan a otro. En la contraportada, se hace mención a las críticas que ha recibido esta novela, y se dicen cosas como: "con una sutil ironía y su peculiar gusto por la comicidad más ominosa". En realidad, las situaciones son cómicas, pero están contadas como si no lo fueran, lo cual hace que le humor no se vea por ningún sitio. Quizás si Tom Sharpe hubiera tomado este argumento hubiera hecho algo más vivo y con más gracia. También dice la contraportada: "una historia llena de suspense contada con inteligencia y vigor". Bueno, bueno... Suspense yo no he visto ninguno. Parry estaba loco y se sabía desde el principio. Las escenas dramáticas del final, no destacan. Las intervenciones de Parry, centradas en el "amor" que siente por Joe, son repetitivas, ya que siempre le dice lo mismo. Ahí si podría haberse sacado partido desde el punto de vista humorístico, pero McEwan pasa de todo. También se narra la degradación de la relación entre Clarissa y Joe, que podría ser más interesante. Un final con tintes algo peliculeros remata una novela que es la versión literaria e "inglesa" (en toda la extensión de la palabra) de la Atracción Fatal cinematográfica de Adrian Line, solo que más aburrida y sin morbo, claro. La prosa es buena, solemne, seria y plagada de toques culturales (alusiones a Keats, Wordsworth y otros poetas)

"Amsterdam" (1998) Editorial Anagrama - Panorama de Narrativas (premio Booker)
Molly Lane ha muerto a los cuarenta y seis años de edad. Era una mujer muy libre, muy seductora, y en su entierro se encuentran presentes los cuatro hombres más importantes de su vida: Clive Linley, músico famoso; Vernon Halliday, periodista y director de uno de los grandes periódicos del país; George Lane, su poderoso y multimillonario marido, y Julian Garmony, un notorio político de derechas, actual ministro de Asuntos Exteriores y candidato a primer ministro. Clive y Vernon son amigos desde los lejanos y felices años sesenta, y ambos fueron amantes de Molly cuando todos ellos eran jóvenes, idealistas y pobres. George, el marido, entró mucho más tarde en la vida de la fascinante mujer y jamás pudo poseerla del todo, excepto en el terrible período final, de descenso a los infiernos de la pérdida de memoria y la desintegración mental, en el que se convirtió en su implacable cuidador y carcelero. Y con respecto a Garmony, representante de la derecha más pura y dura y de todo lo que Vernon, Clive y Molly odiaron durante toda su vida, ni el periodista ni el músico pueden explicarse qué era lo que Molly veía en él, qué extraña relación les unía. Pero lo descubrirán pocos días más tarde cuando George, el marido, le ofrece a Vernon unas espectaculares fotos del futuro primer ministro vestido con unas excitantes ropas de mujer. Fotos tomadas precisamente por Molly y que serán el disparo de salida de esta feroz, cínica, mordiente fábula moral.

"Expiación" (2001) Editorial Anagrama
En la gran casa de campo de la familia Tallis todo parece fluir con apacible elegancia en el día más caluroso del verano de 1935. Pero el oído atento percibirá sutiles notas disonantes, una creciente tensión que estallará después de que Cecilia, la hija mayor de los Tallis, salga empapada de una fuente, vestida solamente con su ropa interior, mientras Robbie, el brillante hijo de la criada y protegido de la familia Tallis, la contempla... Un libro prodigioso, que va abriéndose como un juego de cajas chinas y que contiene muchas novelas: una romántica historia de amor imposible, una durísima narración de guerra y la novela que dentro de la novela escribe uno de los personajes. McEwan ha escrito su obra maestra.


"Sábado" (2006) Editorial Anagrama
Henry Perowne es un hombre feliz. Es un reconocido neurocirujano y está casado con Rosalind, una abogada de un importante periódico. Ambos disfrutan su trabajo, se quieren y quieren a sus hijos, un prometedor músico y una joven poeta. Es sábado, 15 de febrero de 2003, el día de las grandes manifestaciones contra la guerra de Irak. Henry se despierta, va hacia la ventana de su dor-mitorio y ve un avión en llamas que sobrevuela Londres muy bajo. Henry teme un accidente terrible, un ataque terrorista. Más tarde, escuchando la radio, sabrá que se trata de un aterrizaje forzoso. Y Henry volverá a dormir, y hará el amor con su mujer, y se irá luego a su partida de squash semanal. Pero la visión nocturna no ha sido sino el presagio de la realidad azarosa que irrumpirá en la plácida burbuja de su vida tan armoniosa...


" Chesil Beach" (2008) Editorial Anagrama
Tienen poco más de veinte años y se conocieron en una manifestación en contra de las armas nucleares. Florence es una chica de clase media alta. Edward, en cambio, pertenece a una familia que vive en la zona baja de la clase media. Ambos son inocentes, y vírgenes, y tras un largo cortejo se han casado. Es un día de julio de 1962, y el tsunami de la revolución sexual no ha llegado a Inglaterra. Edward y Florence van a pasar su noche de bodas en un hotel junto a Chesil Beach. Y lo que sucede esa noche es la materia con que McEwan construye su chejoviano, terrible mapa de una relación, del amor, del sexo, y también de una época, y de sus discursos y sus silencios.

