lunes, 26 de enero de 2009

Von Rezzori: otra propuesta para el proximo mes

REZZORI, GREGOR VON

Gregor von Rezzori (1914-1998), hijo de una familia cosmopolita y aristocrática, nació en Czernovitz, capital de la Bucovina cuando era una provincia oriental del imperio austrohúngaro. Estudió en la Universidad de Viena y vivió también en Bucarest, en Berlín, en París y en Italia. Personalidad polifacética, al margen de su actividad novelística fue periodista e ilustrador y realizó incursiones en la radio, la televisión y el cine (como guionista y como actor).

CUANDO LA HISTORIA NOS REVELA EL ODIO
DESMOND CHRISTY
Gregor von Rezzori, quien ha fallecido a la edad de 83 años, escribió varias novelas en las que recrea un mundo destruido por el odio, sentimiento contra el cual él acabó rebelándose. El autor recuerda la ocasión en la que su padre entró en su cuarto, cuando Hitler ya había ascendido al poder, con una revista en cuya portada aparecía la foto de éste. «Hemos perdido nuestra Austria», dijo su padre. «Alemania es la nueva estrella. Pero mira esta cara. ¡No pienso ser su lacayo!».

A pesar de que su padre despreciaba la cara de Hitler, compartía su antisemitismo, que contribuiría a la destrucción del mundo en el que el joven Rezzori creció, una región (Bukovina) del imperio austrohúngaro donde vivían rusos, judíos, alemanes, rumanos y comunidades de gitanos. «Tengo la Babel de esta fabulosa tierra en mis oídos: rumano, ucraniano, alemán, yídish, polaco, magiar, armenio...», diría más tarde.

Gregor von Rezzori nació en Cernovitz, ahora llamada Chernovtsky, en Ucrania, donde el antisemitismo era un sentimiento muy antiguo. Sin embargo, el odio que su padre sentía contra los judíos respondía quizá a su esnobismo y sus aires de aristócrata, tema recurrente de su obra literaria.

Tal como cuenta Von Rezzori en su novela más conocida, titulada irónicamente Memorias de un antisemita, los orígenes aristocráticos de los Rezzori, al contrario de lo que pretendían, no son muy claros.

Después de pasar su infancia yendo de cacerías con su padre en Bukovina, Rezzori hizo estudios en Leoben y en Viena. Se trasladó a Bucarest, donde trabajó de ilustrador -más tarde él mismo ilustraría su libro Cuentos de Magrebinia (1953)-, pasó una temporada de vuelta en Viena, entre 1934 y 1936, y a continuación se marchó a Berlín. Durante tres años evitó ser llamado a filas gracias a su pasaporte rumano; luego logró retrasar su marcha al frente hasta el fin de las hostilidades.

¿Por qué no quería combatir? Al principio Von Rezzori pensaba que el nazismo era maravilloso y creía en la gran Alemania y en la superioridad de la raza blanca. Sin embargo, tenía numerosos amigos judíos y se había enamorado de varias mujeres judías. El Anschluss (Anexión) de 1938 lo había conmocionado profundamente. Entonces se percató de que la mayoría de sus amigos eran judíos: «La idea de la gran Alemania, de la superioridad de la raza blanca, todo aquello que en un principio me parecía claro, de repente pasó a ser aberrante, terrible y espantoso».

Tras la guerra, Von Rezzori trabajó en Hamburgo durante una temporada, redactando propaganda antifascista en una estación de radio local, y escribiendo guiones de cine para productores alemanes e italianos. En los años 60 se estableció en la Toscana, tras haber contraído matrimonio con Beatrice Monti della Corte, compañera perfecta para un hombre que amaba los placeres de la vida, que tenía algo de dandi.

Von Rezzori hablaba de los grandes escritores, en particular de los escritores del pasado, como si fuesen sus amigos íntimos: «Mi buen amigo Goethe; mi colega, Schlegel». Y en cierto sentido lo eran.