viernes, 13 de febrero de 2009

Entre libros de película y películas de libros: El Lector





"El Lector" de Bernhard Schlink

Bernhard Schlink, juez alemán nacido en 1944 en Bielefeld, es el autor de esta novela, no muy conocida a nivel de gran público que, con lenguaje directo, conciso y sin adornos, nos despliega sobre el tapete las grandes contradicciones que las generaciones posteriores tienen que soportar sobre su pasado reciente y tempestuoso. Durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, Michael, un chaval de quince años, debido a una enfermedad conoce a Hanna, una revisora de tranvía mayor que él de la que se enamora. La relación se mantiene con una condición: para continuar viéndola, él debe leerle fragmentos de obras literarias antes de cada encuentro amoroso. Así transcurre su adolescencia, hasta que un día ella desaparece. El reencuentro entre la pareja se produce años más tarde, aunque esta vez tiene lugar en el banquillo de un tribunal al estar Hanna acusada por su pasado nazi. A partir de este momento, la novela da un giro espectacular y plantea las grandes incógnitas que han rodeado la vida de Michael. Así, el contraste de afectos de juventud con realidades monstruosas y la convivencia del lado oscuro con el luminoso de la personalidad está magistralmente tratado por Schlink, dentro de esta parte de la novela, que desempeña un papel preponderante en la trama. En el teórico desenlace, una vez que Berg –ya mayor- descubre el secreto de Hanna, se abren nuevas luces que parecen justificar internamente sus conductas. Pero el autor, como si de un auténtico bofetón en la cara se tratase, nos devuelve a la realidad de un plumazo y nos sume en el más absoluto de los silencios y en el mayor de los misterios de la personalidad. No es, pues, una novela al uso. La obra escrita por Schlink perturba. Y perturba en el sentido más estricto del término, puesto que irrumpe en la monotonía agrediendo, zumbando el entorno y haciendo preguntas que no tienen fácil respuesta. En esta relación insólita –individual a primera vista- se palpa y se respira algo peor: el drama colectivo del pueblo alemán de posguerra. La lectura de El lector es amenísima, pues el autor huye de florituras y composiciones literarias pantanosas. Es breve, no le sobra una frase, los diálogos son directos y francos, invitando a la reflexión en todo momento y con la tensión y la trama al dente.
"El Lector" de Stephen Daldry


Dir. Stephen Daldry
Guión David Hare (Novela: Bernhard Schlink)
Reparto Kate Winslet, Ralph Fienner, Bruno Ganz, David Kross, Alexandra Maria Lara, Linda Basset, Susanne Lothar, Matthias Habich, Ludwig Blochberger, Volker Brunch, Hanna Herzsprung
2009: Globos de Oro: Mejor actriz secundaria (Kate Winslet)
Drama. Romance. Nazismo
SINOPSIS: Cuando cae enfermo en su camino a casa desde el colegio, Michael Berg, un joven de 15 años, es rescatado por Hanna Schmitz, una mujer que le dobla la edad. Ambos comienzan un inesperado y apasionado idilio, hasta que Hanna desaparece inesperadamente. Ocho años después, Michael, convertido en un joven estudiante de derecho, vuelve a encontrarse con su antigua amante mientras está como observador en un tribunal donde se está juzgando a colaboradores de la Alemania Nazi. Hanna está acusada de un horrible crimen, y rechaza defenderse a sí misma. Michael, gradualmente, se va dando cuenta de que el amor de su juventud guarda un secreto que considera aún más vergonzoso que el asesinato...

Para ver el trailer
http://www.youtube.com/watch?v=KE9Fcz7uRo0

Y algo más sobre la historia, aquí
http://informativos.net/cine/the-reader-el-lector-estreno-el-proximo-13-de-febrero_51549.aspx


Yo, intentaré ver la peli este fin de semana, pero no descarto leer el libro...



Faulkner en el cine

Además de leer, me gusta el cine.
He encontrado algunas películas conocidas pero que no sabía que venían con el "sello Faulkner". Habrá que volver a ver alguna, desde la perspectiva que nos dio "Mientras agonizo". Recuerdo "El sueño eterno", "Han matado a un hombre blanco" y (cómo no) "El largo y cálido verano"...

Secuestro (1933) de Stephen Roberts. Película basada en la novela de W. Faulkner “Santuario”, protagonizada por Miriam Hopkins, Jack Larue y Willia Gargan.

Vivimos hoy (1933) de Howard Hawks. Basada en la obra de Faulkner “Turn about” y protagonizada por Gary Cooper, Joan Crawford, Franchot Tone y Robert Young.

The road to Glory (1936) de Howard Hawks. Película bélica, desarrollada en el contexto de la I Guerra Mundial y protagonizada por Fredric March, Warner Baxter, Lionel Barrymore y Gregory Ratoff.

Redención (1937) de Tay Garnett. Guión escrito por Faulkner, centrado en el trayecto de un barco cargado de esclavos. Con Warner BaxterWallace Beery, Elisabeth Allan, Mickey Rooney y George Sanders.

Gunga Din (1939) de George Stevens. Gran película colonial ambientada en la India protagonizada por Cary Grant, Victor McLaglen, Douglas Fairbanks jr., Joan Fontaine y Sam Jaffe.

Tener y no tener (1944) de Howard Hawks. La primera vez que se encontraron Lauren Bacall y Humpry Bogart en este espléndido título de cine negro basado en un relato de Hemingway que fue adaptado por W. Faulkner.

The Southerner (1945) de Jean Renori., que contó con la ayuda de Faulkner en el guión para mostrar su perspectiva de las plantaciones de algodón. Con Zachary Scott, Betty Field, J. Carrol Naish y Beula Bondi.

El sueño eterno (1945) de Howard Hawks. Otro clásico de cine negro escrito por Faulkner y protagonizado por Bogart y Bacall. Excelentes resultados con una liosa trama y brillantes diálogos.

Han matado a un hombre blanco (Intruder in the dust) (1949) de Clarence Brown.
basado en la novela de Faulkner “Intruso en el polvo”, cuanta las situaciones vividas tras la acusación injusta del asesinato de un hombre blanco por un hombre negro. Con Juanjo Hernández, David Brian, Claude Jarman jr. Y Porter Hall.

Tierra de Faraones (1955) de Howard Hawks. Hawks y Faulkner se van al Antiguo Egipto para contar una historia protagonizada por Joan Collins.

Angeles sin brillo (1957) de Douglas Sirk. Drama romántico en el mundo de los pilotos acrobáticos baasdol en la novela “Pylon”, de Faulkner. Con Rock Hudson, Dorothy Malone y Robert Stack.

El largo y cálido verano (1958) de Martin Ritt. La adaptación de varios relatos de Faulkner construyen esta película sobre un pirómano escapado de su propia fama. . Con Paul Newman, Orson Wells, Joanne Woodward, lee Remick y Angela Lansbury.

El ruido y la furia (1959) de Martin Ritt.
Ritt vuelve a adaptar a Faulker, ahora en un drama sureño protagonizado por Joanne Woodward y Yul Brynner.

Réquiem por una mujer (1961) de Tony Richardson.
Nueva versiñon de “Santuario” de Faulkner. Temple Drake interpretada por Lee Remick. También están Yves Montand y Bradfor Dillman.

Los Rateros (1969) de Mark Rydell. Basada en la novela homónima de Faulkner.
Steve McQueen es Boon, un asalariado que toma “prestado” el coche nuevo de su patrón y se marcha a Memphis. Le acompañan Ned, mozo encargado del establo y Lucius, un chaval de 12 años a punto de perder su inocencia. Los tres "rateros" hacen un viaje realmente salvaje que les lleva por todos los lugares posibles, desde un burdel a una espectacular carrera de caballos.

miércoles, 11 de febrero de 2009

On Chesil Beach: guía de lectura

Por gentileza de Random House. Examen el próximo día 6.

Desplegando con el hipnotizado, profundamente humano relato que ha escrito Ian McEwan, uno de los autores más queridos de su generación. On Chesil Beach captura una noche y dos vidas, heridad en un sorprendente punto de retorno. En escenas tensas y conmovedoras, los recien casados Florence y Edward navegan en su noche de bodas, enfrentandose con sus más grandes miedos y deseos. El año es 1962; se encuentran inmersos en una cultura cuyas expectativas sobre compostura y madured son altas, con roles claramente definidos e información sobre los misterios del matrimonio (sexual o de otro tipo) raramente compartida. Mientras contemplamos al marido y a la muyer vivir sus primeras horas de matrimonio, On Chesil Beach ilumina el frágil baile de intimidad, una oda obsesionante a los verdaderos yos que tan a menudo rehusamos revelar.

1. ¿Qué nos dicen las primeras lineas de la novela sobre Edward y Florence? ´¿Cómo cambiaron tus percepciones de ellos a través de las páginas siguientes? ¿´Qué detalles conoces sobre ellos que ellos mismos no revelan al otro?

2. ¿Es la libido de Edward realmente la principal razón por la que si le propone matrimonio, o hay otros factores implicados (quizas unos que él no admitiría para si mismo). ¿Las restricciones culturales contra el sexo antes del matrimonio benefician o perjudican las relaciones? ¿Se hubieran casado si la pareja se hubiese encontrado cuando las pastillas anticonceptivas dejaron de ser un rumor?

3. Edward reproduce en su mente las palabras "with my body I thee worship- con mi cuerpo yo te adoro" . ¿Cual era la intención al incluir esta fraseen la ceremonia escrita del matrimonio? ¿Cómo hace sentirse a Edward?

4. Ian McEwan describe el periodo en el que transcurre la novela como una era donde la juventud no era glorificada pero la madurez si. Tambien nos dice que Edward había nacido en 1940, mientras sus padres consideraban posibles resultados de la guerra con Alemania. En que punto paso a considerarse anticuada la solemnidad de Edward y Florence. ¿Qué contribuyó al cambio? ¿Cuales son tus recuerdos, o aquellos compartidos por familiares que vivieron la cultura emergente de la juventud en los años 60 y 70?

5. ¿Eran Florence y Edward incompatibles en otros aspectos además de los sexuales? ¿Qué dicen sus dificultades en la cama sobre su relación mutua? ¿O es sexo un aspecto aislado del matrimonio?

6. En el capítulo 2 se describe como se conocen Florence and Edward met; el primer párrafo nos dice que "Eran demasiado sofisticados como para creer en el destino." ¿Como describirias el tipo de amor que desarrollaron? ¿Qué es lo que les hizo creer que eran perfectos el uno para el otro? ¿Hay dos personas que sean perfectas la una para la otra?

7. ¿Que indica sobre sus objetivos la decisión de Edward de ir a Londres a la universidad? ¿Cual era el sueño de Florence sobre su futuro? ¿Era el matrimonio una gran necesidad social, como mujer? ¿Si hubiera permanecido con Edward, habría sacrificado necesariamente su carrera como músico clásico?

8. Compara la educación de ambos. ¿Como afectaron sus padres a sus actitudes hacia la vida? Las limitaciones de la madre de Eduardo, ¿cómo moldearon sus sentimientos en relación con mujeres y responsabilidad? ¿Estaba Florende drawn a la competitividad de su madre?

9. Hasta que punto era la diferencia económica entre los dos la fuente del problema? ¿Como se habria desarrollado la relacion, particularmente en este periodo de tiempo, si fuese Eduardo el conyuge con estabilidad financiera?