Von Rezzori, como Moravia, entendía el género de la novela como la perfección de la autobiografía. En sus libros se escucha la voz tamizada, humana e irónica de la memoria. Sus libros conservarán los recuerdos de todas las personas que amó, de aquel mundo de la infancia perdido para siempre, y nos mantendrán alerta contra los odios que la historia guarda para destruirnos.

Gregor von Rezzori nació en Chernovtsky (Ucrania) el 13 de mayo de 1914 y murió en Toscana el 23 de abril de 1998.


WIKIPEDIA

Nació en Czernowitz, en Bucowina, el 13 de mayo de 1914. Hijo de una noble familia cosmopolita de ascendente predominantemente austríaco e italiano, vino al mundo un mes antes del estallido de Sarajevo, en un rincón perdido del imperio de Francisco José. Creció en Rumania y en Austria, sin terminar ninguno de los estudios que emprendió. Vivió largo tiempo entre Berlín, Munich y Hamburgo para
establecerse más tarde en la Italia central.
Gregor von Rezzori ha impregnado de un cosmopolitismo iridiscente (y a menudo burlesco) sus numerosas actividades; ha sido periodista y escritor, pero también dibujante e ilustrador y ha hecho también incursiones en los ámbitos de la radio, la televisión y el cine (como guionista y como actor). Como no podía explicar en pocas palabras sus complicados orígenes, se inventó una patria, «el muy grande y glorioso país de Magrebinia», un calidoscopio balcánico con un marcado acento oriental y algo de la herencia de los Habsburgo, sobre el que ha narrado aventuras, fábulas, anécdotas y ha descrito sus héroes y sus canallas en un libro, Maghrebinische Geschichten (1953), que fue muy bien acogido tanto por la crítica como por el público.

Tras la novela Ödipus siegt bei Stalingrad (1954), ambientada en un Berlín al borde del abismo, Rezzori regresó al escenario de la infancia, pero explorándolo y dilatándolo hasta darle una dimensión de patria universal, con Un armiño en Chernopol [Ein Hermelin in Tschernopol, 1958], su libro más estimulante y más denso, una novela que alcanza el umbral de la lírica y la épica, pero que se inclina voluntariamente hacia lo grotesco. La narración (más que la trama), llena de páginas sublimes, sostenida por una prosa elegante y muy sabia, se mueve alrededor de tres polos: la sensibilidad infantil («Ninguna infancia es bella, ninguna infancia es feliz y ni siquiera la nuestra podía serlo»), el escepticismo del prefecto, el señor Tarangolian («En Chernopol reina soberana la indiferencia que nos hace incrédulas respecto de todo y de todos, salvo hacia uno mismo») y el idealismo anacrónico de un oficial de los húsares, el mayor Tildy, el «armiño» destinado a la derrota y a la destrucción. En otro libro muy ambicioso, Der Tod meines Bruders Abel (1976), Rezzori derrochó hasta el virtuosismo su talento para mezclar tonos, tempos, ritmos y estilos para reunir, en un espacio de conmemoración del yo. Los restos y los pedazos dispersados a lo largo del
itinerario de su vida, en un recorrido efímero. Y no obstante marcado por figuras femeninas soberbiamente retratadas, y por episodios histórico-fantásticos contados con una rara eficacia. Cabe citar también la obra Memorias de un anstisemita. Además de otros libros que retoman el filón de la saga «magrebínica» Rezzori ha publicado volúmenes de artículos y ensayos y un reportaje, Die Toten auf inhre Plätze!, (1966), sobre sus experiencias de actor en México, al lado de Brigitte Bardot y Jeanne Moreau, en el rodaje de la película ¡Viva María! De Louis Malle.