10. En el capítulo 4 se narra en momento en el que Edward dice a Florence que la ama porque es cuadriculada, no a pesar de ello. ¿Son sus gustos opuestos producto de su temperamento o de los episodios que han vivido? ¿Como entiendes la revulsión de ella hacia el sexo?

11. Comenta la localizacion de la novela, que da nombre al libro. ¿Cual es el efecto del fragil hotel que crea, y las permanentes olas rompiendo en una playa donde hace frio en Junio? ¿Que dice de los recien casados que este sea el escenario de su noche de bodas?

12. Al final, Edward explora varios "y si...". ¿Hubiera durado su matrimonio si el hubiese consentido en su petición de un arreglo platónico? ¿Que es lo más relevante para predecir si un matrimonio va a durar o no?

13. ¿Como se hubiesen desenvuelto Edward and Florence ene l siglo XXI? ¿Ha cambiado la naturaleza del amor en la medida en que la sociedas occidental ha evolucionado?

14. El autor nos dice que el matrimonio termino porque Edward era cruel, y mientra Florence huia de el, estaba al mismo tiempo desesperadamente enamoradoa. ¿Por que respondio Eduardo de la manera en que lo hizo? ¿Por que era tan dificil para ellos ser honestos sobre sus sentimientos? ¿Como hubieras reaccionado tu aquella noche?

15. Discutid la estructura de Chesil Beach. ¿Cual es el efecto de leer un argumento tan comprimido, oscilando una noche con los años de antes y despues de ella? ¿Que te ha parecido encontrar solo el punto de vista de Edward al final? ¿Cual hubiera sido el punto de vista de Florence?

16. Para Ian McEwan, ¿en que sentido/camino representa Chesil Beach una salida? ¿Como mejora los temas de sus novelas previas?

Charlando con Ian McEwan de Chesil Beach y de otras cosas...

Entrevista de Jesús Ruiz Mantilla a Ian McEwan publicada en Babelia:
Sentado ante la imponente chimenea de su casa en Fitzroy Square, mientras conversa y deja que el peso de la tarde le caiga encima sin encender ninguna luz, Ian McEwan parece disfrutar en la mágica penumbra de una conversación plácida e invernal. En su guarida, ante la recia mesa de madera y la vigilancia intensa de sus instrumentos, de su piano y su guitarra eléctrica, el silencio no se altera ni por el intenso tráfico londinense que ronda este lugar más que céntrico. Allí, cerca de la vorágine de Oxford Street, tiene su cálido refugio este escritor clave en las letras inglesas contemporáneas, ya acostumbrado a que el éxito sea un constante crescendo en su vida.
Pero, como buen escéptico, a McEwan (Aldershot, Reino Unido, 1948) le gusta tomar distancia. Huir para buscar, alejarse de la comodidad que le sonríe y explorar, empaparse en las esquinas de lo que no conoce para cargar pilas. Por eso preparaba hace días las maletas para dar la vuelta al mundo y alejarse un poco de todo lo que le pueda hacer caer en la autocomplacencia, que es la muerte de un escritor.
La prueba de que McEwan no se ha dejado sedar por la respuesta de un público y una crítica que le bendicen sin cesar es la calidad, la altura literaria que ha vuelto a conseguir con Chesil Beach (Anagrama), la nueva novela que aparece ahora en España y que está a la altura de sus mejores obras.
Tan turbadora, indagadora y exquisita como cualquiera de ellas, esta nueva novela prueba su robusta madurez como narrador. McEwan sigue proporcionando respuestas y fuerza a un género que él ha contribuido a enriquecer gracias a cumbres como Expiación, todo un clásico ya. Con la magnífica película de Joe Wright, además, entró este año en la carrera de los Oscar, y le ha proporcionado una segunda vida editorial bien rica, con 450.000 ejemplares vendidos en Estados Unidos a raíz de su estreno en los cines.
En su certero recorrido por el siglo XX, que le hizo pasearse por los alrededores de la Segunda Guerra Mundial entonces, McEwan se detiene ahora en otro momento clave: los años sesenta. Pero no en sus colores, sus explosiones voluptuosas o sus devaneos libertarios, que cambiaron el mundo para siempre, sino en su otra cara, en la oscuridad, la represión, el agobio y la pobreza moral que llevó precisamente a todo aquello. Dos personajes, Florence y Edward, recién casados, y una situación más que límite -su noche de bodas- sirven a McEwan para realizar uno de los retratos del amor y la pareja más devastadores que se hayan escrito en los últimos tiempos.

PREGUNTA. ¿Qué cambió en los sesenta para que viéramos el mundo de otra manera? Sobre todo en la pareja, que es algo que usted analiza casi obsesivamente.
RESPUESTA. Realmente representó toda una transformación. No sólo en el plano sexual, también en el de las relaciones personales. Cambiaron de una dimensión más formal a otra mucho más cálida. Poco a poco. Pero muchas de las cosas que pensamos que habían ocurrido en los sesenta en realidad pasaron en los setenta. No sólo tuvo que ver con la manera de relacionarse entre las parejas, también entre padres e hijos y otros aspectos de la vida privada. En el terreno sexual, no todo se limitó a las relaciones entre dos, se ampliaron los horizontes con las comunas, entró el instinto, probamos todo, el amor libre. Pero creo que, aunque cambiaron muchas cosas, en el fondo, otras muchas siguieron igual.
P. ¿Cuáles?
R. En el caso de las parejas jóvenes, el día que tienen que afrontar su primera vez, ocurre como siempre. Nos engañamos si pensamos que los adolescentes de hoy llegan al sexo sabiéndolo todo y relajados. Si tuviera que escribir Chesil Beach situada en la actualidad, hubiese elegido un matrimonio de musulmanes, por ejemplo. Lo que vemos en las revistas es una cosa, pero en privado, todavía, somos vulnerables, dubitativos, tenemos miedo.
P. En su obra se puede observar el mundo a través de sus personajes amantes. ¿Qué respuestas le da ese microcosmos que no puedan encontrarse desde una óptica individual?
R. Ese mundo resulta tremendamente conveniente para un escritor. No soy el único. Lo que ocurre entre dos amantes nos da muchísimas posibilidades, no sólo para indagar en el placer y el éxtasis, sino para describir la falta de entendimiento, los celos, la traición, la incomprensión mutua, lo trágico.
P. En Chesil Beach, precisamente, aborda la transformación de lo que puede ser placentero en puro patetismo. ¿No resultaba crucial que todo aquel mundo explotara de alguna forma?
R. Lo que no me gustaría es dar la impresión de que lo que les pasó a Florence y Edward fue general. Si así hubiese sido, no estaríamos aquí ninguno.
P. Menudo colapso, como el mundo perdido.
R. Es una historia que se refiere a un tipo determinado de gente, con una manera de comportarse. Para mí lo importante era meterme en su mente e intentar comprender a todos aquellos que tienen dificultades en la vida por ser incapaces de expresar fácilmente sus emociones. Te aparta no sólo de la gente, te desgaja del mundo y de tus propios sentimientos, no entiendes bien lo que te pasa. Florence no puede afrontar lo que le ocurre.
P. ¿Por orgullo, por represión, por frigidez...?
R. Porque se echa la culpa de todo. Toda la novela surge de una idea que tuve hace tiempo y que me obsesiona: cómo puede cambiar toda tu vida en un solo momento. Escribí notas hace tiempo, lo desarrollé en Expiación, en la que alguien era acusado de un crimen que no había cometido, pero incluso al terminarla, me di cuenta de que no la había desarrollado como quería. Seguí haciéndolo aquí.
P. En Expiación queda claro cómo ese momento cambia la vida de muchos, no sólo de una persona.
R. No lo desarrollé entonces como quería. En Expiación derivó en un escenario de gran época histórica. Chesil Beach es más íntimo, la desata un momento específico pero sin épica, sin cárcel, sin guerras alrededor. Y aun así, sigue rondándome esta idea.
P. ¿Hará otra?
R. No, no. Aunque da para muchas cosas. Un punto decisivo en la vida de cualquiera. Ahora sobre el pathos de un dormitorio.
P. Y el propósito de pintar un fresco sobre una época en la que reinaba la represión, otra moral, algo muy agobiante.
R. Deberíamos preguntarnos, además de todo eso, si también, pese a todo eso, perdimos algo. Hay cosas en esa chica tan tímida que se han desvanecido con ella. Una belleza extraña. Esa reticencia que desaparece con su marcha.
P. ¿Una pureza, algo platónico? Lo terrible en esa novela es que todos esos remilgos no les permiten ser felices.
R. Uno de sus problemas es que la mujer que representa Florence siempre sufrirá una presión, se ve obligada a decir no, queda ella como la que niega la felicidad resistiéndose al sexo. De hecho, Edward quiere casarse para acostarse, en aquel momento era para muchos el único camino.
P. En la novela quedan cabos sin atar, con una sugerencia decadente. ¿Le gusta que los lectores construyan sus propias respuestas?
R. Muchos lectores disfrutan sin querer saber. No les gusta que les resuelvas ciertas situaciones con desdichas. Y convence eso. Por mi parte, sería más fácil inventar todas las respuestas que sugerirlas.
P. Por ejemplo, se me ocurre preguntarle tras haber leído el libro: ¿el sexo no nos conduce a la grandeza?
R. Es extremadamente importante para todos nosotros. Pero después de toda una vida pensando en ello, la razón por la que no sigo siendo freudiano es porque me he convencido de que el sexo no lo es todo. Es perfectamente posible disfrutar de mucho sexo y ser absolutamente desgraciado. No lo es todo. No basta, de verdad. Cualquiera que se dé cuenta de esto, disfrutará de otras cosas.
P. Le ha salido una novela muy inglesa.
R. Creo que es la más inglesa de todas mis novelas. Me preocupa eso. ¿La entenderán en España, en Estados Unidos, en Italia?
P. Bueno, usted siempre le da vueltas a Inglaterra en sus novelas.
R. De hecho, yo creo que todas las novelas son locales. Escribir una obra universal es algo muy complicado, ambicioso. Nos gusta García Márquez, Cortázar, John Updike o Dostoievski porque son muy locales. Este libro, de todas formas, aun siendo muy local, ha tocado a mucha gente. Recibo muchas cartas, algunos me dicen que les he calcado su noche de bodas. Otros me cuentan que después de su primera noche hasta fueron al médico a ver qué hacían. Ahora me sorprende que la especie humana haya sobrevivido a ese momento sin acudir al médico.
P. Entre esa Inglaterra de la novela y la de hoy, ¿qué diferencias hay?
R. Bueno, era más marcada en la diferencia de clases, más blanca. Hoy, aquí, en el centro de Londres, te cruzas con todas las nacionalidades. Vivimos en un mundo más plural pero más fracturado. Parece un espejo hecho añicos. Quizás deberíamos haber recorrido todos esos cambios en 10 años y no de un día para otro. Pero, tampoco...
P. Hemos avanzado todos, al fin y al cabo.
R. Bueno, también nos hemos hecho más infantiles. Dura más la infancia en nosotros.
P. Todo se ha pospuesto. La famosa crisis de los cuarenta ahora entra a los cincuenta. ¿Por qué todo ocurre con 10 años de retraso?
R. Porque la gente vive más y mejor. Una sociedad que resiste en condiciones más duras no se puede permitir hijos de 13 o 14 años vagueando alrededor.
P. Me pregunto al leer su obra que oculta más su exhibicionismo autobiográfico que sus compañeros de generación o los escritores que admira, como Philip Roth y Martin Amis. ¿Dónde se esconde usted en sus personajes? Puedo imaginármelo entre sus mujeres también.