LITERARY WORKS
Rezzori began his career as a writer of light novels, but he first encountered success in 1953 with the Maghrebinian Tales, a suite of droll stories and anecdotes from an imaginary land called "Maghrebinia", which reunited in a grotesque and parodic key traits of his multicultural Bukovinian birthplace, of extinct Austria-Hungary and of Bucharest of his youth. Over the years, Rezzori published further Maghrebinian Tales, which increased his reputation of language virtuosity and free spirit, writing with wit, insight and elegance.[1]

Other novels, such as The Death of My Brother Abel, Oedipus at Stalingrad, or The Snows of Yesteryear, recording the fading world at the time of the World Wars, have been celebrated for their powerful descriptive prose, nuance and style.[2]

Von Rezzori first came to the attention of English-speaking readers with the 1969 publication of the story "Memoirs of an Anti-Semite," in The New Yorker. On this occasion, Elie Wiesel, who was born in Bukovina's neighboring Maramureş, wrote:

"Rezzori addresses the major problems of our time, and his voice echoes with the disturbing and wonderful magic of a true storyteller."[3]

In his Guide for Idiots through the German Society, von Rezzori also used his noted taste for satire. Although he was not unanimously perceived as a major author in the German-speaking area, his posthumous reception has arguably confirmed him among the most important modern German-language authors.[2]



LA GRAN TRILOGÍA (904 pag.) - Anagrama
Si las Memorias de un antisemita son una reconstrucción irónica y evocadora de la vida de un aristócrata nacido durante la primera guerra europea, y una reflexión, desconfiada e inquieta, respecto de la «diferencia», y si Flores en la nieve es la recreación de un mundo que, aunque desaparecido con la Segunda Guerra Mundial, todavía hoy sigue siendo motivo de nostalgia, Un armiño en Chernopol –novela galardonada con el prestigioso Premio Fontane– es un grandioso fresco social de la Europa de entreguerras ambientado en una ciudad «imaginaria» inspirada en la Chernovitz natal del autor, donde se dan cita un sinnúmero de etnias y lenguas, y los personajes más variopintos. Considerado por algunos el Proust de la lengua alemana, Gregor von Rezzori recupera un fragmento de aquella Europa mítica, y lo hace con un lenguaje desbordante. Claudio Magris, en su introducción, apunta que fue «un extraordinario poeta de ese hiato que, para el hombre moderno, se abre entre el yo y la vida». En la Europa de nuestros días, resulta asombrosa la actualidad de este paisaje y la vigencia de sus reflexiones. En resumen, un gran libro, una trilogía imprescindible reunida en un libro, de acuerdo con su viuda Beatrice Monti della Corte von Rezzori, por primera vez.

FLORES EN LA NIEVE (344 pag.) – Anagrama
Un personal y brillantísimo ejercicio autobiográfico del último heredero de la dinastía centroeuropea de Roth, Schnitzler, Hofmannstahi y Musil. El autor perfila su autorretrato a través de una serie de personajes interpuestos, seres que lo amaron y lo marcaron para siempre. El libro recrea, con sutileza, ironía y sensualidad, un mundo ya desaparecido, un mundo cosmopolita que la Segunda Guerra Mundial borró de los mapas.

UN ARMIÑO EN CHERNOPOL (382 pag.) - Anagrama

MEMORIAS DE UN ANTISEMITA (304 pag.) - Anagrama

3 comentarios:

myssja dijo...

Que eficacia!

myssja dijo...

Ya he empezado, y hace unas descripciones de personas muy buenas a mi parecer, no me gusta eso de que muchos nombres sean ficticios y suenen a ficticios.

myssja dijo...

Un trocito que me ha tocado de "Un armiño...":"Nos habíamos ganado sobre todo el cariño de una tal señora Morar, una mujer de una fealdad tan horripilante que rozaba lo monstruoso, y a la que de vez en cuando llamaban para que ayudase con la gran colada, aunque con su cháchara, que no conocía límites, seguramente era más un impedimento que una ayuda. Pero, como era viuda y con tres hijos todo el mundo la compadecía. Ayudarla era un acuerdo que nunca nadie discutió y que llegó a a ser una institución, pese a que sus hijos ya era bien adultos y trabajaban - uno de ellos, incluso, era conductor del tranvía- y a que la señora Morar acabara gastando absurdamente el sueldo en hacerse reemplazar con dientes de oro una dentadura natural y perfectamente sana . El marido, un borracho, se había matado de un tiro."