R. Las novelas son invenciones puras. Aparte de Sábado, que tenía sus datos autobiográficos, mis novelas no me requieren eso. No me atrae hacer lo que hizo Roth hace años, cuando contó su divorcio, por ejemplo, no me sale.
P. Pero creo que está haciendo algo en ese sentido.
R. Bueno, desde hace tiempo he intentado trabajar en unas memorias. Hice el primer capítulo, lo he dejado. En navidades estuve comprando regalos. Fui a una sección de memorias y había actores, estrellas de rock, escritores, futbolistas e inmediatamente todo ese deseo de escribir mis memorias se esfumó. No quiero compartir estanterías con famosillos de la tele, con chefs, nada. No quiero.
P. Así que se sale conscientemente de la corriente del presente más poderosa.
R. Ya, lo sé. Pero... En fin, pasará. En Inglaterra es una gran tradición más que una moda. No puedo aducir argumentos estéticos. Quizás, que prefiero un mundo que podamos reconocer, pero reinventado por nosotros mismos.
P. Está claro que la experiencia es materia narrativa. Pero una cosa es eso y otra cierta pornografía de la experiencia. Aunque le gustan esos autores que la exaltan.
R. Me gusta el realismo. Las leyes de la física mandando en los textos. Aunque quiero decirle que podré escribir una memoria, espero.
P. Será un acontecimiento, porque usted es un escritor famoso, aunque antes hará otras cosas por lo que veo.
R. Sí, de hecho acabo de empezar algo, aunque todavía no sé si lo acabaré.
P. ¿Cuándo se sabe si una novela será terminada o no? ¿Cuándo se convierte en un ser en sí mismo?
R. Diría que cuando has escrito un cuarto. Unas 25.000 palabras. Cuando llego a eso, reconozco ya una obra viva. Antes puedo abandonarlas fácilmente.
P. ¿Qué les pasa a ustedes, los escritores, en Inglaterra que parecen revueltos, irritados?
R. Que el mundo se ha vuelto irascible. Ser ofendido ahora supone entrar en un estado de gracia. No es sólo cosa de los musulmanes. Todo el mundo se ofende con mucha facilidad. Sobre todo, esa parte de los intelectuales más izquierdistas, que se muestran incapaces de pensar con matices, siempre dan muestras de dar a entender lo que deben pensar más que lo que creen. Hay un problema con la agresividad religiosa, la cristiana y la musulmana, también. Además contamos con una prensa volátil y caliente que lo revuelve todo y ante la que no se puede ser crítico con cosas.
P. ¿Con qué?
R. No se puede ser comprensivo con Estados Unidos. Hay parte de la izquierda que se alía con islamistas y se les olvida que estos odian a los homosexuales, a las mujeres, la democracia, el rock and roll...
P. Algunos cristianos también.
R. Y tanto. Pero ya que nosotros tardamos tanto en deshacernos de lo peor de la Iglesia, me irrita profundamente que tengamos que empezar con esto de nuevo, que haya intelectuales que no defiendan lo que les permite ser libres, y así algunos, como Martin Amis, Salman Rushdie o yo, nos llevamos las manos a la cabeza cuando escuchamos y vemos esas alianzas.
P. Eso no implica que ustedes defiendan situaciones como la de Irak.
R. No, ése es otro tema.
P. ¿Otro desastre?
R. Algo que nos enseña que si vas a hacer algo mal es mejor que no lo hagas. Y se ha hecho tan caóticamente, con tanto cinismo...
P. Entonces, en ese sentido, ¿sigue usted pensando que la retirada de las tropas españolas estuvo mal, como ha declarado?
R. Eso me sigue pareciendo mal. Porque aquello, en esa situación, dio alas a Al Qaeda. Tenía que ver con la oportunidad, con cuándo se hizo. Podía dar la impresión a los terroristas de que sus acciones pueden hacer cambiar decisiones de gobiernos democráticos. Sé que estaba en el programa del Gobierno que entró. Pero creo que debía haberse pensado dos veces, retrasar la decisión, enfriarla. Parecía así hecho que las muertes de Madrid eran consecuencia de aquello.
P. Los votantes de Zapatero no hubiesen entendido lo contrario. Porque en cierto modo se castigó a un Gobierno por haber entrado.
R. Lo entiendo, lo entiendo perfectamente. Fue una promesa electoral y ya está. Lo que digo es que tendría que haber pasado más tiempo. En aquellos días, los islamistas se emborracharon de triunfo, para ellos fue una victoria. Además, lo de que es una guerra ilegal... Kosovo también, Sierra Leona. No estoy seguro de que las razones legales sean siempre las más claras. Como carta de presentación, teniendo un programa de reformas sociales también, hacer eso en primer lugar fue visto como toda una capitulación.
P. Ahora parece que todo el mundo piensa largarse.
R. Irse de allí es dejar todo en manos de los islamistas. Es un desastre la situación. El problema es que Estados Unidos ha querido actuar de manera imperial, pero no en todo. Si de verdad quieres hacerlo, si te decides a invadir países, tienes que organizar los servicios civiles, ocuparte de todos los problemas, lo que hicieron fue dejar todo en manos de mafias que saquearan las ciudades, luego humillaron al ejército iraquí y se hicieron 400.000 enemigos de golpe. Se creían que podían ventilarlo en seis semanas y largarse. Donald Rumsfeld fue el auténtico responsable de todo el desastre, Cheney y Bush, después.
P. Veo que conserva sus instrumentos musicales. En Chesil Beach la música resulta clave para definir a los personajes. Entonces, en los gustos musicales se observaban brechas. Hoy todo es más rico, variado, se puede disfrutar de lo clásico y el pop sin que te miren mal. Para usted, ¿qué ha sido la música?
R. Para mí la música fue inseparable de todo en la adolescencia. Pertenezco a una generación musical. Íbamos a conciertos en bares. Un primo me llevó por 25 peniques a un pueblo, Gilford, en el que cinco tíos daban un recital en un hueco de la estación. Tocaban canciones de Chuck Berry y me alucinaron. Eran los Rolling Stones, justo antes de que grabaran su primer disco.
P. ¿De verdad?
R. Completamente cierto. Cantaban Carol, Route 66, emocionante. Por esa época, mis padres me regalaron uno de esos aparatos que tenían dos ruedas para grabar. Más tarde fui modelando mis gustos; después, en la Universidad, descubrí el jazz, el bebop, a Miles Davis, Charlie Parker, Coltrane, el jazz que se hizo entre 1950 y 1965. Después me aficioné a la clásica y ahora pocas cosas me emocionan tanto como Bach o Schubert. Del pop, a partir de los ochenta, perdí el interés en nuevos grupos, salvo algunos como Radiohead u Oasis porque me recordaban a los Beatles. Literariamente, me ha servido. En Chesil Beach, la música pone de manifiesto las diferencias entre dos mundos.
P. ¿Pero usted toca?
R. Tocaba la flauta.
P. En la música también se pueden encontrar varias respuestas para las estructuras literarias. Usted cuida las estructuras de sus novelas. ¿Le interesa esa relación entre ambos mundos?
R. Bueno, me interesa la forma de la sonata, tan importante para la literatura. Dos temas sobre los que se da vueltas y se desarrollan y una coda. Me atrae. La sonata es perfecta. Una vez que la comprendes, no la puedes abandonar en la vida.
P. Es la manera que mejor puede ayudar a articular un discurso.
R. Exacto, lo que decíamos, el desarrollo de dos temas paralelos hasta ir modulando algo.
P. ¿Escribe con música?
R. No. Me gusta tanto que me distraería. Pero, volviendo a la estructura de las obras, es importante concebir una fuerte base arquitectónica para desarrollar una novela, resulta necesario moldearlo todo, una figura. Hay una tentación que persiste en mucha gente, la de obviar la forma en la novela y eso me parece un error. Para los lectores creo que existe un metaplacer, puede que inconsciente, de disfrutar de algo que tiene una forma. Siempre debemos tener cuidado de que no nos esclavice.
P. ¿Para no oprimir la lectura?
R. Sí, para no pasarse de academicista. Porque en esa forma, lo que debe respirar es la vida de una obra. Nunca debe dominar el contenido. La estructura debe ser discreta.
P. Expiación es una novela con una estructura complicada para ser llevada al cine. ¿Usted quedó contento con la versión de Joe Wright?
R. Sí, mucho. Sabía que era muy difícil, además para una película tan cara. En este caso, el director lo ha resuelto muy bien, sobre todo en la primera parte.
P. ¿Los actores también le han convencido?
R. Sí. Keira Knightley interpreta a Cecilia de una manera muy fría, como si fuera una princesa de hielo, una visión que no es la que yo le doy al personaje en la novela, pero que funciona sobre todo en la escena de la biblioteca. La primera parte, los actores la convierten en algo mágico, los gemelos, la niña que interpreta a Briony es excepcional. Así que, en conjunto, me ha gustado mucho. Mi participación en la película ha sido mínima, sólo como productor ejecutivo. Al principio me impliqué con Christopher Hampton y con el director en el guión, pero una vez que empezó el rodaje, fui a alguna sesión, pero no me metí en nada.
P. ¿Ha sido Expiación una novela clave en su carrera?
R. No tanto, fue muy bien acogida, desde luego.
P. ¿Y eso no le pesó para las que han venido después?
R. A nadie le gusta pensar que su mejor obra ha quedado atrás. Te lo planteas, pero... Llega un momento en que un novelista acepta que a lo mejor no puede escribir tan bien como había soñado. El cerebro no siempre responde. Muchos incluso se deberían plantear dejarlo por eso, como lo puede hacer un político. Pero lo más común es que en cada novela sigan pensando que pueden superarse. Yo me planteo que todavía hay temas en los que quiero indagar.
P. Sigue ilusionado como escritor, entonces. Se considera un joven talento.
R. Bueno... Estoy a punto de cumplir sesenta. Una nueva juventud. El día que escriba una novela terrible, quizás me diga que debo retirarme. Pero lo más seguro es que quiera redimirme con otra, así que no sé. Muchos de mis lectores sólo me conocen por el trabajo de los 10 o 12 últimos años.
P. Hubo un McEwan anterior, más salvaje.
R. No tan diferente. Las novelas de los ochenta, Niños en el tiempo, Los perros negros o Amor perdurable, no eran macabras, como me definían al principio. Muchos me dicen que la mejor es Niños en el tiempo, eso me impresiona todavía más.
P. ¿Se considera un novelista clásico?
R. ¿En qué sentido?
P. Alguien que confía tanto en ese género como expresión artística que no lo abandona nunca, persiguiendo la novela perfecta.
R. Muchos creen que la novela perfecta es Madame Bovary. La releí hace dos años y pensé: no lo es. Madame Bovary ha muerto. Es como si Flaubert no la hubiese dejado hasta ahora. Se nos ha condenado a una especie de sadismo narrativo con ella. Dicen que cuando Emma muere, Flaubert lloró. Ahora entiendo por qué no me gusta. Estaba demasiado implicado en la historia. Debería haber permanecido mucho más frío, distante, con algo de hielo.
P. Una distancia como la que Cervantes mantuvo en el Quijote, por ejemplo. El hielo de la ironía.
R. Graham Greene decía que todo escritor debería tener un cubito de hielo en el corazón.
P. Pero eso de la novela perfecta es muy discutible. Para unos puede ser Guerra y paz, para otros, el Quijote o Cien años de soledad...
Para usted, ¿cuál se acerca más?
R. Para mí es Ana Karenina. Quizás la novela perfecta del siglo XIX.
P. ¿Y del XX?
R. Varias. Las de John Updike del conejo, el Herzog de Saul Bellow.
P. ¿Han sufrido los escritores ingleses de su generación complejo frente a los americanos?
R. No, no creo.
P. A lo mejor el hecho de que muchos les consideraran mejores les motivó a ustedes.
R. Para nosotros, la mayoría de ellos han sido figuras paternales, contra las que no competíamos. Updike, para mí, es una figura patriarcal. Los que son de nuestra generación nos acompañan, Tobias Wolff, Richard Ford, Don DeLillo... Aunque en los setenta, cuando empecé a escribir, no había entre nosotros nada comparable a Norman Mailer o Philip Roth. Nada comparable a su ambición, su energía...
P. A lo mejor ustedes ya sienten el aliento de los más jóvenes narradores ingleses detrás con ganas de matar al padre.
R. Espero.
P. ¿Y quién puede permitirse ese lujo?
R. Hay varios, hay un gran panorama de narradores entre los treinta y los cuarenta en el que, para mí, sobresale Zadie Smith, claramente. Toda una figura a tener en cuenta.
P. Y en el panorama de otras letras, ¿existe algún vínculo común que pueda describir la literatura que se hace hoy en Occidente?
R. No podría dar una respuesta muy precisa. Quizás que la literatura europea todavía sufre un mal posexistencialista. Suelo retar a mis amigos alemanes a que me hablen de alguna novela que haya retratado bien la Alemania de después de la caída del muro y me dicen que eso es cosa de los periodistas, que la literatura está para asuntos más importantes. Yo creo que eso es una chorrada. Una chorrada existencial. Deberíamos ya tener una gran novela sobre la Alemania dividida que salga de ellos. ¿Se imagina a Bellow o a Roth sin haber escrito de aquello si lo hubieran experimentado? Debemos contextualizar. En Expiación hice un esfuerzo por eso, por contextualizar.
P. ¿Por saber hacia dónde va la novela?
R. Hacia dónde si seguimos por Virginia Woolf o si redescubrimos o reinventamos el siglo XIX para enfocar el XXI. Me preocupa el hecho de que se haya perdido el interés de muchos por la invención de personajes. Muchos piensan que el personaje, como motor narrativo, ha muerto. Pero si quieres investigar la naturaleza humana, ¿cómo lo vas a hacer?
P. De todas formas hay mucha competencia. Lo normal es pensar que la novela es el género que más profundiza en la naturaleza humana y sus aristas. Pero eso parece haber cambiado con otras obras de arte como Los Soprano, sin ir más lejos. ¿Qué opina? ¿No es eso toda una novela que se ha colado en la televisión?
R. Me encantan Los Soprano, pero adentrarse en la total intimidad de una novela con otras disciplinas creativas no hay nada que lo haya conseguido. El problema es que se escriben muchas novelas que aburren.
P. Quizás se baja el nivel y se publica demasiado. ¿Han abaratado los editores la importancia de la buena literatura?
R. Probablemente, y tan sólo por cubrir las cifras.

Ya me diréis qué os ha parecido...

martes, 10 de febrero de 2009

Ian McEwan: Amsterdam, guia de lectura

En esta página hay guias para grupos de lectura. He empezado a leer Amsterdam (Marta, me parece que El proceso verbal va a quedar para una mejor ocasión) y me ha parecido interesante.

Voy a darle una vuelta a ver de que otros libros apetecibles hay guias de lectura

On Chesil Beach: leido

Posiblemente, el libro que más me ha gustado de entre todos los que hemos leido.

Y no creo que os disguste a las demás. Mantiene la tensión como Larsson (estás deseando que llegue el final, a ver qué pasa). Divertido el juego entre los puntos de vista de los dos personajes: no se me quitaba la sonrisa de la boca (¡qué pobres!). Trata sobre casos reales, que, aunque no corrientes, todas hemos oido (en este momento estoy pensando en dos; uno de ellos, nos lo han contado hace poco, Cristina. ¿Adivinas?). Y con mucho para comentar (Marta, no te vas a librar de darnos prolijas explicaciones). Me ha llamado la atención el final, se podría pensar que hay una parte que no cuenta, pero le veo una explicación. A ver si acabais una pronto para comentarlo.

Me parece que me lo voy a comprar en castellano para releerlo a la luz del interesante artículo del New York Times, que espero ir traduciendo poco a poco.

En su página web podemos encontrar información muy interesante. Concha, ¿estará alguno de estos libros en la biblioteca de la uni?